domingo, 28 de diciembre de 2025

CUENTAS ANUALES

25 RECIENTES (desde 2020)

Historias del Buen Valle (Jos茅 Luis Guerin, 2025), Le cinqui猫me plan de La Jet茅e (Dominique Cabrera, 2024), The shrouds (David Cronenberg, 2024), Trois amies (Emmanuel Mouret, 2024), Le citt脿 di pianura (Francesco Sossai, 2025), Por la pista vac铆a (Pablo Garc铆a Canga, 2022), Becoming Led Zeppelin (Bernard MacMahon, 2025).

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Little, big and far (Jem Cohen, 2024), Miroirs n潞 3 (Christian Petzold, 2025), Mis茅ricorde (Alain Guiraudie, 2024), Pepe (Nelson Carlo de los Santos Arias, 2024), Un balcon 脿 Limoges (J茅r么me Reybaud, 2025), Ce n'est qu'un au revoir (Guillaume Brac, 2024), Hanami (Denise Fernandes, 2023), Throwing in John Ford's movies (Hasumi Shigu茅hikoMiyake Sh么, 2025), The life of Chuck (Mike Flanagan, 2024)

e incluso:

Le coeur du masturbateur (Michael Salerno, 2024), La pie voleuse (Robert Gu茅diguian, 2025), Dr酶mmer (Dag Johan Haugerud, 2024), Morlaix (Jaime Rosales, 2025), Little boy (James Benning, 2025), Le deuxi茅me acte (Quentin Dupieux, 2024), Ella McKay (James L. Brooks, 2025), La prisonni猫re de Bordeaux (Patricia Mazuy, 2024), Je suis d茅j脿 mort trois fois (Maxence Vassilyevitch, 2025).


NO TAN RECIENTES

Bakit bughaw ang langit? (Mario O'Hara, 1981), Asu wa nipponbare (Shimizu Hiroshi, 1948), Gl贸ria (Manuela Viegas, 1999), Totsugu hi made (Shimazu Yasujir么, 1940), American Playhouse: Pilgrim, farewell (Michael Roemer, 1980), Acu茅rdate de vivir (Roberto Gavald贸n, 1952/3), Georges de La Tour (Alain Cavalier, 1998), Mogura yokoch么 (Shimizu Hiroshi, 1953), Haha no omokage (Shimizu Hiroshi, 1959), La promessa (Valerio Zurlini, 1970), The thief's wife (Allan Dwan, 1912).

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Yue guang xia wo ji de (Lin Cheng-sheng, 2004), Waterloo Bridge (James Whale, 1931), Joe Dakota (Richard Bartlett, 1957), Die todesschleife (Arthur Robison, 1928), Jenseits der strasse - Eine trag枚die des Alltags (Leo Mittler, 1929), A vida invis铆vel (V铆tor Gon莽alves, 2013), La tratta delle bianche (Luigi Comencini, 1952), Senba zuru (Masumura Yasuz么, 1969), Polizeiruf 110: W枚lfe (Christian Petzold, 2016), Mati猫re grise (Kivu Ruhorahoza, 2011), Anne Marie (Raymond Bernard, 1936), Kanya ya ma kan, Beyrouth (Jocelyne Saab, 1995), Variations (Nathaniel Dorsky, 1998), Ahasin polowata (Lester James Peries, 1978), The Nile Hilton incident (Tarik Saleh, 2017), La chambre obscure (Marie-Christine Questerbert, 2000), The other woman (Hugo Haas, 1954), Edad dif铆cil (Leopoldo Torres R铆os, 1956), Two rivers (Peter B. Hutton, 2001/2), Yoru no henrin (Nakamura Noboru, 1964), Do c茅u ao rio (Ant贸nio Reis & C茅sar Guerra Leal, 1964), Pain茅is do Porto (Ant贸nio Reis & C茅sar Guerra Leal, 1963), Peter Tscherkassky – kino aus der dunkelkammer (Sven von Reden, 2014), La desaz贸n suprema. Retrato incesante de Fernando Vallejo (Luis Ospina, 2003), Oblivion (Stephen Dwoskin, 2005), Elle (Valeria Sarmiento, 1995), Stars and stripes forever (Henry Koster, 1952), Die Benefiz-Vorstellung der vier teufel (A. W. Sandberg, 1920).


s谩bado, 29 de noviembre de 2025

JLG

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La editorial Confluencias publica el primero de los vol煤menes recopilatorios de los textos escritos por Miguel Mar铆as a lo largo de su larga trayectoria. 

Para este recorrido por los dedicados al cine de Jean-Luc Godard, escrib铆 un pr贸logo.

Simult谩neamente se publica otro con los art铆culos acerca de Alfred Hitchcock y no ser谩n los 煤ltimos.

A la venta en breve.

viernes, 12 de septiembre de 2025

A MI PESAR

Otro gallo hubiese cantado al cine de Catherine Breillat si hubiese resuelto m谩s pel铆culas como lo hizo cuando film贸 su segunda obra, "Tapage nocturne" en 1979.

