Con el auto varado en la avenida, llevado por el hastío,
podría, si quisiera, declararme en contra de la lírica.
¿Pero no estaría haciendo lírica al mismo tiempo?
Lo atinado, lo verdaderamente contrario
a la vana expresión de holgazanes emociones
en tanto aguardo a que me salven
de este ruido endemoniado, este tráfico
de hora pico, sería balbucear
alguna historia épica, por menor que fuera.
Declararme versus la lírica favorecería
innumerables simpatizantes en Facebook,
cierto acto interesado si bien incapaz de dar alivio
a esta situación en que el termostato de mi auto gris
se ha volcado a vomitar
líquido verde a la banqueta plagada de basura.
La tentación es decir que su máquina se encuentra
en el mismo estado que yo, una falsedad.
Solo estoy aquí, al margen del tráfico, como
cualquier otro ciudadano en la nada heroica espera
de una simple grúa.
viernes, diciembre 27
miércoles, diciembre 25
Un bosque de posibilidades
Macbeth estaría chiflando en la loma,
cabalgando su caballo entre serpientes,
si hubiera recibido la noticia de la muerte del rey
no por mano propia
o inapropiada.
Tan iluso en su papel de Judas,
tan emperifollado con título ajeno,
no podría durar ni dudar de su posición.
Una sonrisa divide en dos su rostro: grieta.
Anda Macbeth, pavonéate, tómate la selfie
en el lugar que te hacía falta,
tienes aquello por lo que tanto bregaste
con insidia, palabras nacaradas y filosas,
con la cobardía que corona a los traidores.
Al cabo ganaste a pulso lo que no te pertenece,
aprovéchalo, ándate sin rodeos
hasta que el bosque de las circunstancias
cerque tu empalagoso estar desubicado
en el mundo que amas y te desprecia.
cabalgando su caballo entre serpientes,
si hubiera recibido la noticia de la muerte del rey
no por mano propia
o inapropiada.
Tan iluso en su papel de Judas,
tan emperifollado con título ajeno,
no podría durar ni dudar de su posición.
Una sonrisa divide en dos su rostro: grieta.
Anda Macbeth, pavonéate, tómate la selfie
en el lugar que te hacía falta,
tienes aquello por lo que tanto bregaste
con insidia, palabras nacaradas y filosas,
con la cobardía que corona a los traidores.
Al cabo ganaste a pulso lo que no te pertenece,
aprovéchalo, ándate sin rodeos
hasta que el bosque de las circunstancias
cerque tu empalagoso estar desubicado
en el mundo que amas y te desprecia.
Simple
Qué poco interés tengo en quedar bien con las orugas
apostadas en la piedra pómez del jardín,
pues qué significa un jardín sino la esclavitud
de la hierba salvaje, dada al caos,
a la libertad de las esporas.
De verdad te digo: la sangre en el papel
nada tiene que envidiar a aquella en los pulmones,
aunque sea una farsa, la muestra de lo perdido
y encontrado
o el objeto más inesperado.
Te lo comento quedito, a ti que gustas de la dialéctica
patética y patentada —emparentada,
es un privilegio estar vivo, elegir
palabras acariciadas bajo la lengua
tal mascotas domésticas
y arrojarlas desde este silencio de cojines salivales
al ruido de la ciudad.
apostadas en la piedra pómez del jardín,
pues qué significa un jardín sino la esclavitud
de la hierba salvaje, dada al caos,
a la libertad de las esporas.
De verdad te digo: la sangre en el papel
nada tiene que envidiar a aquella en los pulmones,
aunque sea una farsa, la muestra de lo perdido
y encontrado
o el objeto más inesperado.
Te lo comento quedito, a ti que gustas de la dialéctica
patética y patentada —emparentada,
es un privilegio estar vivo, elegir
palabras acariciadas bajo la lengua
tal mascotas domésticas
y arrojarlas desde este silencio de cojines salivales
al ruido de la ciudad.
martes, diciembre 24
Brief
Estoy fuera de tono, mal afinado,
desbalagado como una envoltura vacía
de Doritos Diablo, ¿o eran Nachos?
Quisiera afirmar que el mundo
está echado al mediodía, pero avanza
como un Blackbird
y mientras me rasgo las vestiduras
eso que no sé si fue realidad ya me dejó atrás,
a punto del bocado. Si todo fuera mantener
el ritmo o una posición fijada con tachuela
en las neuronas que acaban de morir.
