mi茅rcoles, 13 de diciembre de 2017

OJOS SIN ROSTRO II

Image
La editorial 脕rtica publica el segundo volumen de la colecci贸n "Ojos sin rostro", bajo el subt铆tulo de "Once maletas para el cine europeo".
Roberto Amaba, Tonio L. Alarc贸n y Antonio Belmonte aportan textos sobre los cineastas A.W. Sandberg, E. A. Dupont, Paul Czinner, Alberto Cavalcanti, Pal Fej枚s, Phil Jutzi, Slatan Dudow y unos apuntes sobre el m铆tico film colectivo "Menschen am Sonntag".
Por mi parte, me ocupo del italiano Raffaello Matarazzo y, en paralelo, de los alemanes Veit Harlan y Helmut K盲utner.
El primer volumen de la serie fue editado entre finales de 2014 y principios del a帽o siguiente (enlace).

lunes, 30 de octubre de 2017

EL PARA脥SO DE LOS POBRES

Image
¿Qui茅n querr谩 pagar la entrada para ver esto? le coment贸 Jack Warner a A. I. Bezzerides, el guionista de "Juke girl", cuando vio terminada la cuarta pel铆cula americana de Kurt (ya Curtis) Bernhardt en 1942.
El gran 茅xito de varios films de Frank Capra en la d茅cada precedente - o, menos apote贸sico, de algunos Borzage -, el amplio consenso en torno a "The grapes of wrath" un par de a帽os antes o m谩s recientemente a煤n sobre "Christmas in july" y la deslumbrante "Sullivan's travels", unidos a la buena acogida que tuvieron varios La Cava o un Milestone como "Of mice and men", no parec铆an suficiente aval para pensar que pod铆a prolongarse por m谩s tiempo el breve fulgor comercial del cine "social" americano, en mitad de una guerra en la que acababa de entrar Estados Unidos y con nuevos faros alumbrando el camino a seguir ("Citizen Kane", "Rebecca", "Casablanca", "Mrs Miniver", "The Philadelphia story", "Gunga Din").
Sin las bendiciones institucionales, "Juke girl" es una de las 煤ltimas (y asaz intrascendente hist贸ricamente) de esas pel铆culas, la m谩s desconocida de todas y un elemento extra帽o en la filmograf铆a de este cineasta, ecl茅ctico como tantos inmigrantes y, como tambi茅n buena parte de los jud铆os y eslavos que permanecieron en USA, pronto decantado hacia misterios y melodramas.
Quienes quieran ver estas incursiones mencionadas o alguna de las que pronto emprender铆a un ilustre visitante, Jean Renoir, como una serie de movimientos orquestados para rebajar el car谩cter "sobrehumano" del cine promovido por los grandes estudios o en todo caso como un eco tard铆o del cine de la Depresi贸n convenientemente alimentado por el conflicto b茅lico que hac铆a temblar Europa y los que piensen que son estas pel铆culas las que trasluc铆an la verdadera personalidad de cineastas y escritores al servicio de una maquinaria gigantesca, cuentan con la misma coartada: funcion贸 por poco tiempo y no convino mucho recordarlo, o lo que es lo mismo, fue realmente apreciado por una mayor铆a del p煤blico, pero no por quienes decid铆an qu茅 imagen se proyectaba del pa铆s.
Tan poco se ha programado "Juke girl" que ni siquiera le "pas贸 factura" a su protagonista. Cuando muchos a帽os despu茅s se convirti贸 en aspirante a la Casa Blanca, que yo sepa nadie le record贸 a Ronald Reagan el hecho de que aqu铆 fuese un convincente h茅roe de izquierdas, claro que por entonces ya hab铆a cambiado hace mucho de dem贸crata a republicano, que no es tan dif铆cil.
