Proceso electoral en Honduras intervenido y tutelado por Estados Unidos.


Image

Por Arthur González.

Sin la menor pizca de democracia, Donald Trump, presidente del régimen dictatorial de Estados Unidos, declaró antes del inicio del proceso para elegir al nuevo presidente de Honduras, que su apoyo era para el candidato del Partido Nacional, Nasry “Tito” Asfura y el apoyo de Washington a Honduras estaba condicionado a que Asfura fuera el ganador de las elecciones.

El 30 de noviembre 2025 los hondureños votaron para elegir a un nuevo presidente, pero pasados 23 días de los comicios todavía no se ha podido dar a conocer el ganador, porque el fraude para complacer al presidente yanqui es tan amplio que resulta muy difícil lograrlo, a pesar de las fuertes presiones políticas externas, situación vergonzosa para ese país que demuestra a las claras como actúan esos que acusan a otros cuando el pueblo elige a un candidato de izquierda.

Ante el evidente fraude se aceptó hacer un recuento de los votos, pues existen miles de boletas que no fueron contabilizadas, hay evidencia de problemas con el software empleado y otras irregularidades para escamotear la victoria de la candidata del partido gobernante acusada de ser de izquierda y a quien Washington no acepta.

El candidato por el Partido Liberal, Salvador Nasralla, declaró el fraude y que las presiones e interferencias externas se impide el recuento correcto de cerca de 8 mil actas que presentan graves inconsistencias.

Añadió: “Hay que entender que Nasry “Tito” Asfura es solamente una mampara y quien gobernaría en Honduras sería el narco dictador Juan Orlando Hernández, ex presidente condenado a 45 años de prisión por un tribunal de Estados Unidos, después de ser extraditado a ese país, pero indultado recientemente por el propio presidente Trump, quien se auto declara como “un combatiente contra el narcotráfico”.

Nasralla explicó que el actual fraude es igual al que cometió en 2017 el ex presidente narcotraficante Juan Orlando Hernández, por ser el mismo método, las urnas con inconsistencias tienen las mismas cifras de las elecciones de 2017 y están registradas en los mismos departamentos. Aquel proceso fue cuestionado por la Organización de Estados Americanos, algo que ahora Estados Unidos se encargó de que no se repitiera.

Por su parte, el magistrado electoral Marlon Ochoa, uno de los tres magistrados del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Honduras, representante del oficialista Partido Libertad y Refundación (Libre), adelantó a la prensa que impugnará los resultados de las elecciones generales del pasado 30 de noviembre, por considerarlos fraudulentos y que elproceso electoral fue intervenido y dirigido por Estados Unidos, porque en Honduras la voluntad es soberana y es del pueblo, e insistió que su función es representar al pueblo y no los intereses de gobiernos o actores extranjeros.

Apuntó: “el fraude está a la vista de todos, aunque las misiones de observadores internacionales quieran ocultarlo o maquillarlo” y estas elecciones presidenciales son las “más sucia y menos transparente” en la historia de nuestro país.

Sus valientes posiciones tuvieron una respuesta inmediata del gobierno de Trump, al revocarle la visa para entrar en Estados Unidos por “obstaculizar” el proceso electoral, incluso el mandatario yanqui advirtió de las consecuencias que tendría para el empobrecido país centroamericano, si se modifica la “tendencia que favorece” a Asfura.

Marco Rubio en un comunicado dijo: “Consideraremos todas las medidas apropiadas para disuadir ‌a ​quienes impiden el recuento de votos en Honduras”.

La OEA declaró que no ve fraude, y las lecciones se desarrollaron “con normalidad”, aunque el retraso es injustificable e hizo un llamado a las autoridades hondureñas para iniciar de inmediato el escrutinio que permita conocer los resultados de las elecciones del 30 de noviembre 2025.

Días antes de estas elecciones Estados Unidos, con su maquinaria de guerra mediática, colocó en sus redes sociales más de tres millones de mensajes con la amenaza de que sí perdía Asfura, se iban a acabar las remesas de Estados Unidos a Honduras. Esas remesas suman 35 millones de dólares diarios que entran a la economía. El comercio con Estados Unidos representa el 90 por ciento del arroz y 70 por ciento de maíz que consumen los hondureños.