No se le ha podido negar a esta cineasta, aunque tal vez ahora ya s铆, su obstinada audacia, los riesgos que ha solido correr, sobre todo porque los entendi贸 como necesarios; incontables ejemplos de mala praxis, muy lucrativas, detonan por doquier en toda clase de pel铆culas a vueltas con los temas que le suelen interesar. Tal vez Breillat nunca logr贸 sentirse del todo c贸moda en el tono y la distancia y volvi贸 una y otra vez a tratar de encontrarla, porque a por respuestas no parec铆a nunca ir.

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La sexualidad, el deseo y el desamparo inmanente a lo que siendo tan propio, tan 铆ntimo, solo adquiere su completo sentido en el intercambio con los dem谩s, han dado mil vueltas y se han probado los m谩s variados ropajes en sus films, a menudo con coherencia y una curiosidad que devino preocupaci贸n de tanto importarle lo que el encuadre al final reflejaba.

La hondura es otra cosa. 

Cuando otras veces ha alcanzado la plenitud o la ha rondado ("Sale comme un ange" de 1991, "Breve travers茅e" de 2001), coincide como en "Tapage nocturne" que ha borrado todo rastro de investigaci贸n, de tesis. No es la 煤nica v铆a para filmar la intimidad, pero una de las m谩s f茅rtiles. Y no es sencilla. Basta con pensar que se trata de impedir que sus espectadores sean voyeurs sin que puedan adoptar el muy amplio rango de puntos de vista que tratan pertinazmente de travestirnos para que no experimentemos el v茅rtigo de mirarnos y mirar de verdad. No es poca cosa evitar tener enfrente no solo a los onanistas habituales, tampoco a terapeutas, detectives, polic铆as o asistentes sociales, quitando a todos los asideros y tapando los escondites, dejando a cada cual frente a s铆 mismo. 

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En "Tapage nocturne" sin embargo se libera Breillat de algo m谩s, de un l铆mite narrativo. 

Aqu铆 habr铆a que hacer una precisi贸n o quiz谩 una imprecisi贸n. Estamos en el territorio de Jean Eustache y de la cascada que mana en el cine franc茅s desde la venida de Jean-Luc Godard y la modernidad equivalente al cine en primer(铆sim)a persona. Empu帽ar una c谩mara sin el amparo de un estudio y quiz谩 ni siquiera de un equipo de colaboradores acreditados, hizo tambi茅n m谩s personales a las pel铆culas porque les permiti贸 virar radicalmente de intereses. Desde la contemplaci贸n con toda la mesura y el sentido de la justicia posible de lo extraordinario (hasta el punto de convertir en ordinario lo que muchos nunca ven con sus propios ojos: el amor, el hero铆smo, la maldad) se pudo pasar a filmar inestablemente lo m谩s vulgar, en el sentido de lo m谩s corriente: el tedio, la insensatez, no ya a los inadaptados sino a los que deambulan por la vida sin que les importe lo m谩s m铆nimo el futuro. 

Breillat prescinde de una historia como tal, se acerca peligrosamente a s铆 misma, se contradice y al mismo tiempo se afirma a cada paso. ¿En qu茅? Quiz谩 en una idea de lo sagrado del placer, sucio, a costa de marchitar el cuerpo, pero que nos pertenece.   

Por donde caminaban Maurice Pialat, Jean-Claude Brisseau o Philippe Garrel, a tientas, como nuevos salvajes - ah, los hijos de Nicholas Ray - se puede encontrar a Breillat por confiar en ella misma y en una actriz extraordinaria.

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Antes de hablar de esta inolvidable Dominique Laffin, que uno no dudar铆a ni un segundo en calificar de la mejor int茅rprete que nunca vio en muchos planos del film, habr铆a que hacerlo de la luz de la pel铆cula.

Un rellano de una escalera que se queda a oscuras y sirve para hacer una elipsis prodigiosa, cuartuchos inmundos y bares, a煤n m谩s feos y m谩s llenos de gente que se cree con derecho a saber qu茅 quieres con solo mirarte, camas y m谩s camas y los m谩s absolutos silencios que tanto anhela sean c贸mplices nuestra protagonista... el film entero est谩 modulado por la iluminaci贸n de Jacques Boumendil, que parece sencilla y funcional. El gran cine franc茅s y sus milagros.

Sin escucharlo, se podr铆a disfrutar de la pel铆cula como de un paisaje y no es la belleza su mayor baza, sino algo muy cinematogr谩fico: c贸mo se eleva una comunicaci贸n desde el estruendoso ruido de los ambientes por obra y gracia de lo que queda a la vista y lo que se oculta. 