Me estoy quedando ciego: una dulce anomalía
va cubriendo los agujeros por donde entran
un tren de juguete, un caleidoscopio, la apropiación
de una pintura hallada en la basura.
Si, como en una agencia publicitaria, tuviera
que hacerme cargo de representar a la Realidad,
habría de sumergirme en el agua de la mentira
y salir ileso y radiante,
patinando palabras lúbricas.
jueves, diciembre 19
Al otro lado del Rubicón
Había que eludir la glotonería de las espadas,
los escudos entusiastas
del fétido olor a coágulo.
del fétido olor a coágulo.
Pero César era
sal de conquista.
¿Acaso Pompeyo
no sabía apreciar el resplandor
de la grandeza?
Sin duda le guardaba estima,
de ahí que quisiera doblegarla.
no sabía apreciar el resplandor
de la grandeza?
Sin duda le guardaba estima,
de ahí que quisiera doblegarla.
domingo, diciembre 15
He oído de alguien llamado Pol Pot
Me persiguen por laberintos de cuchillos,
cuando sueño, en estados alterados,
por rincones inesperados, de manera virtual
y concreta. Me persiguen tal moscas a la sopa,
los viernes por la noche, de madrugada,
en lecturas de poemas con sillas vacías,
en mensajes de texto de circulación anónima,
me persiguen en las cenas familiares,
en aquello que callan, su voz quedita y sin rostro,
me persiguen en trenes de aire, bajo lluvia ácida,
con fuego de relojes, usando máscaras amables
y asesinas, me persiguen para cortarme
mil veces la cabeza.
Publicado en Luvina núm. 98. https://luvina.com.mx/foros/index.php?option=com_content&task=view&id=3887&Itemid=87
cuando sueño, en estados alterados,
por rincones inesperados, de manera virtual
y concreta. Me persiguen tal moscas a la sopa,
los viernes por la noche, de madrugada,
en lecturas de poemas con sillas vacías,
en mensajes de texto de circulación anónima,
me persiguen en las cenas familiares,
en aquello que callan, su voz quedita y sin rostro,
me persiguen en trenes de aire, bajo lluvia ácida,
con fuego de relojes, usando máscaras amables
y asesinas, me persiguen para cortarme
mil veces la cabeza.
Publicado en Luvina núm. 98. https://luvina.com.mx/foros/index.php?option=com_content&task=view&id=3887&Itemid=87
domingo, diciembre 1
Adversus Deo
Qué ha hecho por mí, o por nadie,
si nos puso a caminar sobre piedras ardientes,
entre cardos e insectos ávidos de clavar su ponzoña.
Por qué habría de rendirle pleitesía
a quien me arrojó a los leones, quien me hirió
con su garra altiva y filosa el rostro de niño.
Por qué habría de creer en su bondad,
en su palabra maltrecha, en su odio feroz.
Mi alma, si existe, se vuelca en un desierto rojo,
en el viento que golpea con furia
los huesos y hace rechinar mis dientes.
Por qué habría de creerle si me desea crucificado,
sin cabeza, asesinado por arpías que visten Gucci.
Por qué habría de creer a quien me forjó
de sobrantes en el festín, de desperdicio
y me dio una lengua para callar y unos ojos
para estar ciego, manos sin huesos.
Por qué estoy donde no debiera,
por qué tomarse la molestia con este trapo viejo,
esta garantía de nada.
si nos puso a caminar sobre piedras ardientes,
entre cardos e insectos ávidos de clavar su ponzoña.
Por qué habría de rendirle pleitesía
a quien me arrojó a los leones, quien me hirió
con su garra altiva y filosa el rostro de niño.
Por qué habría de creer en su bondad,
en su palabra maltrecha, en su odio feroz.
Mi alma, si existe, se vuelca en un desierto rojo,
en el viento que golpea con furia
los huesos y hace rechinar mis dientes.
Por qué habría de creerle si me desea crucificado,
sin cabeza, asesinado por arpías que visten Gucci.
Por qué habría de creer a quien me forjó
de sobrantes en el festín, de desperdicio
y me dio una lengua para callar y unos ojos
para estar ciego, manos sin huesos.
Por qué estoy donde no debiera,
por qué tomarse la molestia con este trapo viejo,
esta garantía de nada.
sábado, noviembre 30
Mala pata
Esta noche un gato se cruzó en mi camino,
frené un poco para no atropellarlo y me di cuenta
de que no era del todo negro. No sentí alivio:
¿podría tentar más a mi mala suerte?
