viernes, 11 de julio de 2025

Comida de fin de curso.

 Vas conduciendo hacia la cita pensando que podría ser, por ejemplo, 1988 o 1990, un sábado a las 2 y algo de la tarde, todos en el Seat Panda beig de tu padre, camino de la playa tras cerrar la ferretería. Comeríamos bajo la sombrilla lo que mi madre hubiera preparado, leerías algún libro hasta la hora de bañarte tras hacer la digestión. Pasearías después con tus hermanos o tu madre hasta la playa nudista. De vuelta a casa, quizá os comprarían un cucurucho de turrón en alguna heladería. Recordaríais aquel día en que erais pequeños, tus padres os contaron que el hotel de Arenales del Sol estaba cerrado, tu hermano tocó el timbre del interfono para comprobarlo, alguien contestó y salisteis corriendo.

Ya no hay casas de campo por el camino o están abandonadas entre la maleza, esas casas que te hacían pensar quién viviría o veranearía allí, en el campo, pero tan cerca de la playa. Podría ser también el año 2003, estarías a punto de cumplir los treinta en septiembre, te acabarías de comprar un Fiat Punto gris y trabajarías en verano en la oficina de turismo de Arenales del Sol. Todos estos edificios que ahora ves, no existirían. De hecho, es que no recuerdas para nada esta avenida y todas estas rotondas, aunque hace tiempo que no vienes.

Siempre que vas a la playa esperas ver, aunque estés en otro sitio, la Isla de Tabarca a la derecha y Alicante con el castillo de Santa Bárbara, a la izquierda. El mar, para ti, va asociado a este lugar. Si hay mar, pero no está Alicante ni Tabarca, es muy extraño.

Podría ser 1988 o 2003, pero es 2025 y vas a la comida de departamento para despedir a Maribel y Alicia, que se trasladan a otro instituto. Llegas pronto, como siempre, eres una exagerada de la puntualidad. Consigues aparcar tras varias vueltas y, al salir del coche, te esperas una bofetada de calor, pero te encuentras con una brisa marina fresca, casi a las 2 de la tarde.

Llamas a Alicia, quien te dice que ya va, que se va a poner unas chanclas para bajar y se guardará las cuñas en el bolso, para después. “¿Es que había que llevar tacón? Yo he venido en deportivos.”-dices, con tu habitual torpe aliño indumentario, que diría Machado. Desde luego, la manera de vestir no es algo compartido. En eso sois el día y la noche. Llegas al restaurante, te quedarías a vivir en la terraza todo el verano, con lo fresco que se está. Los camareros y la gente te ignoran, pero te da igual, porque no tienes prisa mientras no aparezcan los demás y porque se está fenomenal allí.

Llega Alicia, que es la que ha reservado, nos pasan a nuestra mesa y nos sentamos. Luego vienen Maribel, Mari Carmen y Álvaro. A continuación, aparecen Marga, Maite, Jésica y Ana. Faltan cuatro compañeras más, que no han podido asistir. Es curioso, lo diferentes que sois y el buen equipo que formáis y la relación personal que, al cabo de los años, tienes con cada uno de ellos.

A Maribel te une sense and sensibility, el sentido común y la sensibilidad, como todos los Virgo. A Álvaro, que también es Virgo, el silencio compartido. Podéis estar mucho rato en silencio, sentados en una mesa mientras los demás hablan, leyendo o trabajando, sin ningún problema. Sin sentiros incómodos. No habláis mucho porque sois introspectivos. Pero te encanta que, cuando por fin habla, demuestra que te ha estado escuchando y te ha entendido. Marga es un poco también así: callada y reflexiva, comedida. Parece que no esté, como Álvaro, pero sí que está y se nota en el trabajo.

Mari Carmen y tú tenéis en común el sentido de la responsabilidad, a veces muy apegado al cumplimiento de las normas, a cómo hay que hacer las cosas. A Alicia también te une la responsabilidad, y, para equilibrar la balanza, el humor, el cotilleo sano cuando os juntáis todas en los recreos, hacéis terapia de grupo y, de paso, os contáis algo más emocionante. En el departamento cada una tiene su sitio alrededor de la mesa y van surgiendo desde distintos puntos los temas de conversación.

Con Maite, además de cotillear en los recreos, como con el resto, trabajas muy bien en el aula de convivencia, tenéis puntos de vista parecidos y sois bastante equilibradas. Quizá con Jésica sea con la que más hablas, porque coincidís en alguna hora complementaria en el departamento, a solas. No siempre estáis de acuerdo, pero os entendéis cuando os contáis las cosas. A Ana estás empezando a conocerla, después de cinco años, ese corazón tan grande bajo una roca. Tenéis en común un carácter que se enciende de un chispazo y la suerte, hasta ahora, de que, cuando una se dispara, la otra no, y evitáis el choque directo. Luego habláis mucho y lo arregláis todo. Incluso dirías que, a veces os protegéis una a la otra, aunque eso no lo reconoceréis nunca porque os hacéis las duras.