Como encuentro tan poco interesante tanto una cosa - la relevancia hist贸rica de este film o la que tuvieron sus compa帽eros de fatigas, nunca mejor dicho - como la otra - que un modesto actor como Reagan, para nada tan inoperante como siempre se ha dicho, llegase a Presidente: tampoco es el peor o el m谩s tonto que ha ocupado el cargo -, "Juke girl" me parece por s铆 misma una de las grandes pel铆culas de su tiempo y la mejor de Curtis Bernhardt, autor de otras varias notables, como "High wall", "Possessed", "The doctor and the girl" o "A stolen life".
ImageEl viejo equ铆voco sobre la verdad cinematogr谩fica, acerca de su supuestamente m谩s pura afloraci贸n cuanto m谩s privadas sean las condiciones de rodaje y m谩s en bruto tomadas las im谩genes, mil veces desmentido por los mayores cineastas, se complica a煤n m谩s en casos como este y debido a la alegr铆a contagiosa del film - con gen茅ricos jazz铆sticos y bien podr铆a haber sido un musical, con viraje final hacia el thriller -, su rapidez y su dinamismo, que no permiten amplificar la penuria, ni a veces casi advertirla.
Es tan frecuente que se considere peor expuesto o menos realista lo que se escenifica sin hacer hincapi茅 alguno en c贸mo de trascendentes percibe el director los problemas que arrecian (sin soluci贸n bastantes de ellos, incluso all铆, en los pr贸speros cayos del sureste del pa铆s, toda esa parte ahora latinizada y entonces m谩s parecida a New Orleans), que los magn铆ficos di谩logos e instantes de puesta en escena por los que pasa "Juke girl" como una exhalaci贸n, sin un mil铆metro ni un segundo dejados a la improvisaci贸n o la espera, deben haber parecido rutinarios a la mayor铆a de quienes se han acercado al film y nunca lo destacaron en ning煤n sentido.
El hecho de que pueda faltar ese elemento propio de algunos cineastas mayores que Bernhardt, de tanteo, de amateurismo ante lo decisivo, ese estremecimiento que parece surgir de la nada en McCarey o Pagnol, no invalida autom谩ticamente a quien se muestra presto para abordarlos en cualquier recodo, buscando aprehender, bonita utop铆a, todos los pensamientos. Prefiero desde luego a quien no llega que a quien ni lo intenta, como tantos supuestos paladines del "cine de los desfavorecidos" que se dedican a aplanar y aplastar todo atisbo de humanidad o de pasi贸n vaya a ser que los tachen de ingenuos.
En "Juke girl", un film aparentemente muy masculino, todo esto 煤ltimo lo modula la chica de alterne que incorpora la sin par Ann Sheridan, un prodigio de econom铆a gestual y una de las m谩s carnales y sensibles actrices, aqu铆 cantante hawksiana pragm谩tica pero reticentemente enrolada en la epopeya de peque帽as hechuras del granjero Steve (Reagan).
Con ella acompa帽谩ndolo, Bernhardt transita cinematogr谩ficamente, a grandes rasgos, por la senda abierta desde tiempo inmemorial por Allan Dwan y es capaz de impresionar con m谩s hondura un travelling caminando por las sombras de la noche u otra vi帽eta circunstancial tomada en la cabina de una camioneta, que un plano contraplano rom谩ntico, con todas las luces embelleciendo los rostros. Qu茅 grandeza saber emocionar por el poso de los gestos; como dicen en el film, por lo que dicen esas expresiones de uno, no por lo que uno dice.Image

