Reseña "Kafka en la orilla"

martes, 28 de febrero de 2012

Image ► Título: Kafka en la orilla
► Autor: Haruki Murakami
► Editorial: Tusquets
► Páginas: 714 páginas
► Precio: 10,95€
 Kafka Tamura se va de casa el día en que cumple quince años. Le llevan a ello las malas relaciones con su padre –un famoso escultor convencido de que su hijo repetirá el aciago sino de Edipo– y el vacío producido por la ausencia de su madre; se dirigirá al sur del país, donde encontrará refugio en una peculiar biblioteca y conocerá a la misteriosa señora Saeki. Sus pasos se cruzan con los de otro personaje, Satoru Nakata, sobre quien se ha abatido la tragedia: de niño, durante la segunda guerra mundial, sufrió un accidente del que salió con secuelas y dificultades para comunicarse... salvo con los gatos. 



Tras mi primer contacto con la obra del autor por medio de Tokio Blues, cumplí mi promesa y efectivamente no dejé de ingerir a Murakami. Si en la reseña de Tokio Blues decía que era una obra recomendable, con Kafka debo hacer una pequeña advertencia; lo primero que te puede pasar es que no entiendas prácticamente nada. Pero al mismo tiempo puedes amar  la novela, odiarla hasta la muerte, o amarla pero al mismo tiempo odiar con todo tu ser al autor por no entender prácticamente nada. Bien, mi caso fue el último, pues no dejé de pensar en la novela durante días, y no estoy de broma. También, siendo (o no) un habitual lector de la obra de la Murakami, puede ocurrir el milagro de que entiendas la gran mayoría de las cosas a la primera, dejando ciertas dudas en el aire, y que de cabeza entres en el club de los que odian al autor a muerte, pero lo aman con locura.
 Así, y para ir terminando, después de una larga charla con sub_zero sobre el libro, poniendo ciertos detalles en común o más bien gracias a él, he conseguido ver un poco más clara esta delicia de novela que me sacó la vena asesina en más de una ocasión, por pura desesperación de no tener al autor delante para rogarle de rodillas que me explique algunas partes. Una novela desconcertante sin duda a primera vista, pero casi perfecta a medida que pasen los días.

Sin embargo, sólo tienes quince años. Tu vida, en el mejor de los casos, no ha hecho más que empezar. El mundo está lleno de cosas que todavía no has visto. Cosas que tú, ahora, ni siquiera puedes imaginar.

Tras largos años de preparación y tan solo con una mochila llena de trastos más o menos necesarios, nuestro protagonista, Kafka Tamura, el día de su decimoquinto cumpleaños puede finalmente huir de casa. Hasta ese punto la cosa puede resultar hasta normal. Muchos niños en algún momento han pensado en huir de casa. Algunos han llegado hasta la puerta de su vecina por ejemplo, pero ese no es el caso de Kafka. Nuestro joven protagonista de quince años de edad que no los aparenta ni física, ni tampoco mentalmente, para empezar, decide dirigirse a un lugar cálido con el único fin de no llevar más cosas de las estrictamente necesarias. No quiere llamar la atención.
También como es lógico, nos son desconocidos los motivos que le llevan a tomar dicha decisión, salvo quizás pequeñas pinceladas; mantiene una pésima relación con su padre, o el temprano abandono que sufrió por parte de su madre, borrando todo rastro de ella de su entorno, salvo un difuso recuerdo de un día en la playa. Es todo a lo que puede atenerse.
 A lo largo de su viaje, que finalmente acabará en una isla cuyo nombre no recuerdo ahora, entablará conversación y amistad con una joven llamada Sakura, que a medida que pase el tiempo, y a pesar de no estar presente constantemente, cobrará una mayor importancia en la historia del joven. Pues como es normal en Murakami, nadie se cruza en tu camino por casualidad. Así, tras una serie de acontecimientos, nuestro joven protagonista, gozará de la enorme fortuna de poder hospedarse en la biblioteca Komura, dirigida por la hermosa señora Saeki, y un joven bibliotecario, Oshima, que más tarde se convertirá en fiel amigo y consejero.
 De forma casi paralela a la historia principal, y que sí comienza de un modo un tanto peculiar, nos encontramos al señor Nakata, un anciano que de niño sufrió un extraño accidente, dejándolo para que nos entendamos, un poco tonto, pero con un peculiar don; puede hablar con los gatos. Sin embargo esto no será lo único extraordinario en Nakata... Dos personajes muy diferentes a simple vista, dos formas diferentes de ver el mundo, pero que tienen algo en común. Dos historias que se irán entretejiendo poco a poco, hasta que sea demasiado tarde para dejar de leer.