martes, diciembre 23, 2025

Y AHORA EN RADIOSOFÍA/175: FELIZ NAVIDAD

 Si yo fuera un ñoño de cuidado les diría algo del solsticio de invierno.
Si fuera un cursi y más allá, algo de un niño y ¡jesús! (gracias).
Pero ni una ni otra: ¡Feliz Navidad, señor Potter!
En #RadioSofía, en Radio Municipal de Casares.
#EPMesaFantasmaDeTodaNavidad

martes, diciembre 16, 2025

LA MODA DE LA MÍSTICA /1

La mística está de moda. Recientemente, Rosalía, publicitada en todos los medios de comunicación, incluyendo los telediarios de la televisión pública, ha presentado un disco que, al parecer, demuestra su querencia por la trascendencia y la búsqueda de Dios. Hace bien en buscar a Dios y muchas reproducciones en Spotify. Y, por supuesto, no cabe duda de que todo esto es hermoso, sobre todo para aquellos que crean en la superstición.

Pero, lo interesante aquí no es solamente desmontar la mística presentada como elaboración intelectual profunda, cuando en realidad es la negación del pensamiento. También debemos plantearnos por qué en el Nuevo Capitalismo, una sociedad absolutamente consumista y materialista en su sentido más grosero, se presenta una obra de linaje místico y trascendente (y repita conmigo: supersticioso) desde una artista apoyada por una gran corporación, y esto no debe entenderse como crítica sino sólo como descripción, e incluso se pone de moda esa misma mística.

Se trata, en definitiva, pues, de dos tareas. La primera, desenmascarar a la mística como lo que es: meramente una superstición y una basura intelectual. Y, la segunda, presentar por qué y cómo esa superstición gana patrocinio en la sociedad del Nuevo Capitalismo.

El fin de la mística sería el acceso a la trascendencia. Este acceso, para ser místico, no se realiza de cualquier forma, sino en una inmediatez, el éxtasis místico, que hace que el individuo llegue a ese estado de contacto y fusión con lo trascendente: un estado alterado de conciencia. No hay pues necesariamente mística, por ejemplo, en las religiones cuando señalan que al final de la vida nuestra alma, y la de casi todos, ascenderá al cielo. Esa mentira no es mística. Porque la mística lo que señala es que determinados individuos, y sólo determinados y además en determinadas ocasiones, lograrán un ascenso directo a la comunión con Dios, la común-unión que diría un cursi heideggeriano.

Y este ascenso directo no lo es tampoco por un proceso de argumentación o por un esfuerzo de investigación y compresión racional, y por tanto universalizable, como lo es la ciencia o la filosofía, que pueda ser seguida por otros individuos. Lejos de esa democratización del pensamiento, la mística defiende un determinado estado alternativo de conciencia alejado de cualquier racionalidad argumentativa y que más tiene que ver con una fusión individual y selectiva, incluso elitista, hacia esa misma trascendencia que con una realidad universal de la propia razón.

Así, la mística tiene dos elementos claves.

El primero, es la aceptación a priori de la existencia de una trascendencia a la cual debe rendirse el ser humano pues su finalidad es fundirse en ella. Y esta aceptación a priori implica una creencia, una presencia en plan cursi, que se siente, pero no se demuestra en la argumentación.

El segundo, es que el fin último del sujeto no es su autonomía ni su desarrollo sino su fusión en Lo Otro, así con mayúsculas cursis. Es decir, es la idea de que el auténtico valor y dignidad de las personas no reside en ellas mismos sino en esa trascendencia que les da sentido y que solo al fundirse en ella, y por eso perder su autonomía, adquieren su sentido. La heteronomía más pura.

Por todo ello, lógicamente, la mística puede ser defendida y continuada por teorías que no consideren que la razón universal sea un elemento constitutivo y fundamental de la experiencia humana, sino que consideren que esa misma fusión con la trascendencia marca el momento más humano posible: lo más humano no es la racionalidad universal, sino la capacidad selectiva del éxtasis y la rendición de la individualidad y el pensamiento racional.