martes, 10 de octubre de 2017

SEE EMILY PLAY

Image
Durante un breve periodo de tiempo, las pel铆culas de Alan Rudolph  tuvieron una gran audiencia y una considerable fortuna cr铆tica.
Imagino que los integrantes de ese segundo grupo, negar铆an ahora haberle concedido esa gracia con m谩s vehemencia que los del primero, pero en todo caso ni los revivals que tiene cualquier d茅cada, han tra铆do de vuelta su cine. La suya, cuando m谩s brill贸 su estrella, fue desde luego la m谩s voluble de todas, la de los a帽os 80.
Es posible que cuando el nombre de Rudolph signific贸 algo, se confundiese el  distinguido discurrir de sus pel铆culas con la pretensi贸n de resultar moderno, ese esnobismo que lo anegaba todo.
Alguien tan preocupado como 茅l por los afectos o las relaciones personales y por ello tan fuera de su tiempo (y de cualquier otro anterior o posterior: el sino de los "sentimentales"), no pod铆a hacer gran cosa por alargar en el tiempo el "equ铆voco" de su fama, basada en aspectos superficiales o una moda con la que deb铆a estar sincronizado y en consecuencia su nombre ha sido borrado de la lista de los grandes directores americanos, por muy estrechos que sean los l铆mites temporales que se tomen.
Un poco antes de resultar familiar para cualquier cin茅filo y un poco despu茅s de haber dejado atr谩s sus comienzos en el "horror b", Rudolph rueda en 1978 el film noir "Remember my name", olvidado salto adelante incluso por encima de la sombra de Robert Altman que le cobijaba. Faltaban a煤n unos a帽os para que llegaran "Choose me", "Trouble in mind", "Made in heaven" o "The moderns", las pel铆culas con las que estuvo en boca de todos y que ahora acompa帽an en alg煤n confortable limbo a los vinilos de It Bites, Neville Brothers, Robbie Robertson, Bad English, Dear Mr. President, The Blue Nile, el gran Terence Trent D'Arby, mis queridos Boston y todos los que ilusamente pensaron que en los 80 llegaba la perfecci贸n, la cuadratura del c铆rculo del pasado.
Por la m煤sica habr铆a que empezar a hablar de "Remember my name" porque con los elegantes blues escogidos por el m铆tico productor John Hammond - ya retirado, pero con una lista tan imponente de descubrimientos a sus espaldas, que todav铆a todos callaban cuando hablaba - apareciendo en cualquier momento de la banda sonora, con la cuidada planificaci贸n de cada encuadre o panor谩mica, con ese cromatismo fuerte pero de apariencia sedosa - debido al nunca bien ponderado Tak Fujimoto - o con su muy caracter铆stica continuidad hipn贸tica en la narrativa, todos ellos elementos a poco que se piense absolutamente propios del g茅nero - pero perennemente asociados a otra era, otros ambientes y formas de vestir, otro lenguaje, otra variante de inmoralidad - "Remember my name" quiz谩 embellezca pero desde luego no falsea la turbiedad desarraigada y violenta que la atraviesa.
De hecho, cualquiera puede sorprenderse ahora si la conoce por primera vez o la revisita y se encuentra tantas equivalencias "impropias": con los melodramas de Sirk desde hac铆a a帽os actualizados por Fassbinder, con tantas ideas de puesta en escena asignadas al cine futuro de David Lynch y tan pocas inspiradas en las del trabajo de Wim Wenders o Robert Altman como se repet铆a siempre. Dentro de este terreno resbaladizo del cine negro, el parentesco m谩s claro lo tiene con films realmente an贸malos y muy poco con los m谩s can贸nicos del g茅nero.
Ese dato es revelador acerca de las nulas intenciones actualizadoras que siempre tuvo. De haberse tratado de un aprovechado que se dedicaba a disfrazar convenientemente a glorias pasadas para hacerlas parecer nuevas, ¿c贸mo podr铆a haberse fijado en pel铆culas destempladas y malogradas comercialmente de Ulmer, Feist o Haas?      
Quiz谩 err贸 Rudolph la decisi贸n de no ser vanguardistamente "pict贸rico" - aunque pocos cineastas m谩s influidos por los cuadros de Edward Hopper o George Bellows puede haber -, se desapeg贸 del documental, no se conform贸 con poder expresarse libremente con los nuevos medios a su disposici贸n y se empe帽贸 en utilizarlos para sublimar y pulir el gran cine que le rondaba la cabeza.
En cualquier caso, se trata de una gran pel铆cula sobre las apariencias, la mentira y la privacidad, un absorbente pulp psicol贸gico construido sobre la presencia singular de Geraldine Chaplin, por entonces medio espa帽olizada, un film de terror, un melodrama indigente y, no s茅 bien por qu茅, una pel铆cula almacenada en mi memoria al lado de varias (y no solo "Berlin Blues", como se puede suponer) de Ricardo Franco.
Image
 Image
 Image
 Image
 Image
 Image