De la actriz no sabr铆a bien qu茅 decir. Doler铆a demasiado empezar por el final, diciendo que muri贸 apenas un lustro despu茅s, con treinta y tres a帽os, de un ataque al coraz贸n. As铆 que honores para ella. Son a煤n los a帽os 70 y recordar茅 siempre las interpretaciones de Romy Schneider con Andrzej Zulawski, Marl猫ne Jobert con Maurice Pialat, Ottavia Piccolo con Mauro Bolognini, Nora Aunor con Lino Brocka, Ingrid Caven con Reiner W. Fassbinder, H猫l茅ne Surg茅re con Paul Vecchiali, Mizuhara Yuk卯 con Sone Chusei o la de Jenny Agutter con Monte Hellman, por citar varias de las que me parecen m谩s conmovoderas, pero lo que es capaz de hacer Laffin en esta pel铆cula admite poca competencia. Vulnerable, destruida, exultante, carnal, cadav茅rica, confundida por ella misma y por los dem谩s, desnortada, ani帽ada, desubicada (la incre铆ble escena de la grabaci贸n musical en el estudio), plena y vac铆a, a veces en el mismo plano... un despliegue de recursos incomparable sin una sola l铆nea de di谩logo "importante" que echarse a la boca, en penumbra, an贸nima, indescifrable. 

mi茅rcoles, 3 de septiembre de 2025

UNA ETERNIDAD

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La sucia impunidad amparada por la ignorancia, esa que tantas veces denunci贸 el cineasta colombiano Luis Ospina, desde los 谩ngulos m谩s inc贸modos de la documentaci贸n, hab铆a cobrado en 1982 una nueva dimensi贸n para su carrera con la filmaci贸n de "Pura sangre", l贸gicamente y desde su mera apariencia, un giallo y un film de terror, pero tambi茅n una farsa y sin embargo un no menos pavoroso drama. A partir de ella, el color del cristal con que mirar su obra debe cambiar.
 
Tantos metros de pel铆cula impresionados con las mendicidades de una naci贸n y un continente entonces a煤n muy ensimismado, con miles, millones de oriundos que nunca ver铆an nada m谩s que sus vecinos, su cacique y, los domingos, a su peque帽o Dios, implosionan en este, valga el ox铆moron, fresco podrido, donde nada ni nadie se libra de una buena parte de responsabilidad.
 
Ninguna dificultad pod铆a disuadir a Ospina

Desde los viejos, los locos tiempos en que conoci贸 a su compinche Carlos Mayolo o al inolvidable Andr茅s Caicedo, en aquella Cali todo lo opuesta que se pueda ser al Macondo de turno, esa ciudad m谩s parecida a Tromaville que a Gotham City y a la que rebautizaron como CaliwoodOspina se rio a mand铆bula batiente de la vida y de la muerte, sin querer nunca ser conciencia ni voz de nadie o representante de nada, pero resultando siempre un verso suelto y sus films unos espejos que devolv铆an las feas estampas de las brujas de su tiempo. 

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El viejo enfermo seguramente por su propia mala sangre, el hijo sin escr煤pulos, los esbirros amorales, el pueblo llano, de tan llano sin luces, los medios de comunicaci贸n siempre primando el sensacionalismo, las creencias, las palabras que mandan hacer y las que convencen... todo es abominable y todo es filmado por Ospina con implacable normalidad, como una prolongaci贸n del conjunto de bobinas recopiladas por los nada 茅ticos reporteros de "Agarrando pueblo", su film de 1977.

No sirven de pista las im谩genes de "Johnny Guitar" o las de "Citizen Kane" que escupe el televisor en dos planos para entender "Pura sangre", un aquelarre que s铆 puede convocar al Fritz Lang de los Mabuse, al m谩s afilado cine mexicano bajo el influjo de Bu帽uel, al cine negro norteamericano, a "Les yeux sans visage" de Georges Franju y, indirectamente, a los cineastas experimentales que hab铆an construido como Ospina su obra sin dinero, sin apoyo institucional, sin p煤blico y, a veces, hasta sin c谩mara.

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La premisa del film se agota r谩pidamente, se repite y se enroca en una espiral de escenas lindando con lo absurdo que son su verdadera raz贸n de ser. No hay progreso ni rastro apenas de investigaci贸n policial y la resoluci贸n es grotesca desde cualquier 谩ngulo porque lo que a Ospina le interesa es mostrar no ya el mal en acci贸n, sino la m谩s absoluta y vulgar de las rutinas de quienes ostentan el poder frente a quienes no, qu茅 f谩cilmente se puede manipular todo para que nadie sepa nunca qui茅n es de verdad el causante de los males de un pueblo, fi谩ndolo todo al analfabetismo y la sumisi贸n. 
 
Quien se conforme con pensar que esto es lo que solo pod铆a suceder en Latinoam茅rica o en los melodramas del gran cine filipino que le era contempor谩neo, seguramente pasa por alto que este thriller desestructurado conecta con el cine "ultrarrealista" del ingl茅s Alan Clarke, con las osadas y marginales obras del mexicano Jaime Humberto Hermosillo, con las 煤ltimas obras del norteamericano Sam Fuller o las primeras de su compatriota Abel Ferrara

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La idea de Caicedo de la que surge la pel铆cula, con los ricos chupadores de la sangre de los pobres, se contamina adem谩s de la lectura de los libros de Sartre, de la proliferaci贸n de las primeras pornochanchadas brasile帽as y de la cotidiana violencia gr谩fica de los peri贸dicos colombianos, donde en el rinc贸n m谩s insospechado aparec铆an fotos de asesinados y torturados. Por supuesto Ospina sufri贸 la hip贸crita censura de turno, tal vez por no fingir que se escandalizaba.

