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El secreto de Eva cap.2

6 junio 2009

Manos

Eva pensaba que bromeaba, que no iba a dejarla sola esa noche. Por eso no quiso seguir con el juego para preferir caminar por la hermosa habitación, acariciando los muebles suavemente y fijándose en los antiguos oleos que colgaban de las paredes. Al tiempo que iba contemplándolo todo, multitud de preguntas asaltaban su cabeza.

-Dime Michel… ¿dónde has estado estos días?-

-He estado en una isla del pacífico… tenía pendiente un encuentro con un viejo amigo-

-Vaya, pues hay una larga distancia entre el Pacífico y Rumanía-

-Aquí también tengo amigos con los que tenía que reunirme, eso es todo-

-Tienes muchos amigos por todo el mundo… qué importante, ¿no crees?-

-Eva, deberías de cambiar ese tono de voz-

-Y este torreón… todo esto debe de costar una fortuna-

-Precisamente es de un amigo, me lo ha prestado-

-Tienes amigos muy extraños, y muy ricos-

-Y tú tienes demasiada curiosidad. Créeme, la mejor manera de saber no es preguntar, sino observar-

-Sí, eso sí que lo he notado en ti, lo observas todo-

-Por eso he querido traerte hasta aquí, aprovechando estos días lejos de San Nicolás, donde ni tú tienes que dedicar todo el tiempo del día a servir mesas a camioneros ni yo tengo que andar resolviendo problemas intranscendentes. Tú tienes un secreto que me tienes que contar-

-Y tú también tienes otro secreto que también me tendrás que contar-

Hay ocasiones en que te encuentras con personas especiales escondidas en el vestido de la mediocridad del mundo, y Eva es una de ellas. Lo noté rápidamente en sus ojos y en sus manos, cuando la encontré en medio de una carretera mientras una tormenta se mofaba de ella.

La manera de mover las manos me dice mucho de una persona, más, mucho más de lo que pueda decirme con la palabra. Y es que las manos indican la experiencia del espíritu; cuando el movimiento de las manos deja una estela de armonía, suavidad y quietud, puedo leer en ellas la sabiduría de un espíritu anciano que es capaz de dominar sus instintos y que le gusta contemplar el mundo. Al contrario, en unas manos que se mueven más de lo necesario, de manera nerviosa, inarmónica y arrítmica, leo la inexperiencia, la inseguridad y el miedo. Hay manos finas y delicadas pero les falta movimiento, entonces leo la vanidad y el gusto por la superficialidad, a veces encuentro manos que tienden a abrirse, que necesitan nutrirse del sentido del tacto, y en ellas puedo leer el afecto y la nobleza…

De las manos de Eva se derramaba dulzura y nostalgia. No solo podía verlo, también pude percibirlo con su fragancia, con su tono de voz, con la escasa luz de sus pupilas. Eva tiene un espíritu inocente, noble y con una gran capacidad de amar. Precisamente ese tipo de personas son las que más sufren en la vida y por eso mismo también son las más vulnerables.

Las almas de los hombres también corren su peligro, y demasiado castigo en la vida puede herirlas y dejar que su sangre sea olida por el demonio. Desde aquel día en que tuve que ocuparme de ella, una llamada interior me dio la orden de protegerla y de cuidarla, porque guardaba un secreto muy valioso que no estaba dispuesto a dejar de saber.

La noche se abría paso entre las brumas nocturnas, y mientras ella y yo disfrutábamos de nuestra compañía, cobijados por un claro de luna, Eva me dio la llave de su tesoro, y haciendo uso de ella comenzaron a manar las sílabas de su secreto a través de unos labios que dejaban escapar una voz persuasiva y aterciopelada.

-Bien Michel, todo empezó hace diez años, cuando conocí a un tipo llamado Wenceslao…

La habitación de Eva. Cap. 1

3 junio 2009
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TORREÓN CHINDIEI

TORREÓN CHINDIEI

No cabe ninguna duda, que de las dos opciones que tuvo Eva al abrir el sobre, la más atractiva era la de aceptar la invitación de un viaje sin billete de vuelta, a una ciudad de la que no conocía apenas nada en mitad de la Europa oriental. De todas maneras  no es difícil decidirse cuando todas las circunstancias colaboran en la misma dirección.

El avión llegó puntual y no tardé en acercarme a ella cuando la vi salir por la puerta de llegadas. Eva no estaba segura de cómo saludarme, yo tampoco le di demasiadas opciones, le ofrecí  la mano y le di la bienvenida.