viernes, 29 de septiembre de 2017

SANTA P脷RPURA

Image
La 煤nica pel铆cula dirigida por el actor Alain Cuny - seguramente el debutante m谩s anciano que haya tenido el cine, a sus 83 a帽os - es "una vieja historia". En efecto, parece que fue el poeta Paul Claudel, quien le pidi贸, justo antes de su muerte acaecida en 1955, que hiciese Cuny la adaptaci贸n de su texto "L'annonce faite 脿 Marie", encargo que no se concret贸 hasta treinta y cinco a帽os despu茅s, en 1991.
Investido Cuny de esa atribuci贸n por parte del autor, a quien poco antes de acometer esta pel铆cula, hab铆a interpretado (en la nada memorable "Camille Claudel" del 88, obra por cierto de un Bruno anterior a Dumont - que viene a colaci贸n porque anduvo por los lares famliares de Paul recientemente -, Nuytten, mayormente camar贸grafo y que ahora parece bueno comparado con 茅l), Cuny sin embargo no se acomod贸 en la silla, seguro de estar bendecido.
Tan lejos est谩 de ese acad茅mico extremo "L'annonce faite 脿 Marie", que m谩s bien parece (tambi茅n lo es, claro) uno de tantos films de despedida, esencializados y atrevidos, realizados sin tener cuentas pendientes ya con nadie, tras una larga carrera, al menos por n煤mero de a帽os recorridos, aunque la obra final pueda ser exigua.
Cuando se citan directores valiosos y se hace inventario o se recopilan las sospechas fundadas acerca de los proyectos que no realizaron y que quedaron incluidos de alguna manera - fragmentariamente, un eco de la frustraci贸n quiz谩s - en los s铆 completados, siempre pienso que son los actores y actrices que tuvieron la suerte de trabajar con ellos, antes que los guionistas, los ayudantes de direcci贸n, los fot贸grafos y dem谩s, los m谩s indicados para materializarlos o hacer variaciones sobre "sue帽os" no cumplidos de otros.
Si en otros casos de actores que probaron suerte como directores, es relativamente f谩cil rastrear cu谩ndo, c贸mo y con qui茅n prendi贸 la inquietud por filmar la idea que les rondaba o se convirtieron en depositarios de las que vieron malogradas de otros con quien trabajaron, la singular - en todos los sentidos - obra de Cuny, hace complicada la tarea de establecer conexiones con la pr谩ctica totalidad de lo hecho a las 贸rdenes de los muy variados cineastas con que actu贸.
Pocos nombres de entre la n贸mina no precisamente mal surtida de cineastas a las 贸rdenes de quienes rod贸 (Jean Gr茅millon, Luis Bu帽uel, Jean-Luc Godard, Curzio Malaparte, Marcel Carn茅, Michelangelo Antonioni, Marcel Ophuls, Federico Fellini, Mauro Bolognini, Francesco Rosi, Marcel L'Herbier, Pierre Zucca...) podr铆an anteponerse a los de otros con los que nunca actu贸 y que probablemente acudan primero a la memoria al ver su pel铆cula: Robert Bresson, Pier Paolo Pasolini, Mani Kaul, Manoel de Oliveira, Carl Th. Dreyer, 脡ric Rohmer, Jean-Marie Straub & Dani猫le Huillet, Raoul Ruiz, Jacques Rivette, Sergei Paradjanov, No茅mia Delgado, Jacques Doillon, Carmelo Bene, Werner Schroeter...
Quiz谩 podamos hablar de un film donde trat贸 de utilizar lo que admir贸 de los cineastas con los que le hubiese gustado trabajar.
 Image
 ImageImageImage
 Image
 Image
De unos y otros, no obstante, conviene olvidarse una vez comienza el film y as铆 se corresponde mejor a su noble empe帽o en ingeni谩rselas para filmar este m铆stico e intrincado texto de Claudel llev谩ndolo a las puertas de la ciencia ficci贸n, que supongo que es un m茅rito de doble filo trat谩ndose de una obra de un cat贸lico converso simbolista como Claudel, que ya bastantes contradicciones propias ten铆a.
Con pocos pero embellecidos medios y un gran cuidado de los colores y las texturas capturadas por el objetivo de la c谩mara de (entre otros t茅cnicos y sobre todos los dem谩s) Caroline Champetier, ni la aridez de algunas partes del texto de partida hacen caer al film a una distancia grave, de la que uno se desentiende mientras contempla los feroces contrastes de la naturaleza, las ropas y los gestos de los actores, el brillo de la piel de los animales (impresionante el caballo fulgiendo con los ribetes azulados de la montura que abre el film) o el declamado tenue de las voces de los actores y actrices.
Ser谩 por la inventiva aplicada al tratamiento de la m煤sica (minimalista y que suele derivar en extra帽o new age atonal sin, gracias a Dios, rastro de melod铆as ad hoc ni del infierno ni del para铆so), por los inesperados cortes y encadenados de planos con ejes cambiados o por ese tono de oraci贸n que tiene el film - l贸gicamente cierra con un particular am茅n, que parece que es el plano desde el que Cuny piensa toda la pel铆cula o al menos donde parece encontrarse en ese momento de su vida -, cunde la sensaci贸n de que "L'annonce faite 脿 Marie" pasa por encima de la cabeza, a unos pies sobre el suelo.
Si no se puede volver a elevar la mirada para verlo proyectado en una pantalla de cine, probablemente ya no pueda volver a sentirse tal y como fue concebido.