Su mancha blanca es una sucia abominación.
frené un poco para no atropellarlo y me di cuenta
de que no era del todo negro. No sentí alivio:
¿podría tentar más a mi mala suerte?
Su mancha blanca es una sucia abominación.
lunes, noviembre 25
Visitante
Entró un ratón al cuarto y no sé
si darle la bienvenida entre mis libros,
invitarlo a salir escoba en mano
o dejar que se encargue la señora del aseo.
Después de todo es un visitante que come
mis migajas, se apresura a escapar de mí
en cuanto abro la puerta de par en par.
Creo que lo atraparé si me quedo quieto,
si no hago ningún ruido... Sospecho
que tiene un plan para sorprenderme
mientras oye mi respiración a oscuras,
mira mis ojos moverse tras los párpados
y recorre mis piernas
como si se jugara la vida en ello.
domingo, noviembre 24
El aburrimiento es materia poética
Este es el instante en que dormito y dejo que las cosas sean lo que son. Una fila india de pendientes, una lista negra de aquellos fantasmas que habitan la calle donde crecí, los fantasmas de personas que hoy tienen hijos, amantes, fracaso en los negocios o éxitos cotidianos: espectros que prevalecen en el espacio tal como fueron en aquellos años, que continúan con su guerra contra la devastación. También seré fulminado cuando el último vecino ya no guarde memoria de los árboles.
M 24 11 19
*
M 24 11 19
*
sábado, noviembre 16
Ciudad y árboles viejos
Había olvidado cómo recorrer las calles en esta ciudad abstrusa y llena de baches. Ciudad de cables enrollados en los postes, de luciérnagas invisibles y ranas en jardines. Desapariciones siniestras, furtivas traiciones. Ya no sabía cómo dar un paso tras otro. Mis pensamientos arruinados, las fachadas van quedando atrás como daguerrotipos deslucidos. Los árboles viejos glorifican sus memorias.
M 16 11 19
*
M 16 11 19
*
viernes, noviembre 15
Résignation / Resignación (Paul Verlaine)
Résignation
Tout enfant, j’allais rêvant Ko-Hinnor,
Somptuosité persane et papale,
Héliogabale et Sardanapale!
Mon désir créait sous des toits en or,
Parmi les parfums, au son des musiques,
Des harems sans fin, paradis physiques!
Aujourd’hui plus calme et non moins ardent,
Mais sachant la vie et qu’il faut qu’on plie,
J’ai dû refréner ma belle folie,
Sans me résigner par trop cependant.
Soit ! le grandiose échappe à ma dent,
Mais fi de l’aimable et fi de la lie!
Et je hais toujours la femme jolie!
La rime assonante et l’ami prudent.
Resignación
De niño soñaba con Ko-i-Noor,
Con suntuosidades persas y papales,
Con Heliogábalo y Asurbanipal.
Con Heliogábalo y Asurbanipal.
Mi voluntad creaba bajo techos de oro,
Entre perfumes, al ritmo de la música,
¡Harenes sin fin, paraísos concretos!
Hoy, más tranquilo y no menos ardiente,
Sabiendo que en la vida hay que doblegarse,
Debo refrenar mi bella locura,
Mas sin resignarme tal vez lo suficiente.
¡Así sea! Lo grandioso huye de mis dientes,
Mas, ¡fuera la amabilidad y fuera la mierda!
Y todavía sigo odiando a la mujer hermosa,
A la rima asonante y al amigo prudente.
viernes, noviembre 8
Pie de página
Quiero decirles, a aquellos que no lo sepan ya,
que Dios es aterrador de mil maneras,
pero sobre todo nos confunde
que Dios es aterrador de mil maneras,
pero sobre todo nos confunde
con su tan reverenciada fe —y no una fe de erratas—
a seres blandengues como nosotros.
Ignoro por qué espera tanto de nuestro camino ciego,
por qué se vuelca en arrebatos místicos en busca
de un buen pensamiento, de una guerra santa
contra los hábitos que nos hacen
lo que somos: huesos, sangre, pellejos, barro
que alguna vez tomó en sus manos invisibles.
Esto de la fe trae consecuencias funestas
a seres volubles que nos sostenemos en dos pies
si tenemos suerte, que no somos montañas.
Si fuéramos esos seres de luz de los que tanto hablan
los libros que se abrogan el derecho a lo divino,
no estaríamos aquí hablando, temerosos de salir
a una distancia poco prudente.