-Imagino que el viaje habrá sido como todos los viajes en avión, una pesadilla-

-Bueno… a mi no me lo parece, me gusta volar-

-A mi también, pero sin aviones ni nada que se le parezca-

-Claro… cómo los ángeles, ¿no cree usted, Sr. Piperón?-

-O cómo los demonios, ¿no cree usted, Srta. Genovesse?-

-Los demonios no vuelan, solo aparecen cuando huelen la debilidad cercana-

-Entonces será por eso que en los pensamientos de todos los hombres se nos aparecen tantos demonios Srta. Genovesse-

-Me gusta más escuchar de ti mi nombre, el apellido es demasiado largo-

-A ti tampoco te queda mal llamarme Michel, es más cercano-

-Bueno… ¿y ahora?-

-Ahora te llevaré al lugar donde vas a hospedarte, seguro que te gustará-

En la salida del Aeropuerto estaba esperándonos el chófer que nos llevaría a Targoviste, una ciudad situada al noroeste de Bucarest por una carretera llena de parches y agujeros, que no se acomplejaba en mostrarnos la soledad de esas campiñas abandonadas y el fantasma de la ausencia rondando en algunas pedanías que se iban reduciendo al polvo molido por el tiempo.

No sé exactamente cuanto pudimos tardar en llegar, tal vez un par de horas o tres. En largos trayectos siempre me gusta tomar la iniciativa. Por eso empecé yo a preguntar a Eva por su trabajo, por Tomy, por sus sensaciones… cualquier pregunta siempre resulta útil para evitar ser uno el que responda. La vida no colabora con el que se descubre gratuitamente.

Cuando el chófer llegó a la Torre Chindiei ya estaba atardeciendo, aunque todavía el día resplandecía con una luz agradable.

-Eva, en este lugar pasarás esta noche-

Le di órdenes al chófer para que dejara el equipaje en el suelo  y le pagué con una generosa propina. Después nos quedamos los dos solos, rodeados de un silencio frío que se mecía en la atmósfera del lugar. Eva estaba sorprendida, nunca había pasado una noche en una torre medieval. Subí su equipaje y le acompañé a la habitación, una hermosa sala decorada con toda la elegancia del Art Nouveau, y equipada con todas las comodidades requeridas por la aristocracia del siglo XIX.

-Entonces… ¿aquí vamos a pasar la noche?-

-Bueno… aquí la vas a pasar tú, yo llegaré mañana por la mañana a por ti, antes de que amanezca-

-¿Cómo?…¿me vas a dejar sola?, ¡ni lo sueñes!, yo no he venido a este perdido lugar del mundo para dormir sola en un torreón medieval-

-No te preocupes Eva… en realidad esta noche no la vas a pasar sola, hay muchos secretos que se deslizan entre los muros de este torreón-

El Príncipe de las Tinieblas. Cap.7

28 mayo 2009

el_umbral

Cuando sobrepasas el umbral de las tinieblas descubres una nueva forma de luz que te envuelve, que se extiende hacia los espacios interiores, que se alimenta de tu propia luz dejándote desnudo el aliento, acariciando la profunda piel de tu inconsciente, jadeando su frialdad en tus oídos cómo un fantasma sin alma; sin que puedas hacer nada para protegerte, sin el latido de tu corazón sobrecogido, sin opciones a huir, simplemente existiendo, sin vida, sin el calor de tus manos, sin ningún amor… perdido.

En lo más profundo de aquel lugar nada es confuso, todo tiene forma y fondo, intención, fundamento. El paisaje era esencialmente pétreo, con colores oscuros que contrastaban al mezclase con el brillo de los minerales. El espacio era muy amplio, siendo invadido por diferentes criaturas que surcando los aires iban y venían cargando entre sus brazos bolas de luz, diferentes en tamaño e intensidad, que servían de alimento a un extraño ser de imagen solemne y terriblemente persuasiva.

Su rostro transmitía una dulzura extraña, similar a la que se puede sentir en soledad cuando el sol se oculta cada tarde tras la lejana línea del oeste. Sus cabellos son largos y finos, sus ojos penetrantes y oscuros, sus labios y su pecho femeninos, sus brazos fuertes, masculinos, sus piernas están ocultas tras una falda bordada con motivos sensuales en hilo de oro sobre terciopelo negro con piedras preciosas. Su estatura grandiosa, sus gestos refinados y apacibles, su presencia, imperial.