domingo, 27 de agosto de 2017

EN CONTRA

Condenado por un tribunal regional cuando se obstin贸 en no ir a la guerra de Argelia, Jean-Marie Straub abord贸 la "inspecci贸n sentimental" respecto de su tierra natal - d谩ndole quiz谩 un punto y final, porque no es "La guerre d'Alg茅rie!" de 2014 estrictamente un corolario, m谩s bien una hitchcockiana pesadilla - en "Lothringen!", un encargo de 1994 solicitado por la cadena Arte a Dani猫le Huillet y 茅l con la excusa de que Jean-Marie hab铆a nacido en Metz, la capital de la antigua regi贸n de Lorraine.
Quiz谩 por ser una idea que a la pareja de cineastas ni se les hubiera pasado por la cabeza desarrollar, por tener ese aire obligatorio de "exponer las contradicciones aqu铆 y ahora", expeditivamente, "Lothringen!" resulta una de las m谩s rebeldes piezas de su filmograf铆a.
Image
Vestida para la ocasi贸n, Emmanuelle Straub
De varios Renoir tard铆os y del Ford de "The civil war" sobre todo me acuerdo al contemplar esta pieza breve, el铆ptica, eleg铆aca, punto de encuentro de recuerdos personales salvaguardados hasta entonces - supongo que fuentes de trauma y orgullo, como tantos obst谩culos que forjan la personalidad - y de una posici贸n mantenida en el tiempo respecto al cine y las artes, indisociables de la Historia.
El hito elegido para articular el film es la resistencia de los ciudadanos franceses a ser convertidos en alemanes cuando la provincia fue "regalada" a Bismarck (por la riqueza de las minas) hacia 1870 y la personalizaci贸n de esa negativa en una mujer que rechaza el cortejo de un teut贸n. El nexo de uni贸n es un libro sin gran renombre de Maurice Barr猫s ("Colette Baudoche. Histoire d'une june fille de Metz", 1909), del que toman menos del diez por ciento del texto.
Image
En tiempos en los que empezaba a sonar mal cualquier idea diversa de la integraci贸n de pa铆ses, culturas y razas, bancos, fronteras y leyes (y en el 94 pocos recordar铆an ya al converso profesor Alexis de "Le d茅jeuner sur l'herbe", tan pol铆ticamente antieuropeo...), "Lothringen!" es, y lo es m谩s a煤n hoy d铆a, un meteorito que recuerda las brechas hist贸ricas de las que venimos y lo violento que resulta mirarlas y escucharlas en paralelo, al mismo tiempo antes y despu茅s de "resolverse".
Da igual, creo yo - y no s茅 si tal ambig眉edad era uno de los t茅rminos en los que Huillet y Straub pensaron su pel铆cula - si consideramos los hechos como un rom谩ntico ejemplo de sublevaci贸n contra un destino impuesto, que ya no es posible de manera espont谩nea, sin manipulaciones, como si lo observamos como el  rom谩ntico germen de lo que ha venido sucediendo con nacionalismos de todas clases posteriormente.
Image
En cualquier caso y desde la primera panor谩mica, aparentemente plana en cuanto a distancia focal pero tan profunda auditivamente como fue posible captar del ambiente, "Lothringen!" atrae como un im谩n y preserva un presente "de la nada" respecto del convulso pasado, al que se acercan Huillet y Straub de varias metaf贸ricas maneras.
Cada mil铆metro que la c谩mara gira sobre su eje o, si permanece inm贸vil, cada segundo que el obturador permanece abierto, se cargan o se vac铆an de sentido los escenarios donde sucedieron los hechos, inalterados hasta cuando hay alg煤n tipo de representaci贸n, como es su costumbre. Y tambi茅n, como siempre, aquel concepto distintivo de un cine m谩s elaborado y consciente de su capacidad, el de la profundidad de campo, largamente trabajado por la pareja de realizadores en sus "otras" facetas, la del tiempo de exposici贸n y la de los sonidos.
 Image
La "mirada de cineasta", quiz谩 煤til - pero que nunca debi贸 ni debe ser imprescindible; tampoco debe serlo convalidar conocimientos de teatro o Historia - cuando llegaron sus m谩s provocadoras obras de los a帽os 70, es un atributo de lejana importancia ya en "Lothringen!" y quiz谩 menos a煤n lo ser谩 a partir de aqu铆 porque vienen las que para m铆 son sus mejores pel铆culas (en orden cronol贸gico: "Von heute auf morgen", "Sicilia!, "Operai, contadini" y "Quei loro incontri"), las que m谩s cerca se quedan de la plenitud materialista que tantas veces defendieron.
Image
Finalmente, una duda, quiz谩 una hip贸tesis extravagante.
La m煤sica de Haydn que interpreta el Amadeus Quartet aparece 煤nicamente en un determinado momento del film, cuando se oyen los ecos de la batalla sobre un mapa de la ciudad y vuelve al final.
¿Tal vez porque el asunto empieza a parecerse desde ese instante de la lucha demasiado a lo sucedido entre el 41 y el 44 del siglo siguiente en Francia y puede conectarse con el hecho de que tres de los componentes del afamado cuarteto jud铆o, fueron deportados por los nazis de su Viena natal?