Ignoro por qué espera tanto de nuestro camino ciego,
por qué se vuelca en arrebatos místicos en busca
de un buen pensamiento, de una guerra santa
contra los hábitos que nos hacen
lo que somos: huesos, sangre, pellejos, barro
que alguna vez tomó en sus manos invisibles.
Esto de la fe trae consecuencias funestas
a seres volubles que nos sostenemos en dos pies
si tenemos suerte, que no somos montañas.
Si fuéramos esos seres de luz de los que tanto hablan
los libros que se abrogan el derecho a lo divino,
no estaríamos aquí hablando, temerosos de salir
a una distancia poco prudente.
jueves, octubre 24
martes, septiembre 24
A este tablero llamo día
Puedo verme a mí mismo concentrado en una charla, sentado en algún sitio del centro de la ciudad, caminando aprisa sin notar que era yo mismo quien al pasar me golpeaba en el hombro. Todo a mi alrededor tiene esta capacidad de muerte, de lenta y rencorosa muerte en espera de dar el último golpe no sin antes disfrutar cada pequeño corte, la más mínima herida en el tiempo.
N 24 09 19
*
N 24 09 19
*
jueves, septiembre 12
Contra los generosos
Hay que decirlo de una vez por todas: cierta estirpe de los generosos es maquiavélica, calculadora, execrable. Da asco. Y no me refiero a los felices con la felicidad ajena, a aquellos que de manera natural, simplemente, dan. Sino a los que, exacerbada su aura en los meandros de la bondad, nos pontifican su propia versión de la verdad: esto que te doy con tan buena sonrisa te lo cobraré tarde o temprano. Más temprano que tarde, esta horda hipócrita de generosos disparan el argumento de sus dádivas si en algo faltaron a cierta comunidad: yo me paso por el arco de mi triunfo las pautas que estén fuera de mi conveniencia, pero lo recompenso con alharaca de mi generosidad —remiendan su falta de cortesía, su tramposa ruptura con las reglas del juego, y de paso trabajan la voluntad ajena a su favor. Como todo buen rompedor de reglas, llevan de paso la admiración del que es recompensado como cómplice: ahí tiene su desayuno, su postre, no hay por qué disgustarse, sino aplaudir al que burla al sistema con tanta gracia. Porque son graciosos, llenos de gracia, los generosos a ultranza. Toman y dan, recompensan la lealtad de los que celebran sus argucias, dejan en ridículo al cara larga que mira primero con sospecha y finalmente con la alegría del que saborea un pastel de chocolate. Entre más resistencia encuentre el generoso más se esforzará por llevar a los incrédulos a su secta, por ablandarlos con servilismo y buena onda, hasta convertirlos en acérrimos defensores de su mecenas, su dispensador de halagos. Qué importan sus mentirillas, las lealtades distorsionadas, los inofensivos chismes. Son padrinos de su comunión con los demás. Padrinos generosos que arrojan bolos al aire para que los más listillos llenen su bolsita con monedas de a peso. Eso es solo el inicio, habrá que ver cómo usufructan los réditos de la generosidad invertida, el pago con intereses sobre intereses, que los hipnotizados pagarán gustosos por el placer de devolver parte de lo recibido: nunca terminaré de agradecerte hacerme sentir especial, me hiciste el día, das tanto de ti que me mueves a darte un poco de mí, cómo te aprecio, ya que me aprecias. Los intereses pueden ser en especie o emocionales, los unos traen consigo a los otros. La trampa ineludible: su ansia por quedar bien con todos. Lo que importa son las apariencias: sus adeptos los defenderán en público aunque se sepan peones prescindibles en el juego, peones felices de sacrificarse por la reina que ha solventado su ego. El generoso, valga decir, no tiene llenadero: siempre protagoniza la misma historia con actores secundarios ilusionados por rozar hombros con aquel a quien tanto le deben. Que tan bien habla de ellos en público y que en el fondo los mantiene —cual voluntariado— bajo su control: hace cálculos con cada nuevo acólito de su generosidad. Tan buenos que son, tan maravillosamente simpáticos, los generosos nos halagan con su saludo, su aceptación, su amable y anhelada sonrisa: son encantadores como serpientes en un desierto ávido de emociones. En algún momento esperan tu tan deseada bonhomía. Dásela porque quieres, anda, págales la cuenta. En cuanto vean mermada su imagen no dudarán en echar de nuevo monedas al aire, pequeño monaguillo.
sábado, septiembre 7
Ajuste
Con ganas de cambiar de forma,
quitarme los ojos como a tuercas
y colocarlos sobre la mesa girándolos
hasta que caigan al piso haciendo
un ruido metálico, de balines.