Al Perverso no pareció importarle mi presencia. Es más, me invitó amablemente a que me acercara hasta él. Después de observarme por unos instantes, me dirigió la palabra.

-Sr. Piperón, le doy la bienvenida a mi Reino. Realmente me sorprende su atrevimiento, pocos son los seres que cruzan el umbral para conocerme, menos aún los que tras ver mi rostro consiguen salir de nuevo-

-No tengo miedo a contemplar su rostro. Es más, puedo verle cada día deslizándose entre las cortinas de mi pensamiento. Lo único que temo es la Ignorancia, pero vos… no puedo temer a lo que forma parte de mi.-

-Sr. Piperón… si teme a la Ignorancia, ¿por qué no se entrega a mi enteramente?. Yo soy la fuente de toda sabiduría, yo puedo complacerte en todo.

-Tú solo te complaces con la luz que te traen tus terribles criaturas-

-Claro… ese es mi alimento… la inocencia de las almas que cubren la faz de la tierra, sus anhelos espirituales que tan buen paladar tienen. Esa luz no las necesitan los hombres. Yo en cambio les doy la seguridad que solo ofrece el dinero, la satisfacción de la vanidad, lleno sus vidas con los placeres de la carne, les alimento con la ambición que ocupa su tiempo. A pesar de sus existencias miserables, les hago creer que son grandes e importantes, ¿acaso no merece eso que yo me alimente pues, de sus almas débiles y quebradizas?. Es solo un intercambio… y aunque usted se resista, Sr. piperón, más temprano que tarde podré percibir el dulce sabor de su alma. No se olvide de que yo soy el Señor del Mundo.

-En eso estamos de acuerdo, usted es el Señor del Mundo, pero no el Señor de las órbitas y de las esferas flotantes del Universo. Tú también tienes un final-

-El final solo gobierna a la naturaleza descendiente de la impermanencia. El final pertenece al Tiempo. Yo no soy del Tiempo, porque el Tiempo fue vomitado de mi boca. Se equivoca Sr. Piperón, yo soy una emanación increada, y mi Misterio permanecerá desafiando a la Luz y a la Eternidad. Yo soy la fuente de otra Luz, y el Dios de otra Eternidad.

-Entonces yo le daré de comer su propio vómito, le haré tragarse al tiempo que nos consume y le haré vomitar la Luz que se traga-

-No sea maleducado, Sr. Piperón… no olvide que es usted el que está en mi casa y que fue usted el que vino sin que yo se lo pidiera. Usted no tiene ese poder, porque ese poder solo puedo otorgarlo yo. Además, yo no hago nada que las personas no quieran hacer. Yo no robo las almas… ellos me la ofrecen a cambio de mi alimento. Sr. Piperón, no siga por esa vía porque ese es el sendero del perdedor. Usted goza de ciertos privilegios que yo admiro debido al trabajo que realizó hace miles de años. Por eso no puedo negar la simpatía que siento hacia usted, pero su tiempo se agota y su alma se siente cada vez más cansada. Sr. Piperón, ha sido un placer. Puede marcharse tranquilamente, la próxima vez que nos veamos no será igual que ahora. Muchas gracias por su visita, ya sabe que estaré complacido en ayudarle. Hasta la vista Sr. Piperón-

El Sobre de Eva. Cap.6

25 mayo 2009

escribiendo

Aquella mañana Tommy se levantó más temprano de lo habitual. Lo que le pasaba realmente al condenado es que estaba deseando de saber lo que había en el sobre que le había reservado a Eva. El pobre Tomy, de aspecto rechonchón, sin apenas pelo en su cabeza y con el tatuaje de un ancla en su antebrazo derecho, tenía una vida demasiado vulgar en su bar de carretera.

Para él, cualquier novedad como puede ser la de entregarle un sobre a una chica que empezó a trabajar en su local por mi recomendación, es un motivo lo suficientemente excitante como para hacer de su vida algo más emocionante. Su mujer es encantadora, hacen buena pareja, se llama Mariló, Miló para los amigos, y son las únicas personas con las que me gusta pasar la noche de Navidad, celebrándolo al calor de una amistad que desafía al temporal y al acero.