Las presiones están enmarcadas en lograr que se anuncie a Asfura como ganador, porque si el 30 de diciembre no hay declaratoria de quién es el ganador, el Consejo Nacional Electoral declararía la continuidad del actual gobierno de Xiomara Castro del Partido Libre, quien convocaría a nuevas elecciones, situación que tratan de evitar los yanquis a toda costa.

Como evidencia de las presiones yanquis, el 23 de diciembre la Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos en Honduras, dirigida por Eladio Loizaga, exministro de Relaciones Exteriores de Paraguay, dio su validación a los resultados de las elecciones emitidos por el Consejo Nacional Electoral y a pesar del fraude más que confirmado, aseguró que los datos declarados “reflejan la voluntad” ciudadana y no se identificaron “elementos fraudulentos determinantes”, dando como vencedor al candidato de Trump, ‘Tito’ Asfura, desvergüenza para quienes se proclaman “democráticos”.

La presidenta Xiomara Castro hizo por su pueblo lo que nunca otros presidentes hicieron, enseñó a leer y a escribir a todos, algo que hoy permite a los hondureños conocer la verdad. Electrificó parte del país y dio empleo a mujeres y hombres por igual. Esas medidas no son aceptables para los yanquis y las califican de comunistas. Veremos como reaccionará el pueblo.

¿Dónde están las voces de la Unión Europea y de algunos países latinoamericanos que acusaron a Nicolás Maduro de robarse las elecciones en Venezuela en julio de 2024? ¿Por qué ahora no exigieron las actas y el conteo de votos? ¿Reconocerán de inmediato a Tito Asfura como presidente, como se niegan a hacer con el venezolano?

Allá los que se crean el cuento de que la izquierda viola las leyes y se roba las elecciones, porque este proceso amañado y tutelado por Washington expone claramente quienes son los ladrones que sustraen urnas y hacen fraude cuando desean imponer a los candidatos de derecha en contra de la voluntad ciudadana.

No se equivocó José Martí cuando alertó:

“Cuidado: que quien se sienta sobre los hombros del pueblo, de una sacudida del pueblo se viene abajo.”

El peligro de perder la memoria.


Image

Por Arthur González.

El pueblo chileno acaba de elegir a un nuevo presidente, José Antonio Kast, político de ultraderecha que ha declarado su apoyó a la sangrienta dictadura militar de Augusto Pinochet y aseguró que votaría por él si este estuviera vivo.

Eso demuestra el peligro que corren los pueblos cuando pierden la memoria, algo en lo que trabaja fuertemente la derecha guiada por Estados Unidos, para sembrar matrices de opinión contra los partidos de izquierda a los que demonizan con campañas mediáticas bien estructuradas nacidas de sus laboratorios, entre ellos el Grupo Operativo de Internet para la subversión del Departamento de Estado, el Grupo de Acción Política del Centro de  actividades especiales de la CIA y otros similares, encargados de fabricar los mensajes y el trabajo ideológico para desmontar la historia.

¿Cómo pueden los chilenos olvidar en solo 35 años los horrores cometidos por la dictadura fascista de Pinochet, esa que apoya el nuevo presidente? ¿Qué se puede esperar de un político hijo de padre alemán y miembro del Partido Nazi de Adolfo Hitler?

Recordemos que Pinochet persiguió a todos los ciudadanos con ideas de izquierda y críticos políticos, asesinó entre 1,200 y 3,200 personas, detuvo cerca de 80,000 y torturó a decenas de miles. ​ Cifras oficiales aseguran que el número de ejecuciones y desapariciones forzadas fue de 3,095.

Lo que les viene encima a los que olvidaron lo que sucedió en Chile bajo la dirección de la CIA y el Departamento de Estado yanqui, cuando era dirigido por Henry Kissinger, es el neoliberalismo puro, la represión violenta contra los que se opongan a las medidas económicas que impondrá, la persecución de la izquierda y otras acciones que perjudicarán a estudiantes y trabajadores.