Filmada con entusiasmo, toda nocturna, borracha y desvergonzada, "Pura sangre" va a parar a la orilla de dos personajes ajenos a los sucesos narrados, el venerado, que no venerable, magnate azucarero y el zombie al que acusan y que habla de cr铆menes que tal vez solo habr谩 cometido en un delirio de drogas o alcohol. Dos muertos vivientes sobre los que cargar las tintas de la leyenda porque la verdad es insoportable. 

lunes, 21 de julio de 2025

LA LEYENDA DEL TIEMPO

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Ni una culminaci贸n ni un descanso de su intensa carrera, la pel铆cula filmada por la cineasta libanesa Jocelyne Saab en 1985, "Ghazl el-Banat / L'adolescentesucre d'amour / Une vie suspendue" no parece capaz de decidirse por uno solo de sus nombres como tampoco ella pareciese tener la capacidad de elegir si las im谩genes captadas por su c谩mara pudiesen terminar siendo documentales o de ficci贸n. En buena medida, todas sus obras son ambas cosas al mismo tiempo y primero que nada, fotograf铆as y apuntes, su primera y quiz谩s mayor aventura. 
 
Oficialmente, esta es su primera obra catalogada como ambigua, es decir, no documental. Tal vez, como dec铆a Mani Kaul, todo lo que se filma en plano corto hacia el interior de un paisaje no es ni cierto ni evocado y esa dualidad en el cine de Saab nace de un escenario dantesco, el Beirut de los a帽os 80, el de los edificios derrumbados y las calles socavadas por las bombas.
 
Cuando muri贸 Jocelyne Saab, hac铆a muchos a帽os que la guerra hab铆a terminado y a su ciudad la hab铆an convertido en otra de las nuevas maravillas tur铆sticas del Mediterr谩neo. Poco consuelo debi贸 ser para ella haberse erigido en la voz cinematogr谩fica del conflicto que empez贸 hacia 1975 si a煤n en 2019 y por muchos neones y muchos folletos que se utilizaban para la promoci贸n internacional de su pa铆s, m谩s de las tres cuartas partes de la poblaci贸n segu铆a viviendo bajo el umbral de la pobreza. 

"Ghazl...", desde su primer plano panor谩mico en un cementerio y en cualquier bloque tomado al azar, solo se interesa por peque帽os gestos de liberaci贸n, renacimiento, abandono o esperanza, a menudo absurdos o inconexos, con un componente surreal que no s茅 si desprecia, pero desde luego atiende muy de reojo a la Historia que se escribe desde las alturas o la lejan铆a de los acontecimientos. Un cine de gente que sue帽a con restituir la que una vez fue su vida y no sabe una palabra de pol铆tica.

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Pareciera un sue帽o, uno cin茅filo, porque siempre est谩n trufados sus films de alusiones a pel铆culas y sobre todo a su oficio. Una ilusi贸n con ribetes de pesadilla, visitada por numerosos fantasmas, como los que aparec铆an en la niebla de "Morir, dormir... tal vez so帽ar" de Manuel Mur Oti, al que seguro hubiese encantado de haber podido contemplar el film. Jocelyne Saab sue帽a con su adolescencia y da vida a Samar, la protagonista que vagabundea descalza tratando de saber qui茅n es y qu茅 es el amor y por qu茅 tiene que doler tanto la lucidez, como en una tard铆a r茅plica de la peripecia de la Hariett de "The river" de Jean Renoir
 
Cuando en 2005 complete la pintura aqu铆 iniciada con "Dunia", llevar谩 a una edad m谩s avanzada estos mismos temas y de nuevo, volver谩 al principio, a la infancia que todo lo marca. 

Es interesante por ello que el componente nost谩lgico, como siempre en sus pel铆culas, pese pero cuente siempre mucho menos que el presente, en un credo semi-rosselliniano. Lo que regale el d铆a a d铆a, as铆 si son fugaces oportunidades para la plenitud, es lo 煤nico con lo que se puede contar. Cuando filtradas por sus grandes piezas documentales remanece el pasado, adopta extra帽as formas. Aqu铆 son palacios desastrados, viejas pel铆culas en blanco, gris y negro, relojes de cuando el tiempo no se equivocaba... pero ning煤n personaje querr铆a reverdecerlo porque es lo que segu铆a y les fue arrebatado lo que les falta. 

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Tambi茅n el romance es cosa de otros d铆as y ya nadie sabe conjugar los verbos correctos. Karim, (Jacques Weber) el artista escindido entre las distintas posibilidades de s铆 mismo que sucesivamente fue malgastando, ni se inmuta al escuchar esos viejos vocablos de boca de ella, que seguramente los dice para empezar a creerlos. 脡l terminar谩 siendo lo que quiz谩 nunca pens贸 que ser铆a, un instrumento, una pieza de un puzzle, necesaria pero irrelevante en s铆 misma y tal vez no le hubiese parecido mal, de haberlo previsto. "La guerra es ma帽ana", como le dice, en una de las mejores l铆neas de di谩logo que haya tenido un film b茅lico, que ni siquiera lo es. Hoy todo est谩 por recomponer, empieza de nuevo y puede surgir lo maravilloso, pero ma帽ana quedar谩 arrasado.