Cuando Eva entró a las seis y media de la mañana para encender la cafetera, ya estaba dentro Tomy, con una media sonrisa un tanto ridícula que delataba su excitación. La joven Eva se sorprendió al verle de esa manera, aunque ya intuyó que esa cara de bobo tenía que ver con el sobre que tenía en su mano derecha sobre la barra del bar.

-Vaya Jefe, que temprano se levantó hoy…¿a qué se debe este honor?-

-…¿Has visto lo que tengo en mi manita?… es un bonito sobre para una chiquita muy bonita que trabaja en un bar…¿adivinas para quién es?-

Tomy no tiene ningún sentido del ridículo, yo sería incapaz de hablarle así a una chica, pero en fin, la verdad  es que en él queda muy simpática la escena, además todo lo acompaña con un tono de voz medio afeminado y mostrando el sobre con su mano en forma de reclamo… menudo idiota está hecho. Inevitablemente Eva tiene que reírse.

-Déjeme que lo adivine… ese sobre es para una chica llamada Eva… y espero que no sea la carta de despido-

-No es eso, al menos de momento… es algo para ti de …. ¡Michel Piperón!-

Eva no se cortó en mostrar su sorpresa y corrió rápidamente a por el sobre. Lo abrió, y cuando vio el billete de avión de ida sin vuelta a Bucarest, se quedó paralizada, sin saber cómo reaccionar. A Tomy no le sorprendió demasiado, ya me conoce.

-Tomy… nunca he viajado a un lugar tan lejano yo sola… ¿por qué?-

-No te preocupes, allí te estará esperando Michel Piperón-

-Pero…¿por qué lo hace?-

-Eso siempre será un misterio, el Sr. Piperón es toda una caja de sorpresas, por algo lo habrá hecho, no lo dudes-

-¿Quién es realmente Michel Piperón?-

-¿Michel Piperón?… pertenece a otro mundo, es un ángel caído, no me preguntes más-

-¿Un ángel caído?, ¿de qué me estás hablando?-

-Pues de eso, pregúntaselo tu misma si quieres saber algo más de él. Seguro que en Bucarest tendrás la oportunidad de hacerlo, yo me voy ya; no te olvides de preparar la plancha y de sacar la carne del congelador; a mediodía los camioneros están hambrientos y no me gusta impacientar a las bestias-

Viajando a la fuente del mal. Cap.5

23 mayo 2009

Entrada a la Fuente del Mal

Cuando te encuentras en ese tipo de situaciones nunca te sientes cansado. Y es que parece que uno se alimenta con la sensación de un peligro constante, más todavía si has tenido que hacer uso de un tipo de nigromancia que desafía todas las invisibles leyes de la creación.

El muerto se arrastraba, como si el reptil que ocupaba aquel cuerpo no se hubiera dado cuenta de su nueva envoltura. Yo le seguía sin quitarle el ojo de encima, cubierto por las tinieblas de una noche que se hacía más densa bajo la nocturna sombra de una selva, que no parecía mostrar ningún interés en la despreciable vida de un ser humano. Los relámpagos se dejaban ver en intervalos cada vez más cortos, y los espíritus del aire parecían recrearse con la electricidad de una tormenta anunciada.

No puedo decirte cuantas horas estuve siguiendo al muerto, a mi me parecieron días enteros privados de la luz del mediodía. Pero de lo que sí puedo hablarte es del sobrecogimiento de mi alma, cuando la criatura que me abría el camino comenzó a descender por la ladera de un volcán que descendía hacia una garganta rocosa cuyo fondo no podía ni siquiera intuirse, y en la que la exuberante vida de la selva dejaba paso a un paisaje que solo mostraba una infinitud de cadáveres vegetales, donde los troncos y las ramas de los grandes árboles que otrora gobernaran aquellos territorios con todo el esplendor de su belleza, hubieran caído en una maldición que les hiciera retorcerse y deformarse desprotegidos de todo consuelo y de cualquier hálito de vida en su interior. El cadáver permaneció inmóvil en un momento del descenso, y mirándome fríamente a los ojos me dirigió la palabra con una voz helada y jadeante.