Cada órgano porta su propia enfermedad,
sus razones para permanecer aparte.
Los ojos llevan la delantera:
llenos de una pesada sustancia viscosa,
miopes y astigmáticos, miran
lo que quieren, hacia dentro,
donde los pulmones se inflan
y desinflan llevando aire fresco
a todo este mecanismo
que se ha vuelto en mi contra.
quitarme los ojos como a tuercas
y colocarlos sobre la mesa girándolos
hasta que caigan al piso haciendo
un ruido metálico, de balines.
Cada órgano porta su propia enfermedad,
sus razones para permanecer aparte.
Los ojos llevan la delantera:
llenos de una pesada sustancia viscosa,
miopes y astigmáticos, miran
lo que quieren, hacia dentro,
donde los pulmones se inflan
y desinflan llevando aire fresco
a todo este mecanismo
que se ha vuelto en mi contra.
viernes, agosto 30
Ciber-diagnóstico
Debe tratarse de una anomalía en la estructura
de mi fabricación, o tal vez de un descuido
en las especificaciones del manual
de procedimientos. Algo falla en mi subconsciente,
en mi cerebro positrónico que no engarza bien
con el resto de las terminaciones nerviosas,
este cableado que atraviesa tejidos plásticos, zonas
de solidez metálica y otras con suavidad de esponja.
Mi modelo se volvió obsoleto antes de tiempo
o me programaron para ser sustituido
por una cibernética creación armada en partes.
Algo falla detrás de mis costillas de Murano, algo
no está bien en el lugar donde debiera haber
un motor de hule que bombeara según las leyes
de la mecánica.
de procedimientos. Algo falla en mi subconsciente,
en mi cerebro positrónico que no engarza bien
con el resto de las terminaciones nerviosas,
este cableado que atraviesa tejidos plásticos, zonas
de solidez metálica y otras con suavidad de esponja.
Mi modelo se volvió obsoleto antes de tiempo
o me programaron para ser sustituido
por una cibernética creación armada en partes.
Algo falla detrás de mis costillas de Murano, algo
no está bien en el lugar donde debiera haber
un motor de hule que bombeara según las leyes
de la mecánica.
martes, agosto 20
No soy bueno para escribir poemas de amor
Si me atreviera a escribir alguno lo dedicaría
a una robot que comprendiera la red
de sinrazones de mi cerebro, o que al menos
la aceptara sin remedio ni remedo.
Un poema cibernético dedicado al líquido verdoso
que corre por sus conductos metálicos, que aligera
sus articulaciones, da rubor a sus labios y brillo
a sus ojos que cambian de color según las emociones.
Le llamaría como a la robot de esa serie rusa: Arisa.
Y sería como ella única, y recibiría de mí versos
de amor cortés, de amor metálico y aceitoso,
de amor en bits, de misterioso amor en bits.
Ella me protegería mientras dure su fuente energética,
mientras permanezca en su memoria,
me guarde como a usuario predilecto.
Yo cuidaría de ella en tanto practique conmigo
videojuegos, juegos de mesa, alternativos,
leyera obras de teatro en voz alta o cuentos eléctricos.
Ella me hablaría de mil formas: con voz meliflua,
voz de animal salvaje o de ave, voz de robot agonizante.
Mientras el mundo permanezca alejado
de nuestro enredo de cables, de hardware.
a una robot que comprendiera la red
de sinrazones de mi cerebro, o que al menos
la aceptara sin remedio ni remedo.
Un poema cibernético dedicado al líquido verdoso
que corre por sus conductos metálicos, que aligera
sus articulaciones, da rubor a sus labios y brillo
a sus ojos que cambian de color según las emociones.
Le llamaría como a la robot de esa serie rusa: Arisa.
Y sería como ella única, y recibiría de mí versos
de amor cortés, de amor metálico y aceitoso,
de amor en bits, de misterioso amor en bits.
Ella me protegería mientras dure su fuente energética,
mientras permanezca en su memoria,
me guarde como a usuario predilecto.