La campaña yanqui en el mundo y especialmente en América Latina, es que el comunismo es un fracaso, pero no hablan de la miseria en este continente que impone la desigualdad del capitalismo, la desnutrición, la falta de atención médica y educación para todos, el desempleo, el trabajo infantil, la venta de órganos y otros males de ese sistema que sí es fallido para las grandes masas de trabajadores y campesinos, lo que provoca la migración masiva de los que huyen de ese capitalismo salvaje y no precisamente del comunismo.

Tampoco dicen que a los gobiernos de izquierda le aplican sanciones económicas para evitar que puedan satisfacer las necesidades de la población, unido a cruzadas mediáticas despiadadas para hacerle creer a la gente que el sistema es el culpable de sus penurias.

Las caravanas de miles de latinoamericanos caminado en busca de la frontera sur de Estados Unidos, es la prueba del fracaso del sistema capitalista en Latinoamérica, no del comunismo como proclaman desde Washington.

Veremos que hará por los chilenos este presidente que, en el histórico plebiscito celebrado en 1988, votó “sí” para que el dictador asesino de Augusto Pinochet siguiera en el poder.

Kast, al conocer su triunfo declaró: “Aquí ganó Chile y ganó la esperanza de vivir sin miedo”. “Sin seguridad no hay paz; sin paz no hay democracia; sin democracia no hay libertad, y Chile volverá a ser libre del crimen, libre de la angustia, libre del temor”.

Se sabe que las bases de su campaña por la presidencia fueron similares a la que realizó Donald Trump en 2024, por eso el primero en felicitarlo fue Marco Rubio, secretario de Estado yanqui, quien se siente satisfecho del avance de la derecha en el continente, para lo cual Estados Unidos ha utilizado el chantaje, la presión, amenazas y el financiamiento a esos partidos políticos a través de organizaciones pantallas de la CIA,

Los olvidadizos que lo eligieron pueden esperar las medidas que aplicará en la economía y pronto empezarán a sufrir los recortes de los beneficios sociales, pues Kast proviene de la derecha ultraconservadora, estrechamente relacionado con el partido Vox de España y fue el titular de Political Network for Values, una red internacional de la derecha más rancia.

Donald Trump ha retomado la línea política que estableció el presidente Ronald Reagan, con su programa de Santa Fe, donde se plantea:

“El continente americano se encuentra bajo ataque. América Latina, aliada tradicional de Estados Unidos, está siendo penetrada por el poder soviético… Históricamente la política de Estados Unidos hacia América Latina nunca ha estado separada de la distribución global de poder. La Doctrina Monroe, piedra angular histórica de la política de Estados Unidos hacia América Latina, reconoce la íntima relación entre la lucha por el poder en el Viejo y el Nuevo Mundo”.

“América Latina, tanto como Europa Occidental y Japón, es parte de la base de poder de Estados Unidos. No podemos permitir que se desmorone ninguna base de poder norteamericano, ya sea en América Latina, en Europa o en el Pacífico Occidental, si es que Estados Unidos debe retener energía extra para ser capaz de jugar un rol equilibrador en otras partes del mundo”.

Hoy Estados Unidos retoma la misma política de los años 70 del siglo XX, para evitar que la izquierda gobierne en la región. El golpe militar en Bolivia contra Evo Morales; el sucio trabajo con el presidente Pedro Castillo en Perú; la falsa acusación contra la izquierda brasileña que sacó de la presidencia a Dima Rousseff y después encarceló a Luis Ignacio Lula; el caso de Cristina Fernández y el chantaje hecho por el propio Trump de que no daría financiamiento a Honduras, si se elegía a la candidata de izquierda ampliamente apoyada por el pueblo y lo que le hacen al gobierno de Nicolas Maduro en Venezuela, son pruebas fehacientes de la política imperial.

Similar accionar ejecutó la CIA en 1970 para evitar la elección de Salvador Allende, expuesto en informes desclasificados, donde se exponen las reuniones entre el secretario de Estado yanqui, Henry Kissinger y funcionarios de la CIA, así como los cables de la CIA a su estación local en Santiago, que detallan las decisiones y acciones destinadas a debilitar la elección de Salvador Allende en septiembre de 1970, para promover el golpe de Estado militar que llevó a Augusto Pinochet al poder, y el posterior apoyo de Washington a la junta militar durante su gobierno.