Ya estáis todos, Alicia y Maribel están mirando la carta y proponiendo aperitivos. Nos toca relajarnos un poco, tras otro duro curso. Ya llegará septiembre para volver a meternos en clase a luchar contra corriente tras tu cumpleaños, el de Álvaro y, un poco después, el de Maribel.


martes, 17 de junio de 2025

17 años.

 En 17 años caben muchos viajes por tierra, mar y aire. Caben muchas comidas, cenas y desayunos. Atardeceres maravillosos, como los de Cantabria, pero también recuerdo otros, no menos memorables, en Los Pirineos o en Zamora, al lado de la catedral. Hay muchas excursiones senderistas con ríos en los que mojar los pies y mares en los que nadar en islas ya no tan perdidas del mundo. Y también pasar frío en agosto con chaqueta en las que aún siguen perdidas, aunque se pueda llegar en ferry en medio de la tormenta, con las cascadas cayendo por todas partes. 

Hay círculos antiguos que no son Stonehenge, más íntimos y desconocidos, pero también está Stonehenge con avutarda y tirarnos en el césped de Bath a contemplar cómo una asiática hace posturitas para sus redes sociales y nos reímos. O hablar con una china en inglés en una bodega de Oporto y volver andando con ella hacia el centro. Tomar algo con unos argentinos en Galway, subir los escalones de las islas Skellig en las que las gaviotas roban sandwiches a los turistas y tomarnos un café irlandés en Portmagee mientras nos contamos la vida. 

En 17 años caben también cosas malas, como operaciones, visitas a hospitales,  muertes de familiares y hasta una pandemia. Sin embargo, las desgracias compartidas parece que lo son menos. 

Hay noches de luna llena paseando por Santa Pola y noches en las que salir huyendo de un camping donde estábamos solas para acabar en un spa. Y otras noches perdidas en pueblos de Cornualles, donde no funciona bien el GPS y no se sabe cómo volver al B&B. Cuando te asustas, yo no. Cuando me agobio, tú no. Y así vamos encontrando el camino en nuestras aventuras. 

No me perdería ni un solo minuto de los que he vivido contigo. Y quiero 17 años más que compartir contigo. 


martes, 10 de junio de 2025

La melancolía de fin de curso.

 

Tarde de evaluaciones. El profesor de castellano está tocando el piano en el aula de música. Es una composición que me recuerda la melancolía de los finales de curso, cuando ya no hay alumnos en los pasillos ni en las aulas, pero aún estamos en el instituto, pasando calor y trabajando. Estoy a punto de entrar y preguntarle si me puedo quedar a escucharlo, pero no quiero interrumpir, porque está solo y concentrado, así que, vuelvo al Departamento de inglés.

jueves, 1 de mayo de 2025

Vuelve a ser 1 de mayo.

 Te he escrito ya tantas veces en el blog, que no sé qué decirte. Pero vuelve a ser 1 de mayo, vuelve a ser tu cumpleaños y, por primera vez desde que te conozco, nos vamos de viaje para celebrarlo. Y eso que he perdido la cuenta de todos los viajes que hemos hecho en los últimos 17 años, los monasterios, iglesias, castillos, pueblos, ciudades, museos que hemos visitado, los kilómetros recorridos en cinco coches que hemos tenido (y los que hemos alquilado), los ríos surcados en barco, las dos veces que hemos remado (y ha salido fatal), los restaurantes y bares donde hemos comido, los hoteles en los que hemos dormido, las películas que hemos visto en el cine, las veces que hemos ido al teatro... Y las peleas que hemos tenido, que también han sido unas cuantas. 

Aunque tú no lo sepas, has estado conmigo muchas veces en clase, cuando miraba por la ventana y recordaba el último viaje que habíamos hecho. Aunque tú no lo sepas, has estado conmigo en el coche cuando escuchaba alguna de las canciones que me habías grabado, yendo a trabajar.  Aunque tú no lo sepas, he esperado tu coche verde o rojo antes de que me dijeras que venías y te he mirado desde la ventana, para que no te pasara nada, cuando te marchabas. Aunque pienses que no, sí quiero irme de viaje contigo. 

Me gusta contarte cosas y que me cuentes, me gusta el silencio también cuando cada una va pensando en sus cosas. Me gusta lo bien que lo organizas todo y lo detallista que eres. Me gusta cenar contigo en los hoteles, pero no en los hospitales. Y también me gusta desayunar contigo. 