Yo cuidaría de ella en tanto practique conmigo
videojuegos, juegos de mesa, alternativos,
leyera obras de teatro en voz alta o cuentos eléctricos.
Ella me hablaría de mil formas: con voz meliflua,
voz de animal salvaje o de ave, voz de robot agonizante.
Mientras el mundo permanezca alejado
de nuestro enredo de cables, de hardware.
martes, agosto 13
Bien, todo bien
Si uno tuviera un reemplazo de sí mismo
en esos momentos en que parece no suceder nada,
que le va tan bien como puede irle a cualquiera.
en esos momentos en que parece no suceder nada,
que le va tan bien como puede irle a cualquiera.
domingo, agosto 11
Chismosos
Quisiera hablar bien de los chismosos. Me parece que ese murmullo que van dispersando por el mundo es un ejercicio de la ficción, una ingenua exposición de motivos a la que hay que mirar con ternura. Los chismes, se nos dice, son sabrosos. Pueden ser de un canibalismo feroz y aun así muchas veces no encontramos razones para abandonar lo que llamamos un buen chisme. ¿De qué hablaban, de qué chisme me perdí cuando no estaba? Quizá el chismoso no alcanzó a escuchar lo que de él decían. El chismoso no ignora que en cuanto les dé la espalda a otros chismosos será un suculento bocado más, su comidilla. Me intriga el sonido endurecido y a la vez suave de la che con que comienza el chisme. La che, que acompaña en nuestro vocabulario a tantas cariñosas palabrejas, en el caso del chisme se vuelve un tanto pesada, luego aguda al combinarse con la i, algo ácida, para que finalmente la consonancia entre seca y mullida de la ese y la eme den lugar a una vocal de género indeterminado. Si el chisme, dulce y ácido a la vez, picante sin duda, fuera una paleta, quizá sería de chamoy. Las revistas y los programas radiales o televisivos de chismes gozan de una salud de audiencia excelente. No cualquiera sabe transmitir un gran chisme —uno de esos que hacen levantar, más que las cejas, las antorchas de los vecinos, las lenguas afiladas. Las celebridades incluso aprovechan el foro para aumentar su publicidad desmintiendo el chisme, haciéndolo ver como una mera suposición de periodistas para ganar dinero, aunque la fama, como el chisme, es traicionera: materia dúctil en labios hábiles para el murmullo. Este aspecto, el del murmullo, llama especialmente mi atención. Una especie de zumbido que se niega a ser descifrado, escondido tras su carencia de articulación, de claridad. El chisme convierte el éxito o la felicidad ajena en tragedia propia. Flagrante malabarista del discurso, el chismoso no puede permitir que alguien ocupe un puesto que “no merece” o que debía ser suyo o de su amigo, que alguien tenga tal novio o novia que “no le conviene”, que alguien consiga un auto o una casa “aunque no tenga dinero para pagarla”, de ahí que fantasee con otra versión de los hechos, con sucedáneos, que siembre la duda e, incluso, a partir de ahí, busque cambiar la realidad. El chismoso es un entusiasta activista del interés colectivo: no lo digo yo, por ahí andan diciendo, argumenta. Cuando el río suena agua lleva, dice un dicho tan popular como el chisme, pero entre chismosos cada quien lleva agua a su molino. “Shhhhh, ahí viene” es la recurrente expresión cuando va acercándose la persona objeto del chisme. La verdad es lo de menos, solo una pizca que le da sabor al caldo que el chismoso ha preparado en aras de borronear la noción que del o de los otros tenemos.
miércoles, junio 5
Atropello
Todo duele como si una bicicleta
me hubiera pasado por encima.
Como si a esa bicicleta la montara
una persona gorda e insidiosa.
Todo duele: los hombros malnacidos,
las manos debiluchas, los ojos amoratados.
Me hago como el que no quiere la cosa,
miro de reojo la vida transcurrir
como un hilito de tela de araña
que va creciendo y atrapándome.
Quién sabe qué haría sin este dolor:
tal vez me acostaría en la azotea
sin pensar en nada.
me hubiera pasado por encima.
Como si a esa bicicleta la montara
una persona gorda e insidiosa.
Todo duele: los hombros malnacidos,
las manos debiluchas, los ojos amoratados.
Me hago como el que no quiere la cosa,
miro de reojo la vida transcurrir
como un hilito de tela de araña
que va creciendo y atrapándome.