-Abajo está la fuente del mal, no puedo seguir acompañándote-

A pesar del buen servicio recibido por el muerto, no podía consentir que se marchara en libertad, pues de todo puedes esperarte de una criatura del mundo soterrado, así que sin muchos escrúpulos no tardé en cortarle la cabeza y enterrarla en un lugar a parte de su cuerpo bajo la maldición de aquel lugar que hacía huir al mismo perfume de la selva. Después de todo aquello no me quedaban muchas opciones, empecé a descender hacia el centro de ninguna parte, donde las propias tinieblas devoraban cualquier átomo de vida, y las esperanzas de poder contarlo en ningún momento podían ser tomadas en cuenta. Lo único de lo que te puedo hablar es de un sabor eléctrico en mi paladar y de un sudor frío que mojaba mis sienes, mientras caminaba entre los secos árboles hacia el interior de la fuente del Mal.

Tras los pasos de la muerte. Cap.4

19 mayo 2009

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Cuando llegué al Sydney no tardé demasiado en contactar con Gerard Dupont, un viejo capitán de un buque mercante que había pasado cuarenta años de su vida proveyendo a las incontables islas del pacífico de todo tipo de mercancías, algunas legales. Pero en fin, ese tipo era justo lo que necesitaba para llegar hasta las islas Salomón de forma clandestina, y además, es el tipo de hombres que conservan ese honor de caballero tan característico de los años cincuenta, era fácil saber que no iba delatarme.

Salimos por la noche, el barco era más bien un fantasma que otra cosa, olía a óxido de hierro mezclado con queroseno y su escasa luz parecía que fuera a fundirse de un momento a otro. Lo bueno de aquella travesía fue el olor del Pacífico, ese maldito océano parece esconder terribles misterios en sus profundidades.

Fueron tres días de travesía, Gerard nunca quiso saber por qué yo quería ir a las Islas Salomón, él solo fumaba un tabaco de pipa negro con latakia que olía a brea. En verdad no hablaba de nada, solo contemplaba el océano encogiendo los ojos.

A unos escasos tres kilómetros de la isla de Guadalcanal fue cuando ocurrió la tragedia. Bajando el bote salvavidas del viejo barco, que me llevaría a la orilla de la isla, el viejo Dupont hizo un esfuerzo poco conveniente a su edad que le aumentó la presión sanguínea de la cabeza rompiéndole una arteria. Se incorporó de manera confusa y tras unos instantes, cayó de espaldas clavándose en la nuca la punta de un tornillo oxidado que atravesaba un madero sobre la cubierta del barco.

Bueno… aquel cadáver también iba a serme útil. Le abrí el pecho con un cuchillo y le extraje el corazón que cubrí con unos trapos llenos de grasa de motor, después lo subí al bote salvavidas no sin poca dificultad y empecé a remar en dirección a la costa de Guadalcanal.

Se estaba haciendo de noche y eso era lo mejor que podía pasarme para hacer los trabajos con el muerto, no sé decirte cuando tardé en llegar exactamente. Deje el cadáver oculto entre algunos matorrales, después de aquello no fue ningún problema matar a una iguana de dos metros, extraer el corazón al animal y tras los debidos rituales, quemar el corazón del viejo e  introducir el corazón del reptil en su lugar.

Es una práctica ancestral que tiene que ver con las más antiguas tradiciones mesoamericanas, en la que se encadena el ánima de un animal en el cuerpo de un muerto, creando así un híbrido sometido a las órdenes del chamán. En algunos lugares lo llaman la “magia del tótem”, en fin, no voy a detenerme con todo ese asunto.

El viejo empezó a moverse, arrastrándose por el suelo y mirándome con unos ojos profundos e hipnóticos, ahora solo necesitaba escuchar la orden precisa.

Entonces fue cuando le ordené a la criatura que me llevara hasta la fuente del mal. El híbrido comenzó a arrastrarse hacia el interior de la isla. Yo le seguí, sabiendo que la intuición de esas criaturas del mundo soterrado, me llevaría directamente al lugar preciso.

El cielo estaba cubierto de densos nubarrones, y de vez en cuando un silencioso relámpago me permitía ver la densidad de una selva que escondía un terrible secreto en sus entrañas.

El viaje del pelícano. Cap.3

15 mayo 2009

AvionAmanecer

No tenía tiempo de complacerla, cuando salí a las seis de la mañana ya me estaba esperando un taxi para llevarme al aeropuerto. De todas maneras no me gusta dejar de cumplir mi palabra, es lo único que da credibilidad a los hombres, por eso le tenía preparada una sorpresa.