Eres una gran persona y te mereces lo mejor, espero que tengas un gran año y, el próximo, lo volvamos a celebrar. Un abrazo.



domingo, 27 de abril de 2025

14 años.

 Hace 14 años estábamos también de vacaciones de Semana Santa y estábamos todos deseando verte. Durante tus primeros años, pensaba cómo serías cuando llegaras a la adolescencia, lo que te diría cuando ya hablaras y me pudieras entender, las conversaciones que tendríamos, lo que pensarías de lo que te había estado escribiendo durante meses y años, desde mucho antes de nacer. El Sergio del futuro estaba en clase conmigo, podrías ser como alguno de mis alumnos, siempre el mismo modelo, por su puesto: formal, educado, que sacara buenas notas. No iba a consentir que un sobrino mío fuera un golfo redomado, porque me iba a enfadar mucho. Menos mal que, por ahora, has salido bastante parecido a como yo te imaginaba...

Me gusta que te gusten los idiomas y viajar, no sé si he contribuido en algo en ello al hablarte en inglés cuando eras muy pequeño. Espero que sea verdad lo de que los nacionalismos se curan viajando y se te vaya quitando, poco a poco, esa parte retrógrada que no nos gusta a tu madre ni a mí, pero es la que está de moda en tu generación. Espero que gane la parte sensible del amor a los animales, de la curiosidad de descubrir cosas, como cuando os estuve contando el modernismo en la casa modernista de Novelda y tocaste la puerta para comprobar si lo que yo decía, era verdad. 

He viajado contigo, sin ti, mandándote fotos, audios, vídeos, contándote cosas antes, durante y después del viaje, aunque lo que más me gusta, es viajar contigo y enseñarte el mundo. A ver si pronto nos podemos volver a ir de viaje. 

Feliz cumpleaños, te dedico la canción que Rozalén le dedicó a su sobrino, yo siento lo que cuenta ella, como tía: 



sábado, 5 de abril de 2025

Irini e Isabel

Me va a costar mucho entrar en Jefatura el curso próximo y que no estéis, después de cuatro años. Todas esas veces que he ido a buscaros para hablar de los partes (míos y los que gestionaba en Convivencia), de mi tutoría primero y del Departamento de inglés después, o a entregar una hoja porque iba a faltar por enfermedad. Todas las vivencias que he tenido en vuestro despacho, buenas, malas, regulares...

 

Irini e Isabel, era gracioso ver cómo interactuabais en las reuniones, a veces, no sabía muy bien, si estaba viendo a Martes y Trece en directo o estaba en el trabajo, por esas pullas que os lanzáis continuamente, y esa forma de miraros una a la otra, en una broma o un lenguaje que está claro que es compartido, en el que el resto no podemos entrar. La química de conocerse bien y saber lo que está pensando la otra. El roce hace el cariño, pero también las broncas y, a veces, saltaban chispas y el resto nos callábamos esperando a que se pasara todo y volviera la calma tras la tempestad. Y eso que siempre, alguna de las dos, nos intentaba meter en la conversación para que nos pusiéramos de su parte y demostrar que su teoría era la cierta y la otra estaba totalmente equivocada.

 

Irini e Isabel, esas tres íes mayúsculas, III, con las que firmabais los e-mails al principio ("Irini i Isabel" o "Isabel i Irini", en valenciano), que acabaron siendo: "Prefectura" en el Teams, lo cual, será más práctico, pero también más soso. Como tantas cosas que hemos perdido con el Teams, esa herramienta que carga el diablo, en la que se pierde todo en el ciberespacio y nunca sabes por dónde se ha perdido, si en el Teams oficial, en el general, en algún chat... En fin, cosas de la tecnología. Las dos juntas en las reuniones, en la cantina, entrando a las clases de los alumnos díscolos a pegar broncas, vigilando los pasillos o el patio, como la pareja de la guardia civil. 

 

Os he dado las gracias muchas veces y más que os las daré, por vuestro apoyo, en lo personal y en lo profesional, por el buen equipo que hemos hecho, por el esfuerzo, por todo lo que hemos luchado juntas, por la empatía, por la sororidad. Para mí, que soy de letras y no entiendo las leyes de la física, aunque hable el idioma bárbaro de los anglosajones que a Irini tan poco le gusta, sois mis Jefas de estudio preferidas de los 20 años que llevo en esto y los 7 institutos en los que he trabajado y os voy a echar muchísimo de menos. Hablaré con cada una de vosotras antes de final de curso y os recordaré los momentos vividos con cada una, que me llevo para mí y guardaré siempre en un lugar especial. No sé si el instituto es un lugar mejor tras vuestro paso por Jefatura de estudios, pero sí sé que vamos a perder mucho sin vosotras ahí.