El año empezó con la compra del coche, que es la peor experiencia en compras que he tenido en mis 45 años de vida (y mira que he comprado tres coches, un piso, electrodomésticos...) Nunca me he encontrado una empresa que no cumpliera con lo prometido y me ninguneara tanto como Kia habiendo pagado el total del vehículo el primer día, incluso antes de que ellos me lo entregaran. Lo que más rabia me ha dado es la prepotencia de saberse una empresa grande contra la que no puedes luchar porque no tienes el dineral para poder pagarte los buenos abogados que ellos tienen y llevarlos a juicio. Si se han negado a un arbitraje (para lo que no hace falta abogado ni nada) es porque saben que yo hubiera ganado y me habrían tenido que compensar. Si no tienes nada que ocultar, no te niegas a un arbitraje. Pero es que yo he propuesto varias soluciones que han rechazado y he propuesto que sugirieran soluciones y también se han negado, con lo cual, en ningún momento tuvieron intención de arreglar el conflicto. La actitud también me parece bastante sexista, porque si yo fuera un hombre, seguramente me habrían engañado igual, pero creo que el trato y el ninguneo, habría sido distinto.
En compensación, el coche me ha permitido viajar con Elena y Alberto a Colliure y luego a Almagro, ir este verano a Oporto, a Morella y, en marzo, a Úbeda. El coche ha circulado ya por tres países y por primera vez he conducido en Portugal.
En abril me encontré a este gato que se ha convertido en un lince ibérico, casi, con lo pequeño que era. Me da mucha guerra y me rompe cosas, pero también me río mucho con sus ocurrencias.
El año próximo espero poder seguir viajando, ver a amigos y amigas que hace tiempo que no veo, disfrutar de mis sobrinos y mi familia. Que sea un buen año para todos.