mi茅rcoles, 14 de junio de 2017

CANARIOS

Image
En 1949, despu茅s de ser incluido en la lista negra de rigor y negarse a declarar ante el Comit茅 de Actividades Anti-americanas, Edward Dmytryk film贸 una pel铆cula en Inglaterra, "Give us this day", de ef铆mera repercusi贸n en festivales y severamente silenciada en USA. A la vuelta del viejo continente, Dmytryk fue detenido, encarcelado, termin贸 por retractarse de sus intenciones iniciales y habl贸.
Como precisa y exclusivamente esto 煤ltimo es "lo que cuenta", ese interludio europeo, supuesta afirmaci贸n de sus aut茅nticos ideales moment谩neamente a salvo de las garras del monstruo instigado por McCarthy, ha quedado poco m谩s que como una nota a pie de p谩gina en el feo barullo de la paranoia anticomunista que asol贸 Estados Unidos y no mucho m谩s significa en el conjunto de la filmograf铆a de un cineasta apreciado por varias obras anteriores lindantes con el cine negro y despreciado luego por otras posteriores reblandecidas melodram谩ticamente cualesquiera ideas pudieron haberle quedado.
Como est谩 tan olvidada, "Give us this day" (tambi茅n conocida como "Salt to the Devil" y con el nombre de la novela en que se basa, "Christ in concrete", que fue como la rebautizaron cuando lleg贸 a la cartelera americana), cualquiera puede suponer que ser谩 un panfleto puerilmente "obrero", exc茅ntrico -  ¿qu茅 otra cosa puede ser un film neorrealista hecho por un ucraniano-canadiense en Inglaterra queriendo reconstruir el New York m谩s empobrecido circa 1929? - y sin duda oportunista, aprovechando la atenci贸n internacional prestada a una serie de films, italianos los m谩s puros y mejores.
Pero de milagros como este est谩 lleno el cine y muy particularmente el americano, al que "pertenece" esta pel铆cula. Si los extranjeros emigrados all铆 en gran medida lo construyeron, al ser expulsados se lo llevaron al destierro, desde las cenizas de una guerra mundial hasta las de otra, en este momento en que ya llegaban Lupino o Kazan y en cualquier momento anterior con Capra, Sternberg, Dwan Ulmer.
Image
 Image
 Image
 Image
 Image
 Image
 Image
 Image
Porque resulta que hay pocas pel铆culas tan emocionantes, tan bien escritas, en 1949 como "Give us this day" y ninguna m谩s dolorosa, honesta y asombrosamente adelantada a su tiempo como para parecer contempor谩nea de las que a煤n tardar谩n en llegar entre doce y quince a帽os con la firma de Arthur Penn, Paul Newman o Robert Rossen
Ser铆a arduo  - no contiene el menor rastro de discurso o siquiera matiz pol铆tico, ni reivindicaciones o denuncias sociales, no sale una "autoridad", salvo el juez de la escena final, que no abre la boca - esgrimir la inclinaci贸n ideol贸gica del film para defenderlo y sumamente in煤til adem谩s, salvo para reducirlo a un eslogan que aniquilar铆a la complejidad largamente trabajada para alumbrar unos cuantos prodigiosos momentos de hondura cinematogr谩fica dados con un di谩logo, un gesto, un corte del plano.
En realidad, el mayor drama de Geremio (Sam Wannamaker), Annunziata (una prodigiosa Lea Padovani) y cualquiera de los habitantes de "Give us this day" - pues son eso, retratos humanos por encima de caracteres a cuestas con arquetipos varios - es que ninguno de los pesares y derivas que afectan a sus vidas, parecen remediables por los dem谩s porque ellos no los hacen responsables de tales entuertos.
Los nueve a帽os perdidos por Kathleen (Kathleen Ryan) desde que rechaz贸 a Geremio, el sue帽o de la casa que 茅l - y sobre todo ella, Annunziata - acarici贸 o la pobreza end茅mica de los inmigrantes mientras no puedan acceder a una mejor educaci贸n - y de esto tal vez se pueda salir el mayor de los chicos de Geremio, que atesora un don y quiz谩 ser谩 "un nuevo Marconi" como le augura el viejo Luigi -, duelen sobremanera contemplando el film, que no mendiga compasi贸n ni predica soluci贸n alguna, presentando los hechos como ineluctables y, bendito sea, sin la banal aspiraci贸n de cercenar el melodrama no sea parezca todo "falso", yendo al realismo m谩ximo e inigualado de McCarey, Ford o Griffith, los cineastas de la pareja.
Precisamente en las que conocemos, en las que no vemos pero sabemos est谩n ah铆 y sobre las que no se formaron o se pueden deshacer, recae todo. Ni villanos ni benefactores, ni un mundo m谩s all谩 de cuatro paredes se necesita para mover ese universo.  

domingo, 28 de mayo de 2017

FOCO - Revista de cinema

Image
Durante el desarrollo de los VII Encontros Cinematogr谩ficos (del 26 al 28 de mayo de 2017, una vez m谩s en Moagem. Cidade do Engenho e das Artes. Fund茫o, Castelo Branco. Portugal), se ha presentado el libro "FOCO. Revista de cinema" (A.23 edi莽玫es e Associa莽茫o Luzlinar), coordinado por Bruno Andrade, Lucas Baptista y Matheus Cartaxo.
El libro recoge una selecci贸n de textos publicados en la revista brasile帽a desde sus inicios y hasta el momento presente.
Uno de ellos es el escrito en su d铆a por m铆 sobre "The outfit" de John Flynn (1973) e incluido en el n煤mero monogr谩fico sobre su cine.