Por lo tanto, aquellos que sentimos apego por la Ilustración y apego por una razón argumentada y universal, y cuando decimos universal queremos decir no solamente capaz de conocer la realidad sino también perteneciente a todos y cada uno de los seres humanos, no nos sentimos a gusto con la mística. Es más, consideramos que las ideas místicas, que parten necesariamente del supuesto de la existencia de una trascendencia y necesariamente también del supuesto de que esa trascendencia tiene que ser accesible sólo a determinados individuos bajo determinadas prácticas de fusión con ella, no esconden sino, en realidad, un espíritu absolutamente supersticioso. Y por eso, la despreciamos.

¿Pero por qué, y esta sería la pregunta fundamental, al parecer se ha vuelto a poner de moda la mística? Y, elemento importante, ¿la mística que se ha puesto de moda es la clásica o pertenece a otra condición?  Pues eso, otro día. Y no porque entre en éxtasis sino porque, materialista sin corazón, me voy a dormir.

miércoles, diciembre 10, 2025

Y AHORA EN RADIOSOFÍA/174: LA MÍSTICA

¿En contacto con la trascendencia, uy qué trascendente, entre la clase de pilates y la cena en el carísimo restaurante?
La trascendencia está de moda y en #RadioSofía, en Radio Municipal de Casares, lo analizamos.
#EPMesaMaterialistaSinCursiladas
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martes, diciembre 02, 2025

Y AHORA EN RADIOSOFÍA/173: EL FRANQUISMO Y LA FILOSOFÍA

Siguiendo con la celebración (así dicho y bien dicho) de la muerte del dictador, ahora les contamos cómo el franquismo destrozó la por entonces emergente Filosofía española.
En #RadioSofía, Radio Municipal de Casares.
#EPMesaSiempreContraLaGraciaDeDios
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jueves, noviembre 27, 2025

LA PALABRA CÁNCER, LA INGENIERÍA SOCIAL Y LA NUEVA SUBJETIVIDAD DEL CAPITALISMO

Fíjense ustedes, toda la vida pensando que era acuario y al final resultó que era cáncer. Así fue como me presenté en el trabajo tras mi baja por cáncer. A mí, personalmente, me parece harto ingeniosa. A usted, igual, le parece de muy mal gusto. Y lo importante es que los dos estamos en nuestro derecho de considerar cada opción. Y hasta ahí la cosa tendría sentido, pues el buen o el mal gusto es una percepción subjetiva.

Recientemente ha sido aprobada por el Congreso de los Diputados una Proposición no de Ley para que no se permita el uso de la palabra cáncer con un sentido despectivo e impedir que se use de determinada manera.

El poder legislativo en una sociedad democrática no está para limitar la libertad de los ciudadanos, sino precisamente para desarrollarla. La idea de que el poder legislativo, o el poder ejecutivo, es decir: el gobierno, puedan limitar la forma en la cual se utiliza el lenguaje es, sin duda alguna, una idea contraria a la propia democracia. La democracia, es verdad, tampoco trata de una libertad individual ilimitada, sino del desarrollo de una libertad personal dentro del bien común. Pero la pretensión de dominar sobre el significado de las palabras no es sino primer síntoma de un posible ambiente dictatorial, tal y como ya señaló Klemperer al analizar el lenguaje del Tercer Reich.

Dejando a un lado la ñoñería que implica creer que un grupo de diputados puedan regular efectivamente sobre el resto de la población lo que debe querer decir una palabra u otra, lo interesante aquí es el interés político que demuestra esta regulación. Puede ser que la iniciativa tenga buena intención, pero el problema es que de buenas intenciones, dice refrán antes que lo prohíban, está empedrado el infierno.

El impulso legislativo para que la palabra cáncer, tal y como señala la Proposición no de Ley, sólo pueda tener los significados marcados por los prohombres, y las promujeres de la patria , dentro de ese contexto, por cierto, bastante cursi y emotivo característico de los últimos tiempos, no hace sino advertirnos de que el desarrollo de la sociedad actual no camina hacia la máxima libertad de los individuos, ideal del progreso ilustrado, sino precisamente hacia su máxima constricción: incluso señalar qué lenguaje debemos usar y cuál no: la neolengua de 1984.