Para la gente que me conoce solo soy un esclavo de mi trabajo. Todo es un pretexto, porque yo trabajo cuando me apetece y el caso me agrada. Pero la verdad es que me gusta llevarle la corriente a toda esa gente y hacerles creer que llevan razón, que soy un pobre diablo acostumbrado a trabajar, como si no supiera hacer del tiempo un acordeón con el que tocar hermosas piezas junto a los álamos de la Gran Avenida.

Uf, que aire más fresco corría en el aeropuerto, poca gente para lo acostumbrado; se nota que no hay ilusión, cuando la gente no está ilusionada deja de viajar y se queda atrapada en la habitación de casa.

Hice una última llamada antes de coger el avión que me llevaría a Sydney:
-¿Sí, dígame?-
-Dentro de una hora salgo para Sydney, no te olvides de ir a mi apartamento y recoger el sobre que encontrarás en el mueble junto a la ventana. Dáselo mañana, quiero darle la sorpresa-
-Cómo quieras Michel… ¿sabes?, le va a dar un infarto cuando abra el sobre, menudo idiota estás hecho-
-Si le da el infarto y no sobrevive, quémala junto al cobertizo y que no quede rastro de ella-
-Deberías de pensártelo, no es difícil enamorarse de esa chica-
-Ya sabes que yo nunca me enamoro-
-Pero Eva tiene ese peligro, lo lleva en su nombre-
-Tú preocúpate de servir buena comida a los camioneros que yo ya sé cuidar de mi-
-Oye “Capitán”, ten cuidado con ese trabajo, no me gusta nada ese asunto-
-Lo tendré Tomy, gracias por todo, dale un beso a Miló de mi parte y no te olvides de lo del sobre-
-Descuida Michel, buen viaje, amigo mío-

Al amanecer con Eva. Cap.2

11 mayo 2009
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bar

Estuve pensando en cómo deshacerme de la chica. No tengo tiempo para cuidar de nadie, menos de una joven inculta criada en un barrio periférico. Entonces fue cuando la desperté, eran las ocho pasadas .

-Dime muchacha, ¿A dónde vas a ir?-
-No sé, quizás sino te importa podría quedarme unos días contigo-
-Tú estás loca, ¿y tus padres?-
-No tengo padres-
-¿Familia, tíos, hermanos?-
-No tengo familia-
-¿Algún afortunado amigo o amiga que estén encantados de acogerte?-
-Todo lo que tengo es nada-
-Pues bien hija, no tengo mucho más interés en saber de ti, voy a buscarte un trabajo temporal hasta que pongas en orden tu vida y hagas algo provechoso con ella, con un poco de suerte conozco a alguien que querrá hacerse cargo de ti, al menos por unos días, después te lo tendrás que averiguar tú solita, que ya eres mayor-
-¿Qué va a pasar con el coche?-
-Yo que tú me olvidaba de ese coche, solo va a darte problemas-

Hice un par de llamadas de teléfono. Tomy necesitaba una chica para la cocina y la limpieza del bar. Es un pequeño antro donde se sirven menús para camioneros, su mujer también le ayuda y además son gente encantadora. Conozco a Tomy desde la infancia. A veces lo llamo para que me acompañe en trabajos complicados cuando contratan mis servicios. Es leal y de buenos sentimientos. Lo malo de él, es que está convencido de no poder prosperar, y eso le hace vivir una existencia más o menos mediocre.

La tormenta Cap.1

9 mayo 2009

tormenta
Todo pasó demasiado rápido. Probablemente no hubiera sucedido si me hubiese estado quieto. Al fin y al cabo un poco de lluvia no hace daño a nadie, y presenciar la muerte de un tipo siempre es, al menos, una situación incómoda.

Anoche salí más tarde que de costumbre del bar de Tomy. No suelo beber nada de alcohol cuando voy, pero me gusta escuchar esas disparatadas historias que se inventa para camuflar la frustración de su mediocre vida, y ya de paso le complazco, haciéndole creer que es un tipo ineresante… pobre diablo.

El bar de Tomy se encuentra a doce kilómetros de la ciudad donde vivo, en una pedanía perdida en medio de ninguna parte, donde solo paran los camioneros para reponerse. En cuestión de minutos se derrumbó el cielo y empezó a caer agua por todas partes, eso fue unos minutos después de arrancar el automóvil para regresar.