Est谩 llena la pel铆cula de bellezas atribuladas. Un ramito de flores que sale en vez de entrar en un camposanto, una colada al pie de una tuber铆a rota, unos ni帽os en un charco que es su piscina, un estadio de f煤tbol derruido donde poder pintar una rayuela, un francotirador ebrio amigo de las historias de verdad, la huella de un pie en un lienzo, una cabra maquillada como Sabah... 

Ni las dificultades, ni los giros y parches de producci贸n - ni con la presencia de Juliet Berto pudo estabilizarse el proyecto - ni sus agujeros y abreviaturas le restan un 谩pice de misterio y hasta lo redoblan. ¿Qu茅 podr铆a menoscabar una mirada, una nota de saxof贸n y un encadenado al mar?

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s谩bado, 19 de abril de 2025

SIN T脥TULO

Alguna vez me gustar铆a ver a Pablo Garc铆a Canga filmar un western. 

Una pel铆cula con h茅roes o con gente que no pide ayuda a cosas, pero no dudar铆a en hacerlo a personas, gente que no necesite creer en Dios ni tomar medicamentos, pero que se quiebra delante un c贸mplice, para que se me entienda. Una pel铆cula de aquel cine pleno donde campaban tantos personajes compuestos por Barbara Stanwyck y Errol Flynn y eran inocentes y se revelaban y se enamoraban y a veces mataban a lo que amaban, nada est谩 escrito, pero al menos aspiraban a amar a lo que mataban. 

Supongo que, bromas aparte, ni so帽ando despierto uno se imagina volver a ver eso, a ese cine, volver a sentir a Howard Hawks. Eso ser铆a pedir un imposible. Ya no es justo pedirle eso a nadie, Aqu铆 seguimos aferrados a los 煤ltimos fulgores, desde los tiempos de Nicholas Ray o de Eric Rohmer, a帽os en los que pronto ya nadie no habr谩 ni nacido, mirando qu茅 tal les va a los cineastas que saben que ya solo les quedan peque帽os asideros a los que agarrarse para si ya no se puede filmar algo, dejarse la vida en tratar de hacerlo. Tambi茅n de esos detalles y clavos ardiendo venimos escribiendo desde entonces y quiz谩s no hubiese existido la cr铆tica cinematogr谩fica, que ya hace tiempo que no existe, sin esa gente que se dio cuenta de que se les escapaba el cine, que estaban condenados a buscar verdades, que son las mismas de siempre, que no se han muerto, entre un mont贸n, cada vez mayor, de mentiras. Y era pleno no porque aquel tiempo lo fue y este no lo sea, tambi茅n Max Ophuls y antes Louis Feuillade a帽oraban y reconstru铆an y ninguno vino de Marte, aprendieron y ese es el 煤nico mecanismo frente al azar digno de ser tenido en cuenta. Supongo que era menos ef铆mera la grandeza, grandeza entre la podredumbre moral que ha existido siempre, la que ten铆an sus colegas y la que era patente fuera del oficio, la de escritores, pintores, compositores y dem谩s, muchos de ellos posibles contribuyentes a sus pel铆culas, tal vez reconocidos o tristemente an贸nimos pero de los que se pod铆a saber por medios humanos, y茅ndolos a buscar, hablando, congeniando o enfrent谩ndose a ellos. Tal vez tambi茅n los que alcanzaban magisterios segu铆an aprendiendo y as铆 hasta llegar a ser muy viejos y muy sabios, cosa que ya parec铆an cuando eran muy j贸venes y muy arrojados.    

La verdad es que empezando a mirarlo por el final, a los cr茅ditos de este corto, "Por la pista vac铆a" (2022) y casi los de cualquier corto, uno ya duda de si todo esto no es m谩s que una soberana tonter铆a. Toda esa gente listada e implicada, o simplemente cumpliendo con su papel, algunos de frente y otros de perfil, supongo, juntados uno a uno. Reuniones para hablar de tus entra帽as, eso debe ser preparar un corto. Y es solo media hora, tres, quiz谩 solo dos, planos y una actriz. Mala idea multiplicar si ya cuesta sumar. 

Pero claro, ¿d贸nde est谩 la noche?. Cualquier noche en la que Ana se encontraba con Juan y trataba de ladear la cabeza para conocerlo sin que se notara mucho que sab铆a que si daba ese paso tal vez ya no ser铆a capaz de dejar de quererlo, como de hecho parece que le sucedi贸.

Un plano secuencia de muchos minutos al menos es lo que necesito, bien prolijo, que desenrollara todo lo que bulle detr谩s de las palabras. Y a continuaci贸n imagino la cantidad de gente que har铆a falta y da v茅rtigo. El 煤ltimo rollo del film lleno de letras y m谩s letras: una empresa de coches de alquiler, otra de drones para sentirse la audacia de no filmar el plano cenital obligatorio, permisos de no s茅 qu茅 Ministerio o Consejer铆a o peor a煤n, subvenciones del fondo europeo, estatal, auton贸mico, local o un mecenas en sustituci贸n de todo lo separado por comas anterior, imagino que ya no un laboratorio serio que no te pierda el negativo porque ya todo se hace con programas inform谩ticos pero un antivirus legal te puede salir por un pico, un dise帽ador de vestuario, sobre todo para preguntarle qu茅 se hace con la ropa de las pel铆culas, qui茅n la usa despu茅s, si ya se utilizaron en otras pel铆culas anteriores o si acaban las prendas en almacenes del extrarradio, un catering que haga como que adem谩s de poner comida, vela porque nadie se intoxique, m谩s de un productor por si a alguno lo trincan en el proceso, acuerdos de distribuci贸n, alguien que sepa poner en fila esos extra帽os logotipos t茅cnicos que aparecen, r谩pidamente, al final como en los comerciales que ve铆a Homer Simpson...