Porque efectivamente, el problema aquí no es tanto señalarnos el significado concreto de una palabra, que podría tener todavía cierto sentido cultural aunque nunca coercitivo si la estuviéramos utilizando mal, como señalarnos el significado metafórico que podemos usar. En el fondo, lo que se nos está indicando en esta Proposición no de Ley es la prohibición de utilizar una palabra con una determinada metáfora, lo cual sin duda alguna es un ataque directo a la libertad individual y es, además, un ataque directo a la creación propia del lenguaje al señalar implícitamente que la lenguale pertenece a determinadas instituciones de poder y no a su propio desarrollo. Y, por supuesto, esto no quiere decir que cualquier significado de una palabra valga, yo mismo corrijo a mis alumnos, pero sí quiere decir que cualquier metáfora sobre una palabra puede tener el derecho a ser dicha y otra cosa es que sea afortunada o no. Por lo tanto, es deseable democráticamente, en aras de la libertad de expresión, que ningún proceso legislativo puede determinar a priori cómo se utilizan las metáforas y mucho menos si su significado es correcto o no de acuerdo a la sensibilidad de determinados individuos.

Y es que aquí surge otro tema interesante y fundamental, que es la idea de la sensibilidad individual. Hay un montón de gente que se siente permanentemente dolida, ofendida e incluso muestran sus lágrimas en público por cualquier cosa que ocurra en la esfera pública. Así tenemos dos hechos: uno, la sensibilidad extrema de esta gente, que raya en cierta medida con una concepción infantiloide y cursi; y, la segunda, que es la sustitución progresiva de la racionalidad por discursos emocionales puramente reaccionarios.

La idea clave de la Proposición no de Ley es que un montón de gente, aunque no sabemos cuánta y que probablemente no represente en absoluto a todos los que hemos sido enfermos de cáncer, ha decidido que una palabra solo se puede utilizar en el sentido que ellos decidan porque si no sufren mucho. Se trata de una imposición dictatorial sobre el resto de la población. Y aquí da igual que esta gente haya sufrido o no cáncer, porque el hecho de tener una experiencia personal no implica necesariamente tener más conocimiento sobre dicha realidad que el hecho de no haberla tenido: yo no tengo más razón aquí por haber tenido cáncer, sino por mis argumentos. Nos encontramos, por lo tanto, con un proceso de dominación social desde un colectivo que se siente legitimado para determinar lo que todo el resto de la población debe pensar sobre determinado tema incluso en el empleo de sus metáforas y que exige imponerlo por ley.

Y es este tema de la ingeniería social uno de los temas fundamentales del desarrollo del Nuevo Capitalismo. Efectivamente, hay que crear un nuevo sujeto social, y aquí volvemos a lo de siempre, para lograr que el capitalismo se desarrolle satisfactoriamente. Y este nuevo sujeto social tiene dos condiciones que la Proposición no de Ley presenta, seguramente de forma involuntaria, de una manera clara. Por un lado, tiene el tema de lo emocional como elemento fundamental: desechemos la razón y la argumentación racional. Y, por otro, tiene el tema de la coacción social hacia aquel que puede situar lo racional como elemento básico del discurso: quien piensa racionalmente no tiene empatía ni bondad y debe ser perseguido. De lo que se trata es precisamente de negar que la racionalidad deba ser la guía de todo discurso, sino que debe ser la emoción, debe ser la experiencia personal: haber sufrido cáncer lo que marque la característica de cómo se debe emplear la palabra. El triunfo definitivo del Yo y su experiencia personal como comprensión del mundo.

En 2020 fui operado de cáncer. Desde entonces, no sé en el futuro, estoy sano. No estoy sano porque se prohibiera la palabra ni por los buenos sentimientos de la medicina. Estoy sano porque en occidente hubo una vez un movimiento, llamado Ilustración, que situó la racionalidad y su libre desarrollo como clave del progreso. El Capitalismo se aprovechó de ello para prosperar y hoy, por avatares históricos, la razón se ha convertido en su enemigo. Por tanto, hay que acabar con ella y dejar libres a las emociones cursis. Y ello implica, claro, limitar la libertad intelectual de los individuos, porque  en la ignorancia se creará la idea de que si desaparece la palabra cáncer con ella, ¡chan, no existes!,  desaparecerá la enfermedad.


jueves, noviembre 20, 2025

Y AHORA EN RADIOSOFÍA/172: EL FRANQUISMO Y LA EDUCACIÓN

#20N: celebrando la muerte del dictador (y está escrito con toda propiedad).
Y hablamos del adoctrinamiento e ignorancia que sustituyó al modelo educativo republicano hasta la ley de 1970.
Como siempre en #RadioSofia y en Radio Municipal de Casares.
#EPMesaConFrancoVivíamosPeor