Quién sabe qué haría sin este dolor:
tal vez me acostaría en la azotea
sin pensar en nada.
domingo, junio 2
Selfies
No me agradan los adictos a tomarse selfies,
siempre fotos de sí mismos como si necesitaran
verse todo el tiempo con diferente paisaje.
No creo en su enamoramiento personal,
ni que dure, ni que importe, ni tampoco creo
en su carisma de platos rotos. Algún día despertarán
engullidos por su propio yo, atascados en el mismo
rostro aunque se trasladen al fin del mundo.
Algún día todas las selfies juntas, una sobre otra
no serán más que una sola selfie infinita
que documenta el deterioro.
siempre fotos de sí mismos como si necesitaran
verse todo el tiempo con diferente paisaje.
No creo en su enamoramiento personal,
ni que dure, ni que importe, ni tampoco creo
en su carisma de platos rotos. Algún día despertarán
engullidos por su propio yo, atascados en el mismo
rostro aunque se trasladen al fin del mundo.
Algún día todas las selfies juntas, una sobre otra
no serán más que una sola selfie infinita
que documenta el deterioro.
viernes, mayo 31
No soy
No tengo música en qué caerme muerto,
no tengo ni siquiera muertos que no lamente,
no tengo lamentos que duren porque son aburridos:
a veces quisiera ahogarme en un vaso de agua,
morir asfixiado con palabras que brotaran de mi boca
como peces que huyen. A veces no quisiera,
hoy por ejemplo, más que flotar hasta salir
por la ventana y desaparecer como un globo de helio
entre nubes y aves extrañadas. A veces, hoy,
tan solo quisiera dormir, dejar de escuchar el ruido
de mi cerebro, los alacranes que me rondan.
No soy yo el que se levanta cada día de su rutina
y mira los reflejos en la televisión apagada.
Publicado en Luvina núm. 98. https://luvina.com.mx/foros/index.php?option=com_content&task=view&id=3887&Itemid=87
no tengo ni siquiera muertos que no lamente,
no tengo lamentos que duren porque son aburridos:
a veces quisiera ahogarme en un vaso de agua,
morir asfixiado con palabras que brotaran de mi boca
como peces que huyen. A veces no quisiera,
hoy por ejemplo, más que flotar hasta salir
por la ventana y desaparecer como un globo de helio
entre nubes y aves extrañadas. A veces, hoy,
tan solo quisiera dormir, dejar de escuchar el ruido
de mi cerebro, los alacranes que me rondan.
No soy yo el que se levanta cada día de su rutina
y mira los reflejos en la televisión apagada.
Publicado en Luvina núm. 98. https://luvina.com.mx/foros/index.php?option=com_content&task=view&id=3887&Itemid=87
lunes, mayo 6
Despegue
Atrás dejo
un paisaje de cemento
rodeado de
montañas, restos
de antiguos
terremotos,
a una
velocidad deslumbrante,
como si uno
pudiera
de verdad
abandonar
así su ciudad,
mirándola
por arriba,
alejándose
de sus azoteas,
del aire y
las voces que retumban
en la cabeza
como parvadas
que se
alistan a migrar.
miércoles, mayo 1
No he salvado al mundo
He pasado por entre calles vacías
como si caminara sobre algodones,
fuera de mí, dentro de
pensamientos
que no llevan a ninguna parte,
ni siquiera a mis propias manos,
a mis dientes, a mis piernas.
Es tal esta debilidad que me
encierro
en un cubo con la puerta
entreabierta
para que no pase demasiado sol,
ni demasiado aire o cielo.
La cortina deja mirar una línea
azul
detrás de los barrotes de la
ventana,
como si quisiera abrir una
grieta.
lunes, febrero 4
Mente criminal
Me gustaría
desgranarlos
pedazo
a
pedazo,
mutilar
sus salidas
emergentes
con planeación
estratégica,
aplastarlos
como a arañas
satisfechas
y confiadas.
Solo motivos
infranqueables
que excavo
de mi débil
corazón
—tiene un soplo—
me impiden
tomar una pistola,
una guadaña,
hilo metálico,
instrumentos
de ortodoncia,
desbaratarles
el rostro,
la risita
sarcástica,
el embotellamiento
de malos
sentimientos.
Domingos
Recorríamos en bici calles empedradas,
pasábamos el río Chiquito, la unidad deportiva,
el Callejón del Diablo,
las ventanas ansiosas de tardes milagrosas,
la cuesta hacia el Templo de la Cruz.