Dinero para que todos parezcan, eso, a gusto con tu quimera.

De modelos a escala, tan peque帽a, del cine que podr铆a filmarse, no se cansa uno nunca y debe seguir haci茅ndose como se debe seguir viajando o conociendo gente, por si acaso, por si se puede vivir un poco. Pero qu茅 placer ser铆a ver aparecer de repente las im谩genes, im谩genes que quieran ser palabras, volver a su materia.

No me extra帽a que la propia Ana borre sus pensamientos o no quiera mandarlos o simplemente piense que no quiere reconocerlos, menos a煤n que se conozcan. Si alguien se acuerda de Roberto Rossellini, como sucede desde que se le ocurri贸 aquella idea con la Magnani o en John Wayne hablando a una tumba, rememorando lo nunca expresado con palabras pero tantas veces con gestos, poniendo verbos y adjetivos donde antes hubo caricias y miradas devueltas, creo que se equivoca, porque Ana se debe haber dado cuenta de que ni eso puede ser, que no tiene nada, ni lo no consumado ni lo no expresado y es desolador, Queda un placebo, el placebo, la m煤sica, una canci贸n de 1984, que al menos sea capaz de dar una vuelta cerca de donde andan los pensamientos o incluso le den forma al recuerdo. 

Me llama mucho la atenci贸n el beso. El 煤nico que 茅l le dio y que fue el principio del fin de algo que no hab铆a ni comenzado. De todos los elementos, es el de mayor calado de, esta, lo digo ya porque creo que se me ha olvidado, gran peque帽a pel铆cula. De repente ya no es un corto ni me podr铆a parecer corto, qu茅 cosas. Ese beso es un suceso de primer orden. Por ser 煤nico y estar sobrecargado de los matices que hubiesen tra铆do otros, indescifrables y porque otorga, bonito verbo, un significado capital a aquello por lo que siempre malinterpretaban al m谩s carnal de los cineastas, Carl Dreyer: un peso natural a lo f铆sico, que lo es todo por mucho que nos empe帽emos en neg谩rnoslo.

De lo que ella sinti贸 en ese instante creo que parte todo o es donde termina todo, mejor dicho. Que 茅l se avino a darlo o que fue una concesi贸n, qui茅n sabe, que ese mismo beso se lo pudo haber dado a otra, a cualquiera de esas docenas de chicas que Ana cree que tambi茅n, en el fondo, eran como ella y 茅l pod铆a elegir... es dif铆cil saberlo. El misterio que ensombrece su rostro no permite hacerlo. Y le da vueltas y duda, c贸mo no hacerlo. 

Caben dos reflexiones, que no opciones, llegados a este punto, que es el final. 

La primera es pensar que como queda registrado para nosotros, que estamos escuchando todo y notando los requiebros de su voz y de su cuerpo, ya somos conscientes de lo que le sucede, aunque no est茅 muy claro, de alguna manera ya la estamos ayudando. Escuchar es muchas veces la mejor ayuda. Ah铆 est谩 su herida y al menos vemos qu茅 tal cicatriza, no podemos hacer m谩s. La replicamos incluso. Seguro que alguien vivi贸 algo que se le parece y otra vez retorna, cuando m谩s lejos parec铆a.

La otra es m谩s vulgar, pero no tiene por qu茅 serlo, aunque sea la que encamina a la forma m谩s repetida. El asalto a la intimidad es una muy dura materia cinematogr谩fica y el abordaje termina arrancando algo a los personajes para utilizarlo y decir algo. Un ultraje si no se tiene cuidado. La soluci贸n cl谩sica es llevar todo a una conversaci贸n y aprovechar las ventajas, linklaterianas de nuevo cu帽o pero tan antiguas como todas las dem谩s, dejar correr la cosa, a su suerte y a ver qu茅 puede entresacar cada cu谩l, sintiendo un rec贸ndito orgullo por cada uno de los que se conmuevan. Es tan c贸modo pensar que son muchos...

Gracias, Pablo, por dejarla a ella elegir.

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viernes, 11 de abril de 2025

AP脡NDICE VIII

Se dar谩 por supuesto y, m谩s a煤n, por descontado sin verla, que la pel铆cula que ha presentado Bernard MacMahon sobre la g茅nesis de la banda brit谩nica Led Zeppelin, por el solo hecho de contar con la participaci贸n directa y el benepl谩cito de los tres miembros supervivientes a la fecha del estreno, 2025, es decir, Jimmy Page, Robert Plant y John Paul Jones, solo documenta un lado, el interesado y oculta, soslaya y quita todo lo inconveniente que pudiera afear su versi贸n de su propia trayectoria. Como solo la ficci贸n es indiscutible y de los hechos hist贸ricos hay tantos recuerdos como gente que los vivieron, es f谩cil no creer m谩s que lo cada cual quiera. 