Los documentos reflejan que el presidente Richard Nixon y Henry Kissinger, estaban a favor de realizar un golpe de Estado en Chile contra Salvador Allende.

La derecha no respeta derechos humanos ni civiles, solo buscan dominar y apoderarse de los recursos minerales del continente, esa es su doctrina, lo demás lo conocen los pueblos y allá los que olvidan la historia.

Exacto fue José Martí cuando expresó: “Es en vano pedir que la memoria arranque de sí lo que la indigna”.

Dónde está la donación de los yanquis bondadosos.


Por Arthur González.

Días después de conocerse la magnitud de los daños causados en Cuba por el huracán Melissa, de inmediato los países amigos enviaron donaciones para ayudar a quienes en las provincias orientales lo perdieron todo, incluso sus viviendas, por los fuertes vientos, las abundantes lluvias en las montañas que provocaron deslaves y la crecida de los ríos.

Las primeras en llegar fueron de la República Bolivariana de Venezuela, seguida de los organismos de Naciones Unidas, China, México y otras naciones que mostraron su solidaridad desinteresada.

El secretario de Estado de Estados Unidos, declaró en un primer momento que no tenía previsto enviar nada a Cuba, pero después hubo una información oficial que afirmó iban a destinar 3 millones de dólares para ayudar al pueblo cubano, la cual sería distribuida a través de la Iglesia Católica para que esta entregara directamente a los damnificados, para que el gobierno de la Isla no tuviera acceso a los productos.

La paradoja es que anualmente destinan 75 millones para subvertir el orden en Cuba. Allá los incautos que piensan que con Estados Unidos todos los problemas se resolverían.

Quien no conozca a los yanquis pudiera haberse creído la “bondad” de quienes, desde el 14 de octubre de 1960, le aplican a Cuba la Ley de Comercio con el Enemigo, (TWEA), la cual prohíbe cualquier tipo de transacción comercial o financiera, incluidas las relativas a viajes, transportes o negocios, en tiempos de guerra o cuando se haya declarado una emergencia nacional en relación con un país específico. Con esta ley iniciaron su guerra económica y se prorroga anualmente antes del 14 de septiembre, siendo la única que todavía permanece en manos del presidente.

La ayuda “bondadosa” no ha llegado y es posible que nunca la vean los necesitados, pues la estrategia de Estados Unidos es lograr “el desencanto y el desaliento, basado en la insatisfacción y las dificultades económicas”, como propuso en abril de 1960 el Subsecretario de Estado para Asuntos Iberoamericanos Lester Mallory, situación en la que hoy están muchos cubanos debido al desgaste que provoca la crisis económica por la que atraviesa el país, algo que el actual embajador yanqui valora en sus viajes por toda la isla.

Los lobos que pretenden rendir por hambre y enfermedades a todo un pueblo, es muy difícil que se disfracen de ovejas, porque su verdadera estrategia está plasmada en el Proyecto Cuba de 1962 que afirma sin ambages:

“La acción política será apoyada por una guerra económica que induzca al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país, las operaciones psicológicas acrecentarán el resentimiento de la población contra el régimen”. 

Por tanto, mientras en Cuba exista un pueblo decidido a ser soberano e independiente, no se puede aspirar a nada bueno de los Estados Unidos, pues como afirmó José Martí en 1884 en una carta a su amigo mexicano Manuel Mercado:

“…de esta tierra no espero nada, ni para ustedes; ni para ni para nosotros, más que males”.

Guerra contra los narcos o para eliminar al gobierno de Maduro.


Image

Por Arthur González.

Las campañas orquestadas por Estados Unidos para eliminar el narcotráfico proveniente de Suramérica, es falsa y realmente solo buscan eliminar al gobierno de izquierda que gobierna en Venezuela.

