viernes, 28 de diciembre de 2018

Día 3482

De pronto ella quisiera olvidar esta cuenta que lleva y hacer como que nunca existió, o detenerla o pausarla, hacer algo que la aleje de esta suma de días para no tener que recordar lo lejos que está desde aquéllos en que tan felíz se sentía. Su sonrisa plena y esos ojitos que se achicaban de alegría ante la presencia de quien ha robado su corazón en esta vida.

Y es que es así, no hay más explicación que esa, que en esta vida él huyó robando cada uno de sus más dulces sentimientos, porque quizás en la anterior es que ella fue quien lo dejó sufriendo, y así, bajo la lógica de esta fantasía, es que ella cree que en la próxima vida serán felices tal como en sus sueños algo se predice.

Sueños, sueños y más sueños que escapan de su cabeza, que dan gotas de esperanza y otras de dolores que se aprovechan de su grandeza. Sueños que le muestran cosas, sueños que le quitan el alma, sueños que la arropan y sueños que la destrozan y la dejan desnuda en medio de la nada.
Sueños, diferentes a éstos que ella tiene despierta, sueños donde viene el Hombre del Sombrero y de un beso eterno le devuelve la vida entera.

Ay dios, si es que realmente existes como tantos ingenuos dicen, ven y demuestra que bendices el sentimiento que tan puro corre como agua de vertiente por las venas de esta pequeña que amarlo dice. Ay dios, si es que realmente estás en todas partes, dile que ella lo quiere y que estará para siempre, que nunca dude porque la pregunta se vestirá de flaqueza y olvidará lo que su corazón también siente.

Ya basta de mantener esta cuenta que suma pero que se transforma en regresiva, basta de temores y dale a la pequeña la fuerza para detener el tiempo, y soñar que él se queda por siempre y que nunca de su lado se aleja.



viernes, 2 de marzo de 2018

Día 3181

Cualquier persona o una persona cualquiera quizás, ya habría perdido la cuenta, pero ella, como si contara con miles de  dedos en sus manos, no ha olvidado contar el paso de las lunas por sobre su cabeza, ni los días ni las noches ni nada que se lo recuerde a él... sin embargo, ha olvidado lo más importante: saber por qué este día pudiera ser diferente como para dejar este registro... será que la Luna llena iluminó su vida o será que lo que comenzó como un nublado día en medio del verano terminó siendo parte de un universo de color que cambió el destino de las horas que casi muertas corrían? Así pareciera ser, cuando durante la tarde recibió la noticia que fue capaz de sacarla de ese estado aletargado que mantenía vidriosos sus ojos, removiendo cada una de sus células y despertando sus hormonas que poco a poco sonrojaron sus mejillas y dibujaron una sonrisa en nombre del Hombre del Sombrero. Nerviosa, como cada vez que él volvía, se repetía la fórmula del encuentro, del reencuentro que por años ella pidió a los cielos... y como si no hubieren pasado más que un par de semanas, ella se dispuso a buscar su rostro entre la invisible multitud. Y allí, cuando parecía que en vano se había mantenido esta cuenta, apareció con su paso rítmico que mecía su cuerpo  tal como ella lo recordaba desde hace tantos años atrás. Qué difícil para ella volver a ver su rostro ya   iluminado por los hilos de plata que el tiempo le regaló. Sus pequeñas manos parecían temblar y la emoción controló su respiración por largos minutos y por horas, manejando difícilmente la  esperada situación que la situaba justo frente a él, y allí, en ese preciso instante donde, a pesar de haber querido evadir tantas veces su mirada, ella logró verlo como antes, sintió su aroma como si de un perfume se tratara y reconoció ese color de  piel que tanto le gusta. Encontró sus manos aunque no pudo tocarlas, pudo capturar su voz en su recuerdo y ver cómo esos labios carnosos disimulaban las sonrisas que cada tanto se le escaparon.
Cómo poder resumir lo vivido si lo sentido aún no se acaba, si al cerrar los ojos no puede desarraigarlo y pareciera que aún acá permanece su escencia y esa conmoción que divagó por los rincones de esta casa.