Tal vez a estas alturas no sirva ya de nada tratar de indagar en esta, una de las historias m谩s deformadas e inexactas que nunca haya rodeado a una banda, un misterio en parte alimentado por su hermetismo, en tal vez la banda m谩s amada y m谩s odiada desde su nacimiento, pero tan exitosa que fue objeto desde 1968 de una catarata tan grande de elogios como de  maledicencias que ya se cern铆an sobre ellos desde antes incluso que hubiesen cambiado el provisional nombre por el que fueron conocidos, The New Yardbirds por el definitivo - cortes铆a de Keith Moon - y ya despertaban una atenci贸n inusitada entre quienes acud铆an a sus primeros conciertos.

Zeppelin, para ir al grano, dir茅 que me parecen si no la mejor, como a menudo pienso, s铆 desde que ten铆a cuarenta a帽os menos que ahora e invariablemente desde entonces, a pesar de haber ampliado mucho y en muchas direcciones mis gustos e, inevitablemente, mi perspectiva musical, una de las cuatro o cinco mejores bandas de rock de todos los tiempos. Extra帽amente sin embargo siempre he encontrado muy absurdo tener que "defenderme" de ser seguidor del grupo, como de muchos otros, pero de ninguno m谩s evidente en su grandeza.

Una de las muchas virtudes de este excepcional "Becoming Led Zeppelin" es precisamente no entrar en esa diatriba y no combatir a nada ni a nadie. Presentar como una casualidad, una entre mil o entre mil millones, el hecho de que a un par de m煤sicos de sesi贸n con agenda y prestigio suficiente como para vivir bien de ello (Page y Jones), les diera por juntarse con un agitador (Plant) y su amigo (John Bonham) en ese momento decisivo de finales de los a帽os 60 en que el rock tuvo una relevancia, incluso social, que nunca m谩s tendr铆a ni tendr谩. Pudieron haber sido Steve Marriott o Rod Stewart o hasta "nuestro" Mike Kennedy, pero algo vio Page en Plant que los dem谩s no ten铆an y alguna conexi贸n sinti贸 Jones con Bonham - ese pie derecho... - para que dos concienzudos m煤sicos, arreglistas y en el caso de Page - en mi opini贸n, con McCartney, el m谩s dotado de los m煤sicos brit谩nicos - productor y casi ingeniero de sonido, en apenas un mes de ensayos en un cobertizo se dieran cuenta de que ten铆an entre manos, contando con esos dos tipos de, literalmente, talentos salvajes y naturales, intuitivos, un monstruo que les obligaba a arriesgarlo todo.

Es h谩bil MacMahon en no decir pero dejar meridianamente claro por si a alguien a煤n se le escapa, que fueron la envidia por su r谩pido ascenso, ajeno adem谩s al circuito nacional porque triunfaron antes en USA, y la indiferencia o menosprecio de sus miembros hacia lo que la prensa dijera de ellos las razones por las que se hicieron correr las acusaciones de falsificaci贸n o directamente robo de la m煤sica de los negros y los hippies, esas dos plagas americanas, as铆 como el hecho, bastante palmario, de que no contribu铆an a consolidar la fugaz supremac铆a brit谩nica en el rock que se hab铆a establecido hacia 1962 porque todas sus influencias ven铆an de artistas norteamericanos.

Versiones de viejos bluesmen ya hab铆an grabado Ten Years After, Cream, John Mayall & The Bluesbreakers o los primeros Fleetwood Mac de Peter Green antes de que nacieran Zeppelin y nunca fueron cuestionadas ni acusados sus miembros de apropiaci贸n cultural, algo por otra parte rid铆culo en un pa铆s invasor y refundador de la pirater铆a como Inglaterra. Pero recordando un par de ejemplos m谩s curiosos, nada negativo se dijo muy poco antes de la publicaci贸n del debut de la banda cuando otro "supergrupo" como el Jeff Beck Group tambi茅n nacido de los seminales Yardbirds, grab贸 "Truth", que hasta llegaba a contener una misma canci贸n ("You shook me" de Willie Dixon)... pero vendi贸 algo as铆 como veinte veces menos discos que "Led Zeppelin I". Y m谩s intrigante a煤n es el caso de un disco te贸ricamente "entreguista" a la llama que ard铆a en las islas y de la que naci贸 Zeppelin, como "Electric Mud" de Muddy Waters, que fue incluso ¡mejor recibido en UK que en USA! tal vez porque de alguien como Waters nadie nunca os贸 dudar cuando fue 茅l propio genio de Mississippi quien m谩s nervioso se sinti贸 al impregnarse de toda esa psicodelia.