s谩bado, 20 de mayo de 2017

MI GALAXIA

Tuvieron que pasar veintiocho a帽os para que el chileno Patricio Guzm谩n empezara por el principio.
ImageSer铆a una bonita conjetura la de atribuir un valor especial a aquella visita sorpresa que le hizo Chris Marker - se present贸 un d铆a de 1971 en su casa, sin avisar, para decirle que le hab铆a gustado mucho y quer铆a dar a ver en Par铆s su debut "El primer a帽o"; m谩s tarde le ayud贸 a completar "La batalla de Chile" - y as铆 suponer que estaba latente, pendiente de "completarse", el efecto en su cine del maestro franc茅s, pero lo cierto es que no fue hasta 1999 cuando Patricio, aprovechando un encargo sin aparente trascendencia, cay贸 en la cuenta de que el territorio en que el escritor Daniel Defoe hab铆a situado su c茅lebre novela "Robinson Crusoe" exist铆a en realidad y era una isla volc谩nica chilena, a un par de horas en avioneta de Santiago.
Para alcanzar el "gran angular" de Marker - y as铆 evitar convertirse en otro Lanzmann -, Guzm谩n no necesitaba seguir afinando la pericia de su mirada hacia el pasado reciente de su pa铆s y hacia otros motivos hist贸ricos, sino volver a un estado b谩sico - no por com煤n, por desgracia - de su oficio y observar a su alrededor, contemplar el cielo, volver a sus libros, fabular, modular su inconfundible voz, hablar de sus pasiones.
Cunde desde entonces la sensaci贸n de que, a pesar de haber vuelto en varias ocasiones sobre los pasos de Allende y Pinochet y no haber perdido nunca la perspectiva o cambiado de opini贸n, quiz谩 no necesitara Guzm谩n decir ya nada m谩s sobre ello, pero sin embargo sigue despleg谩ndose su faceta aventurera, arrecian las preguntas (que no necesitan imperiosas respuestas) sobre astronom铆a o geograf铆a, prosiguen las peque帽as investigaciones sobre asuntos grandes, se ha ralentizado el pulso de sus im谩genes y sus palabras y tal vez sin darse del todo cuenta de ello, se ha acercado como pocos directores en activo a los que siempre debieran ser los iguales de un cineasta, quienes construyen con sus manos y quienes piensan en la luz y el movimiento.
As铆 y entre otros, hemos conocido de su mano al entra帽able "telescopero" fordiano Guillermo Fern谩ndez de "Astr贸nomos de mi barrio" (2010), alguna peque帽a lecci贸n aprendimos para simplificar el cosmos con "Jos茅 Maza, el viajero del cielo" (2010), rastreamos a los modernos exploradores que reviv铆an los viajes imaginarios de Jules Verne - y Karel Zeman - en "Mi Julio Verne" (2006), nos adentramos en el inh贸spito desierto de Atacama en "Nostalgia de la luz" (2010) o, 煤ltimamente, en la Patagonia glaciar en busca de "El bot贸n de n谩car" (2015).
Image
"Isla de Robinson Crusoe", el film en buena medida inici谩tico de cuanto ahora produce su cine, es un documento de hechuras discretas, una invitaci贸n al viaje antes que una gu铆a, placentero de ver dir铆a que como de filmar y uno de tantos ejemplos, anta帽o abundantes, de c贸mo las condiciones restrictivas en cuanto a duraci贸n, tema o car谩cter de una pel铆cula, no tienen por qu茅 ser palos en sus ruedas y pueden despertar nuevas habilidades, alumbrar un camino.
Es interesante c贸mo su proceder virgen y entusiasta contrarresta la decepci贸n de ver un hotel all铆 instalado, barcos del ej茅rcito de maniobras o un artefacto al mismo tiempo tan extra帽amente futurista para ese pedazo de tierra y ahora ya tan anticuado para nosotros como una cabina telef贸nica.
Como se sabe, hubieron no uno sino varios n谩ufragos all铆 - un indio caribe帽o, un contramaestre abandonado por un barco ingl茅s, un marino escoc茅s... - viviendo varios a帽os y en los que se inspir贸 Defoe para su novela, con lo que el acto de pisar la arena de la playa para recrear la huella del hombre solitario que se inventa una civilizaci贸n, es en parte un homenaje al mito y en no menor porcentaje, un gesto incomprensible para todos los nuevos habitantes de la isla.
Ni, tal vez, al octogenario librero Victorio, ni, probablemente, al superviviente del hundimiento del Dresden frente a la bah铆a, ni, con toda seguridad al alem谩n que fue confundido con un nazi escondido all铆, se les ocurrir铆a llamar para铆so a lo que inexorablemente tanto tiempo y esfuerzo cuesta levantar.  
Image
 Image
 Image
 Image
 Image