Al fracasar ese deseo durante las últimas décadas, a pesar  de la conformación de opositores preparados y financiados por la CIA, fallidos golpes de Estado, acciones terroristas a gran escala, planes de asesinatos a sus líderes, reclutamiento de altos funcionarios del gobierno, sanciones económicas e incluso el reconocimiento internacional de un presidente fabricado como Juan Guaidó, a los yanquis no le ha quedado otro camino que la guerra directa con el empleo de sus fuerzas armadas, a pesar del daño político que le traería dicha acción.

Donald Trump se ha dejado llevar por Marco Rubio, su secretario de Estado y mafioso terrorista formado en Miami, quien, con el apoyo de la derecha extremista del Congreso, sueña con acabar con todos los gobiernos progresistas de la región, pues históricamente Estados Unidos no acepta que existan gobernantes con posiciones diferentes a la línea política establecida por ellos.

Recordar que cuando el dictador Fulgencio Batista dio el golpe de Estado el 10 de marzo de 1952, Estados Unidos tardó semanas en reconocer al nuevo gobierno cubano, porque temía que el tirano continuara sus relaciones con los miembros del Partido Socialista Popular (PSP) y con la URSS, los que fueron reconocidos en su anterior mandato en los años 40 del siglo XX.

Batista tuvo que garantizar que cerraría el periódico del PSP, ilegalizar el partido y romper relaciones con la URSS para lograr el reconocimiento de Washington, porque el fantasma del comunismo no deja a los yanquis conciliar el sueño.

La prueba más contundente de la actual farsa montada por Trump contra el narcotráfico, está en su anuncio el pasado 28 de noviembre 2025, de indultar a Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras (2014-2022), condenado en Estados Unidos el pasado año 2024, a 45 años de prisión por tres cargos de narcotráfico y tráfico de armas, más cinco años de libertad vigilada, al ser receptor de altas sumas de dinero entregadas por el capo mexicano Joaquín Guzmán, alias “El Chapo”.

Con parte del dinero recibido del “Chapo” Guzmán, se financiaban fraudes electorales y se le permitió introducir en Honduras más de 500 toneladas de cocaína, que después ingresaban en los Estados Unidos.

Quien ha declarado una guerra total al narcotráfico y ofrece 50 millones de dólares por la captura de Nicolás Maduro, acusado sin pruebas por Washington de ser narcoterrorista, cómo puede justificar que, en medio de esa ofensiva, tome la decisión de indultar a un verdadero connotado traficante y expresar que en la prisión “ha sido tratado muy severamente y muy injustamente”.

Trump solo persigue buscar apoyo para el partido político al que pertenece este exgobernante narcotraficante, en las actuales elecciones presidenciales, donde el partido de la presidenta saliente Xiomara Castro, cuenta con más apoyo popular.

Los ciudadanos estadounidenses y los políticos con dignidad no deben permitirle una agresión a Venezuela, prueba que el verdadero motivo de la costosa movilización de las fuerzas navales de Estados Unidos, es lograr el ambicionado cambio del gobierno bolivariano para imponer un gobernante títere que entregue el petróleo a las compañías yanquis y no la lucha contra el narcotráfico, porque Venezuela no es productor, ni un corredor de las drogas que llegan a Estados Unidos.

La decisión de una guerra está mal calculada y puede costar la pérdida de numerosas vidas de sus soldados, arrastrados a una batalla sin motivos reales que justifiquen enfrentarse al pueblo venezolano, el que luchará por mantener su libertad e independencia nacional, además de ganarse el repudio de los pueblos y gobiernos de la región y del mundo.

José Martí sabiamente alertó:

¡Los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.

Por qué los yanquis le temen tanto al socialismo.


Image

Por Arthur González.

¿Si el sistema socialista es un fracaso que coarta todas las libertades y viola los derechos humanos, cuál es la razón para que Estados Unidos le tema tanto e impida que sus ciudadanos puedan demostrar alguna simpatía hacia ese sistema?

Ese miedo, que se incrementó en los años 50 del siglo XX cuando surgió el llamado Macartismo, viene desde que la URSS y su ejército rojo vencieron a los alemanes durante la 2da Guerra Mundial, y su pueblo soportó estoicamente el cerco a Leningrado e impidieron que las tropas de Hitler entraran en Moscú, como no pudieron hacer otros países europeos.

