amor taja
Hablamos de las viudas de los jueves como quien cita a personajes de ficción, como si no fueran del mismo pueblo y entre ellas no estuvieran algunas de nuestras madres, de nuestras primas, novias o hermanas; como si no supiésemos lo que representan esos pequeños muñecos de paño y paja que visten nuestras ropas, que reflejan en diminuto barbas y proporciones corporales en una perfecta copia liliputiense; como si no nos doblara el dolor de cada uno de los puñales que se clavan en las carnes con idéntica ubicación a la que ellas hunden con tiento en nuestros pequeños iguales.
Negamos entre retortijones que quienes se citan cada jueves en donde la Blasa nos malquieren tan de cerca que se nos hacen adorables, que nos son tan imprescindibles como las vendas, la sutura y la mercromina con las que cada fin de semana crean hogar, atan lazos y nos mantienen aún tan queridos.
Tan querientes.