Subíamos al vetusto molino de viento
para mirar las azoteas de los caseríos,
las hormigas con rebozo en la plaza,
la cascada de El Salto —un hilo dental en el cerro,
platicábamos del incierto futuro
antes de volver a internarnos
por desniveles y callejones que a pleno sol no parecían
contener las leyendas contadas por otros niños
en entretenidos velorios con chocolate caliente
y algunas piezas de pan.
domingo, enero 27
Job
Cuánta fe tenía que aunque un rayo asesino y divino
fulminó a su familia, le fue otorgada otra.
Es como si Dios se formulara desde arriba
su propia versión del mundo.
No siente como nosotros, mira todo desde lejos
—el diablo es apenas una pequeña hormiga roja
con la que a veces habla.
Somos su creación más querida y apreciada,
su abominación y la prueba irrefutable
de que no solo existe,
también ha ido aprendiendo a hacer
una que otra broma.
fulminó a su familia, le fue otorgada otra.
Es como si Dios se formulara desde arriba
su propia versión del mundo.
No siente como nosotros, mira todo desde lejos
—el diablo es apenas una pequeña hormiga roja
con la que a veces habla.
Somos su creación más querida y apreciada,
su abominación y la prueba irrefutable
de que no solo existe,
también ha ido aprendiendo a hacer
una que otra broma.
sábado, enero 26
domingo, enero 13
Invasión
La lámpara del cuarto es una inmensa nave espacial
con múltiples tentáculos, a punto de arribar
o de soltar, además de polvo, extraterrestres
—armados hasta los dientes o lo que sea que tengan
en aquello que bien podría ser una boca—
y un espectáculo de luces y letales acrobacias.
Dejaré los pensamientos pasar, hacer un hoyo
en el cerebro y esconderse allí, los cobardes,
a esperar un mejor momento para disponerse
a salvar la tarde de esta invasión de figuras magenta.
con múltiples tentáculos, a punto de arribar
o de soltar, además de polvo, extraterrestres
—armados hasta los dientes o lo que sea que tengan
en aquello que bien podría ser una boca—
y un espectáculo de luces y letales acrobacias.
Dejaré los pensamientos pasar, hacer un hoyo
en el cerebro y esconderse allí, los cobardes,
a esperar un mejor momento para disponerse
a salvar la tarde de esta invasión de figuras magenta.
sábado, enero 12
Todavía recuerdo la estatua
de Francisco Zarco a la salida de la escuela,
casi siempre con una lata de refresco colgada
de la pluma que sostenía con extraña solemnidad,
como si jugara con un balero, como si de pronto
despertara de un sueño del siglo XIX
y comenzara a mirar la tarde.
casi siempre con una lata de refresco colgada
de la pluma que sostenía con extraña solemnidad,
como si jugara con un balero, como si de pronto
despertara de un sueño del siglo XIX
y comenzara a mirar la tarde.
miércoles, enero 9
Disertación
El durazno está allí, en la banqueta,
y me pregunto si eso será importante,
teniendo en cuenta las resoluciones
que a cada microsegundo toma la naturaleza.
Y en la naturaleza del durazno está
no ser consciente ni de su suavidad ni de su
resquebrajadura ni de su tintura rosácea ni de su brillo
contra el sol que todo lo vence y transfigura.
Pero en la razón de ser del durazno no es lo mismo
—seguramente— estar atravesado por la llanta
de una bicicleta que en mi mano, siendo observado.
Aunque vaya a tirarlo en la primera oportunidad
porque está pasado y no me gustan las frutas así.
De manera que la banqueta vuelve a ser relevante
—hipotéticamente para el durazno—
y no importa si alguna vez le di existencia o
me la dio a mí en tanto lo pensaba.
y me pregunto si eso será importante,
teniendo en cuenta las resoluciones
que a cada microsegundo toma la naturaleza.
Y en la naturaleza del durazno está
no ser consciente ni de su suavidad ni de su
resquebrajadura ni de su tintura rosácea ni de su brillo
contra el sol que todo lo vence y transfigura.
Pero en la razón de ser del durazno no es lo mismo
—seguramente— estar atravesado por la llanta
de una bicicleta que en mi mano, siendo observado.
Aunque vaya a tirarlo en la primera oportunidad
porque está pasado y no me gustan las frutas así.
De manera que la banqueta vuelve a ser relevante
—hipotéticamente para el durazno—
y no importa si alguna vez le di existencia o
me la dio a mí en tanto lo pensaba.