Justo en medio de la carretera me crucé con una chica joven en apuros. Su coche se quedó averiado y la tormenta no parecía querer colaborar con ella. Encendí las luces de emergencia y paré mi coche justo detrás del de ella. Parece ser que se tranquilizó un poco cuando me vio bajar de mi auto con la intención de ayudarle.
Abrí el capó de su destartalado Talbot Horizón blanco y empecé a mirar manguitos y niveles. Ella tiritaba de frío, la verdad es que no llevaba ropa de abrigo y solo se cubría con una camiseta de tirantes y unos vaqueros ceñidos. – Señorita-, le dije,-creo que lo mejor es que le lleve a su casa y mañana llame a su seguro para que se lleven el coche de aquí-

Me sorprendió que no dudara ante mi oferta, no es normal montarse en coche ajeno para que te lleven a tu casa en medio de la noche. En el regreso me contó que el coche era de su difunto abuelo bla bla bla bla bla bla. Yo solo estuve atento a su perfume, a la manera en que movía las manos y al timbre de su voz.

Eva vive en un barrio humilde, cerca del polígono industrial. Cuando llegué a la puerta de su casa me sonrió y me dio las gracias, yo le di una tarjeta y me despedí de ella con cordialidad. Cuando bajó del coche, un tipo de mediana edad sale del domicilio y empieza a gritarle. Yo bajé al instante y le amenacé con llamar a la policía. El tipo se viene hacia mi con la intención de agredirme, se escurre con el excremento mojado de algún can y con un bordillo se parte la cabeza, muriendo al instante.

Eva no pareció sentirlo demasiado. Entonces entró en mi coche, y el cadáver fue comido por las ratas sin dejar rastro.

El chiflado que se transformó en pez

7 mayo 2009

chiflado
Esta mañana salí de mi apartamento y me topé en la puerta de la calle con el chiflado que vive en el piso de abajo. Se instalaron hace un par de semanas, son unos pobres locos, de esos que no tienen a nadie con quien quedarse y el gobierno de la región se hace cargo instalándolos en pequeños pisos con un asistente social.

De todos ellos, el de esta mañana es el que peor huele. Es una mezcla de sudor y tabaco negro que recuerda a esas tabernas que bullen a la hora de los toros, cuando retransmiten la corrida en la pantalla de la esquina.
-Vecinooo- me dice con una voz ronca y una cara de falsa simpatía -¿tienes un cigarroooo?-

Preferí no contestarle. Me limité a observarlo con atención y analizar la expresión de su rostro. Después le pegué un puñetazo y lo dejé inconsciente, la gente que pasaba por allí quedó horrorizada.

Me lo eché encima y lo metí en el coche… su mal olor se quedó pegado en la tapicería de los asientos traseros. Subí al puerto de montaña que se encuentra a 46 km por la carretera del norte. Llegué hasta el lago. Lo saqué del vehículo, que asco me daba. Y entonces invoqué a las ondinas del lugar.

Lo demás pasó de la siguiente manera: lo lancé al agua, en el momento en que cayó al medio acuático recuperó la consciencia… pobrecillo, no supo mantenerse a flote. Se sumergió completamente, hasta el fondo, y entonces todas las ondinas fueron a su encuentro para provocar la transformación. Pasaron un par de horas más o menos. Después las ondinas se dispersaron y supe que todo había terminado. Entonces me tiré al lago y descendí hasta poder verle . El chiflado se había transformado en un bello y robusto pez.

Me senté en una roca de granito que descansaba en el fondo y me contó cómo había sido su miserable vida como ser humano, Charly se llamaba.

Yo le escuché mientras acariciaba su brillante piel de escamas plateadas. Después le di un consejo.
-Charly, disfruta de tu nuevo estado y no subas a la superficie, aquí encontrarás todo lo que necesites, no lo dudes, huye de los seres humanos y goza jugando con las ondinas y el resto de tus nuevos hermanos. Por lo demás, diviértete y vive feliz, eso es todo-.

Después de aquello tuve que bajar de nuevo a la ciudad, llevar el coche a un lavadero y pagar el doble para quitar ese mal olor que me revolvía el estómago.

Mientras el cojo me colocaba un ambientador de pino en el espejo retrovisor, yo aproveché para comerme un par de donuts en la confitería de la esquina, junto al kiosco de los cupones donde trabaja la bizca.

Una bella chica me atiende, “debe de llamarse Jéssica”, pensé. Entonces me entretuve ojeando los titulares de prensa, y me alegré al saber que la economía mundial estaba empezando a dar síntomas de recuperación, a pesar de que nunca me creo ese tipo de mentiras.

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