Hoy continua el pánico a un sistema que se mantiene sólido y con resultados palpables, entre ellos el dominio del cosmos antes que Estados Unidos, el desarrollo de la industria, especialmente la militar y otras ramas del saber, exhibe adelantos notables que los yanquis no soportan y de ahí la guerra ideológica y económica con permanentes sanciones para entorpecer su desarrollo.

China, Vietnam y Rusia son una muestra del poderío del sistema socialista, porque la unidad en torno al partido les permite avanzar como no ha podido hacer el sistema capitalista.

A Cuba, por ser el faro del socialismo en Latinoamérica, le declararon una guerra económica, comercial y financiera jamás vista en el mundo, con brutales sanciones y una guerra mediática descomunal a través de la radio, televisión y la prensa plana, utilizando laboratorios que se encargan de producir campañas para crear matrices de opinión que logren el desencanto y el desaliento del pueblo, a partir de las penurias causadas por sus medidas coercitivas.

No hay país en el planeta que haya resistido tanto, incluido planes de asesinato a sus líderes y una monstruosa guerra biológica para afectar a sus ciudadanos, la fauna y la flora.

Ante la resistencia popular, Estados Unidos ejecutó miles de actos terroristas, plasmados en documentos oficiales hoy desclasificados, e incluso una invasión mercenaria derrotada en 67 horas.

Sin embargo, el Congreso del régimen de Estados Unidos acaba de aprobar una resolución que condena “los horrores del socialismo”, presentada por la congresista María Elvira Salazar, que  cuenta con el apoyo de connotados terroristas radicados en Miami.

Dicha resolución demuestra el terror que le tienen a la ideología socialista e intentar evitar que la asuman quienes hoy padecen de las medidas que impone el dictador presidente Donald Trump, llevando al país a una situación económica muy difícil, al elevarse los precios de alimentos, medicinas y servicios médicos, la renta, eliminar beneficios a los estudiantes, jubilados, encarcelar y deportar a los inmigrantes que ayudan a la economía de ese país.

La resolución de marras afirma: “El socialismo ha provocado hambruna y la muerte de más de 100 millones de personas en todo el mundo, principalmente en el siglo XX. Muchos de los mayores crímenes fueron cometidos por ideólogos socialistas, incluidos Vladimir Lenin, Joseph Stalin, Mao Zedong, Fidel Castro, Pol Pot, Kim Jong Il, Kim Jong Un, Daniel Ortega, Hugo Chávez y Nicolás Maduro”.

Hay que ser muy ignorantes de la historia para soslayar quienes son realmente los causantes de hambruna y muerte de millones de personas en todo el mundo, que no son precisamente los líderes comunistas como señala la resolución.  

Vergüenza deben tener los congresistas que no saben que Estados Unidos, desde la Segunda Guerra Mundial, ha participado en numerosas operaciones militares, entre ellas: Corea, Vietnam, Laos, Camboya, Afganistán, Irak, Siria y en 224 conflictos militares como son Somalia, Siria, Yemen, Yugoslavia, y Kosovo.

¿Ocultará María Elvira el asesinato criminal causado en Japón por el lanzamiento de dos bombas nucleares por Estados Unidos?

No fue ningún país socialista quien intervino en los golpes de Estado en América Latina, que dejaron un saldo elevado de muertes inocentes, desaparecidos y torturados. Fueron los Estados Unidos en nombre de la sacrosanta “democracia y los derechos humanos”.

Se olvidó de las intervenciones militares ordenadas por el gobierno yanqui en Bolivia, Brasil, Chile, Guatemala, Haití, México, Nicaragua, Egipto, Irán y Afganistán.

