martes, 30 de marzo de 2021

Regreso al futuro. (O al pasado...)

 Leo en mi diario de C.O.U (Curso de Orientación Universitaria): "Para ser un buen profesor hay que reunir dos condiciones: la condición académica (saber explicar y, por supuesto, conocer perfectamente la materia) y la humana (saber llegar a la raíz del problema, a la humanidad del alumnado, no somos máquinas que se montan en cadena)." Me quedo pensando en mí como profesora. La condición humana la cumplo de sobra, siempre la he cumplido como profesora. La condición académica, no sé. Es verdad que conozco perfectamente la materia, eso lo cumplo, pero no sé si sé explicar. Creo que sí, al menos, me esfuerzo por intentar que lo entiendan. Así que, quizás sí sea una de las profesoras que le gustaban a mi yo de los 17. 

Creo que, si no fuéramos la misma persona, a la Ana de 17 años le habría gustado la profesora de 47 años que soy ahora, treinta años después. Habría escrito sobre ella en su diario y le habrían gustado mis clases.

domingo, 28 de marzo de 2021

La "teacher".

 

No me casé, no tuve hijos, pero tengo dos sobrinos y treinta hijos en cada clase, como les digo a mis alumnos cuando me preguntan si tengo descendencia. Me llamaron: “la teacher”, me saludaron con alegría por los pasillos y hasta por la calle, pegué muchas broncas, usé micrófono para no dejarme la garganta y no volví a quedarme afónica, me contaron confidencias, vi surgir amores adolescentes, puse Derry Girls en clase y algunos se hicieron fans, volví a casa con las manos manchadas de tiza y de rotulador, conté batallitas de juventud y nos reímos, expliqué los verbos irregulares y el futuro con will y con going to.

   Pensé que era un desastre de profesora mil veces y luego, que igual no lo hacía tan mal. Vinieron a decirme que ojalá les diera clase este año también, que la profe de inglés que tenían ahora era muy seria. Di clases online sin medios, pedí a los alumnos y a sus padres que me mandaran sus e-mails y los de los compañeros y me fueron llegando: “Hola, teacher: aquí tienes mi e-mail. ¿Qué deberes hay que hacer?” Y con cada e-mail le ganamos una pequeña partida al coronavirus. Ya en este curso, abrimos ventanas a tope, pasamos un frío de la leche, nos trajimos mantas, desinfectamos mesas, nos pusimos gel y aprendimos a leer en los ojos lo que ya no podemos leer en los labios por llevar la mascarilla puesta.