Por recomendación de mi amiga Pilar he leído estos días La maestra republicana, de Elena Moya. Es un homenaje a las maestras republicanas que tanto lucharon por la Educación pública, por la igualdad de las mujeres, por llevar la cultura a pueblos remotos a través de bibliotecas o de misiones pedagógicas... Y, además, una parte importante de la historia transcurre en Morella, un pueblo al que le tengo cariño desde que estuve allí de viaje con mis padres hace varios años.
En el libro se hacen referencias a la época de la guerra civil y la postguerra, pero también a la corrupción urbanística y política actual. Algo parecido a unir ambas épocas históricas estoy haciendo yo buscando el rastro de mi abuelo durante la guerra civil (ver aquí) y, al mismo tiempo, viviendo momentos convulsos en estos tiempos de crisis. Por un lado, estoy leyendo cartas y telegramas de 1938 en el Archivo Histórico Municipal, cajas y cajas llenas de papeles que hablan de soldados desaparecidos o muertos, de enfermedades de familiares con certificados médicos para que los soldados pudieran solicitar permiso y venir a verlos, de nacimientos mientras los padres andaban por el frente, de deserciones, de denuncias, informes policiales o de alcaldes pedáneos que afirman que alguien es "de probado carácter antifascista" y que no tiene familia "en territorio faccioso". Haberes que el ejército republicano no pagaba a tiempo, solicitudes de pensiones de viudedad... Cartas que terminan con: "salud y República", "salud y victoria", "saludos antifascistas" y empiezan por "cámarada". Miles de papeles en forma de cuartillas, reciclados (por detrás hay impresas otras cosas), algunos que se leen perfectamente, como si los hubiéramos escrito ayer, otros borrosos en los que casi no se distinguen las letras. Algunas cartas a mano con una caligrafía preciosa, de la que ya no hemos vuelto a ver ni veremos más, teniendo en cuenta que ahora casi todo lo escribimos a ordenador y ya no sabemos ni escribir con boli y papel.
Vidas que existieron hace más de setenta años y vidas que existen ahora: estudiantes, padres, madres, profesores con los que me cruzo cada día. Manifestaciones con pancarta a la hora del recreo contra la ley de educación, huelga mañana... De alguna manera los maestros republicanos siguen existiendo y habrá que seguir rescatándolos del olvido, como proponen en esta web: http://lasmerindadesenlamemoria.wordpress.com/2012/10/24/1976/ Y, no sé por qué, tras haber encontrado cartas y telegramas que se refieren a la desaparición de mi abuelo en esa maraña de papeles, tengo la intuición aunque no la certeza, de que pudo ser capturado en el frente cerca de Morella. Al final, la historia de ayer y la de hoy, acaban unidas por los mismos sitios.
En el libro se hacen referencias a la época de la guerra civil y la postguerra, pero también a la corrupción urbanística y política actual. Algo parecido a unir ambas épocas históricas estoy haciendo yo buscando el rastro de mi abuelo durante la guerra civil (ver aquí) y, al mismo tiempo, viviendo momentos convulsos en estos tiempos de crisis. Por un lado, estoy leyendo cartas y telegramas de 1938 en el Archivo Histórico Municipal, cajas y cajas llenas de papeles que hablan de soldados desaparecidos o muertos, de enfermedades de familiares con certificados médicos para que los soldados pudieran solicitar permiso y venir a verlos, de nacimientos mientras los padres andaban por el frente, de deserciones, de denuncias, informes policiales o de alcaldes pedáneos que afirman que alguien es "de probado carácter antifascista" y que no tiene familia "en territorio faccioso". Haberes que el ejército republicano no pagaba a tiempo, solicitudes de pensiones de viudedad... Cartas que terminan con: "salud y República", "salud y victoria", "saludos antifascistas" y empiezan por "cámarada". Miles de papeles en forma de cuartillas, reciclados (por detrás hay impresas otras cosas), algunos que se leen perfectamente, como si los hubiéramos escrito ayer, otros borrosos en los que casi no se distinguen las letras. Algunas cartas a mano con una caligrafía preciosa, de la que ya no hemos vuelto a ver ni veremos más, teniendo en cuenta que ahora casi todo lo escribimos a ordenador y ya no sabemos ni escribir con boli y papel.
Vidas que existieron hace más de setenta años y vidas que existen ahora: estudiantes, padres, madres, profesores con los que me cruzo cada día. Manifestaciones con pancarta a la hora del recreo contra la ley de educación, huelga mañana... De alguna manera los maestros republicanos siguen existiendo y habrá que seguir rescatándolos del olvido, como proponen en esta web: http://lasmerindadesenlamemoria.wordpress.com/2012/10/24/1976/ Y, no sé por qué, tras haber encontrado cartas y telegramas que se refieren a la desaparición de mi abuelo en esa maraña de papeles, tengo la intuición aunque no la certeza, de que pudo ser capturado en el frente cerca de Morella. Al final, la historia de ayer y la de hoy, acaban unidas por los mismos sitios.