Sin titubear en cambio, "Led Zeppelin I" fue acribillado en enero del 69. Pensar que nadie estaba preparado para semejante debut, ser铆a olvidar ese pecado original, que nada hab铆a en sus surcos que tuviese que ver con las bandas que representaban el orgullo patri贸tico y ni siquiera con los propios Yardbirds. Huelga decir que se trata de bandas contra las que ellos nada tuvieron, con las que compartieron a veces escenario pero con las que simplemente apenas coincidieron, no formaron parte de su memoria. Es muy simple: ten铆an veinte a帽os y se acababan de recorrer Estados Unidos, antes de publicar el disco, fascinados por su m煤sica y nunca se hab铆an identificado con nada de lo que hab铆an o铆do en su adolescencia que no viniese de Am茅rica. La pregunta es ¿a qui茅n de esos, groso modo, paladines nacionales no le hab铆a sucedido lo mismo? ¿Ray Davies?, ¿John Lennon?, ¿Pete Townshend?, ¿Ronnie Lane?, ¿Rod Argent?, ¿Kiz Richards?, ¿Eric Burdon? ¿Alguno de ellos idolatraba a Lonnie Donegan por encima de Buddy Holly, Little Richard o Chuck Berry?  

En el colmo de las paradojas, hasta los propios grupos de la costa oeste estadounidense que influyeron en Zeppelin como Jefferson Airplane le deb铆an bastantes cosas a la British Invasion. No har谩 falta recordar que hubo verdaderos ataques de patriotismo en forma de comentario musical cuando los Beach Boys cambiaron de ola en 1965 - bendito "Party!" - convirti茅ndose al nuevo sonido y ya no digamos cuando declararon competir directamente (y seg煤n Brian Wilson, perder) con los Beatles en "Pet sounds", momento 谩lgido y orgasmo colectivo de la m煤sica brit谩nica que estaba a punto de terminar y que han tratado de revivir, in煤tilmente nueve de cada diez veces, desde entonces.

Es muy divertido releer viejas rese帽as de un 谩lbum que ya queda fuera de lo que esta pel铆cula narra, "Led Zeppelin III" y comprobar hasta donde llegaron los cr铆ticos brit谩nicos en su cruzada cuando advirtieron que "por fin el grupo tomaba una direcci贸n acorde a su nacionalidad", cuando todas las sonoridades ac煤sticas que ten铆a ya estaban en temas de, por ejemplo y de nuevo, los Airplane, como "Embryonic journey" de "Surrealisitic Pillow", uno de los 谩lbumes de cabecera de Plant. Llamar folk brit谩nico a varios temas arreglados de tradicionales americanos o tan inspirados en uno compuesto por un, de nuevo, americano de padre finland茅s (y musicalmente medio pakistan铆) como Jorma Kaukonen costar铆a hasta calificarlo como arrebato de nostalgia colonialista porque es simple y llana ignorancia.

Siempre la bald铆a b煤squeda de la originalidad, en cine y en m煤sica y no de la personalidad. Todo el mundo sabe que salvo Elvis Presley, que estaba inspirado directamente por Dios, siempre se trata de cadenas de influencias, di谩fanas o rastreables a poco se quiera hacerlo. 

Pero bueno, mejor olvidemos a nuestros encantadores plumillas angloparlantes (deber铆a mencionar a  alg煤n americano que tambi茅n se qued贸 a gusto con Zeppelin, como Lester Bangs, siempre presto a dar la nota), a esos tipos con cara del otro Elvis, Costello, en afortunada cita de David Lee Roth y vuelvo a "Becoming Led Zeppelin", que, milagro, sin cortar las canciones ni lucirse en el montaje, trae muchas im谩genes por todos los fans conocidas, algunas muy poco vistas de un valor incalculable y unos entra帽ables audios in茅ditos de Bonham logrando transmitir la sensaci贸n de que algo revolucionario se gestaba y calaba incluso entre quienes se tapaban los o铆dos en sus apariciones en vivo o no entend铆an nada de lo que ten铆an delante, como esos privilegiados daneses que asistieron al nacimiento televisivo del fen贸meno sentados como boyscouts alrededor de una hoguera... que era un fuego incontrolable, el aquelarre del blues rock que prendi贸 Hendrix.  

Todo se detiene a las puertas del 茅xito masivo de p煤blico por fin en su pa铆s, despu茅s de la publicaci贸n del fastuoso "Led Zeppelin II" y de que la banda tratara, en vano, de que "Whole lotta love" no fuese un single, redoblando la apuesta lis茅rgica y no logrando otra cosa que cambiar la historia de los singles, como certificaron King Crimson que se atrevieran a probar como primera canci贸n para darse a conocer con una barbaridad s贸nica titulada "21st century schizoid man" tambi茅n en octubre del 69 o que a Black Sabbath no se les ocurriese otra cosa que lanzar un bonito EP de adelanto de su primer disco, encabez谩ndolo con "Black Sabbath" - la canci贸n f煤nebre que abri贸 camino al estilo de m煤sica m谩s festivo, el heavy metal - en febrero del a帽o siguiente.

La pel铆cula presenta l贸gicamente a Page como el art铆fice del grupo, quien ideaba los siguientes pasos a dar, como si ya estuviesen escritos, as铆 que lo 煤nico que se puede echar de menos es m谩s material, detalles sobre lo que sucedi贸 despu茅s, del can贸nico "Led Zeppelin IV" en adelante y, sobre todo de mi preferido, "Physical graffiti", cincuenta a帽os ya este 2025 y donde alcanzaron sus cumbres m谩s irreales, pero esa es otra historia. Y qu茅 historia.