Tampoco recuerda las intermisiones militares en Cuba 1901, 1906 y 1912, Panamá 1903, Panamá 1908, Nicaragua 1912, México 1914, Haití 1915, República Dominicana 1916, Panamá 1918, Honduras 1924, Nicaragua 1926, República Dominicana 1930, Nicaragua 1934, Panamá 1941, China 1945-1949, Filipinas 1945-1953, Corea del Sur 1945-1953, Italia 1947-1948, Grecia 1947-1949, Albania 1949-1953, Viet Nam 1950-1973, Irán 1953, Guayana Británica/Guyana 1953-1964, Guatemala 1953/década de 1990, Camboya 1955-1973, Medio Oriente 1956-1958, Indonesia 1957-1958, Cuba 1961, Congo/Zaire 1960-1965, Brasil 1961-1964, República Dominicana 1963-1966, Chile 1964-1973, Grecia 1964-1974, Timor Este 1975, Nicaragua 1978-1979, Granada 1979-1984, Afganistán 1979-1992, El Salvador, 1980-1992, Libia 1981-1989, Haití 1987-1994, Panamá 1989, Irak década de 1990, Haití 2003-2004, Bolivia 2008, Honduras 2009, Ecuador 2010, Paraguay 2012, Brasil 2016 y Venezuela 2002-2019.

En 1961, la CIA intentó infructuosamente derrocar al presidente cubano Fidel Castro mediante la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos. Durante la Operación Mangosta aprobada en 1962, la CIA persistió en derrocarlo, mediante diversos intentos de asesinato y el terrorismo de estado.

Qué decir de la Operación Cóndor (1975 y 1983) a cargo de la CIA, campaña de represión política y terrorismo, causante de la muerte de al menos 60.000 ciudadanos, 30.000 desaparecidos y 400.000 encarcelados. Entre las víctimas había izquierdistas, líderes sindicales y campesinos, sacerdotes, monjas, estudiantes, profesores e intelectuales. Esos crímenes no los cometieron los comunistas, ni fueron los creadores de los criminales Escuadrones de la Muerte en América Latina.

Tener presente la intromisión de Estados Unidos en otras zonas del mundo, cuando el presidente Ronald Reagan con su Programa Democracia, trabajó en el derrocamiento del socialismo en Europa, apoyó al movimiento Solidaridad en Polonia y a la UNITA en Angola.

Durante la Operación Libertad Duradera, en el Cuerno Africano, Estados Unidos envió fuerzas a Etiopía, Kenia, Mauricio, Ruanda, Seychelles, Somalia, Tanzania, Uganda y Mali.  En 2013 intervinieron en Níger para apoyar a Francia.

A partir de 2012, actividades encubiertas con agentes de la CIA y tropas de operaciones especiales yanquis, entrenaron y armaron a 10,000 rebeldes sirios para derrocar al presidente sirio Bashar al-Asad.

En marzo de 2015, el presidente Barack Obama autorizó que sus tropas brindaran apoyo logístico y de inteligencia en Arabia Saudita, durante su intervención militar en Yemen. En octubre desplegó unos 300 militares en Camerún, para realizar operaciones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento.

En 2024, Joe Biden autorizó bombardear ciudades de Yemen, que continuaron bajo el régimen de Donald Trump. El 22 de junio de 2025, Trump ordenó ataques contra instalaciones nucleares iraníes para respaldar a su aliado Israel.

China con un sistema socialista puso su economía por delante de Estados Unidos y otros países occidentales, prueba de la eficiencia socialista, por eso los yanquis intenta ahogarlos.

Estados Unidos emplea métodos inhumanos con sus sanciones económicas, como son los casos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, para impedir su desarrollo y después acusarlos de “estados fallidos”.

A pesar de la guerra económica impuesta por Estados Unidos, el socialismo permitió que Cuba lograra éxitos en salud, educación, cultura, deportes, las ciencias y la biotecnología, a la altura de naciones del primer mundo, además de ayudar a otros países. Por eso refuerzan las sanciones y redoblan las campañas, como esta nueva resolución de la Cámara de Representantes.  

Los verdaderos criminales son: Harry S. Truman, Dwight D. Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson, Richard Nixon, Ronald Reagan, George H. W. Bush, William Clinton, George W. Bush, Barack Obama, Joe Biden y Donald Trump, responsables de los asesinatos de millones de inocentes.

“Nada hay más justo que dejar en punto de verdad las cosas de la historia”. José Martí.