martes, 4 de abril de 2017

CONSENTIMIENTO EXPRESO

Tr谩gicamente desaparecida reci茅n cumplidos los treinta a帽os tras rodar una de las pel铆culas m谩s asombrosas de la historia del cine, "Ensayo de un crimen/La vida criminal de Archibaldo de la Cruz", nadie pudo descifrar a la magn茅tica y atormentada actriz de origen checo Miroslava Stern.
Bell铆sima en color, ese mismo a帽o de 1955 en que termin贸 con su vida - el oscurecido western "Stranger on horseback", que era s贸lo su segundo trabajo en Hollywood -, yo al menos la tengo tambi茅n muy presente por una obra en blanco y negro de un cineasta trotamundos con mucho menos nombre que Luis Bu帽uel y Jacques TourneurTulio Demicheli, autor de la arrolladora "M谩s fuerte que el amor" de 1953.
Image
El argentino Demicheli hab铆a sido guionista en su pa铆s para Soffici, Fregonese, Borcosque o Amadori y ya llevaba un par de a帽os dirigiendo cuando hizo esta coproducci贸n cubano-mexicana de nula fama, la misma suerte por otra parte que corrieron todos los largos, salvo uno, que realiz贸 en esta primera mitad de los a帽os 50 en M茅xico. Es curioso que de la "era dorada" de esta cinematograf铆a permanezca en buena medida lo contrario que en otras: los actores son m谩s y mejor recordados que los directores, las aportaciones externas configuran y se funden con las aut贸ctonas, las nuevas corrientes llegan sin naturalidad y demasiado tarde, eliminando la fundamental convivencia y revitalizaci贸n de los cineastas del pasado, que salen malparados de la competencia con la televisi贸n... tal vez si hubo una vez un perfecto sistema de estudios, fue este.
En los a帽os que separan a "Vivir un instante" (1951), seguramente su primer film notable, de la versi贸n que filma de la novela "Brief einer unbekanten" de Stefan Zweig, "Feliz a帽o, amor m铆o" - nueve a帽os posterior a la genial adaptaci贸n dirigida por Max Ophuls y no por ello engrillada a su influjo -, s贸lo consigue Demicheli que su nombre suene en 1956 cuando estrena "La herida luminosa", la primera "espa帽ola" de todas las que dirigi贸 antes de recalar precisamente en Espa帽a, un conflicto m茅dico-religioso, entre Sirk y Matarazzo, de singular contraste con la revisi贸n abatida por infinita tristeza que muchos a帽os despu茅s hizo Jos茅 Luis Garci.
"M谩s fuerte que el amor", como la gran mayor铆a de pel铆culas de ese lustro, ser谩 un melodrama pero resulta tan carnal, divertido y expl铆cito como s贸lo lo pod铆a ser en estos a帽os se帽eros en el cine mexicano una hipot茅tica variaci贸n que hubiese reescrito Robert Wilder del film pasional probablemente definitivo, el a煤n candente "Ruby Gentry" de King Vidor, un libreto adem谩s "inverso" en cuanto a la extracci贸n social de la pareja protagonista, Miroslava y un Jorge Mistral con el lado femenino bien rec贸ndito. 
Se trata de una pieza tan absolutamente incorrecta y supongo que inaceptable para un sector amplio de los espectadores de sesenta y tantos a帽os despu茅s como lo deben ser los DeMille mudos moralmente "adulterados" (y nada adocenado precisamente andaba el viejo Cecil con los a帽os, como bien demuestra la tremenda "Samson and Delilah" de 1949), varios primeros Wellman sonoros de la prohibici贸n y muchas, si no todas, las obras de uno de los m谩s ilustres contempor谩neos de Demicheli - en tiempo y lugar -, Emilio Fern谩ndez. La retah铆la de calificativos que los adornar铆an ser铆a de 贸rdago.
No ha lugar ni siquiera con este sorprendente Demicheli una posible defensa como la que puede asistir al Mur Oti de "Cielo negro", "Fedra" y "Condenados" - de los que varias veces es f谩cil acordarse -, en el sentido de c贸mo sublima el maestro espa帽ol elementos cl谩sicos del g茅nero para esquivar un panorama irrespirable, por el sencillo hecho de que "M谩s fuerte que el amor" es un film feliz, "sin nada que demostrar", suave y elegante en transiciones aprovechando los holgados medios de los que dispuso, que se sigue con fruici贸n.
Image
Image
 Image

lunes, 13 de marzo de 2017

YO, T脷, 脡L, ELLA

La gran pel铆cula alumbrada por la cultura del hip hop.
Si improbable resultaba, num茅ricamente al menos, que fuese un tard铆o film franc茅s de 1998 - aunque la verdad es que la competencia americana nunca fue gran cosa, ni siquiera en los 80, los a帽os en que explot贸 este movimiento a todos los niveles -, m谩s ins贸lito a煤n es el hecho de que lo protagonice una chica blanca de trece a帽os y sus amigos tambi茅n adolescentes, acostumbrados como estamos desde hace mucho a la preponderancia del gangsta rap y sus mafias straight outta Compton. Por si no fuese suficiente singularidad, viene la pel铆cula firmada por un director muy poco relacionado con el cine "del extrarradio" (t贸picos imprecisos y de dif铆cil demostraci贸n como social, realista o "de denuncia" no sol铆an aparecer cerca de su nombre), Jacques Doillon, arriesgando conforme levanta este proyecto, el relativo prestigio alcanzado con "Ponette" en 1996.
"Petits fr猫res" gust贸 poco.
Y a pocos seguidores - la mayor铆a reci茅n ganados, despu茅s del peque帽o 茅xito internacional mencionado - de un cineasta ya por entonces de carrera larga, enfilando la segunda mitad de la cincuentena, de maneras cinematogr谩ficas contenidas, pocas palabras y una intensidad el铆ptica y discreta.
A poco que se piense, en realidad "Petits fr猫res" es una variaci贸n sobre las historias de desamparo de Doillon pese a su apariencia insensible y sin 茅tica, una mirada incluso menos "impropia" que en varias obras suyas anteriores, pero, he ah铆 la diferencia, es un film torrencial, sin preciosismos, un ejemplo de resistencia frente a una jaur铆a de problemas presentes y el futuro m谩s descorazonador. Un film admirablemente paralelo a esa m煤sica edificada a partir de otras que lo invade, una m煤sica nacida para divertirse pero que muy pronto se convirti贸 en la mejor forma de expresi贸n de marginados de todas partes, canciones de entre y contra la inestabilidad.
Estar铆a bien poder medir cu谩nto tiene que ver el malentendido - ¿su descuido?, ¿su intranscendencia?, ¿su vulgaridad? - que arrincona al film, con la simplificaci贸n poco atenta de quien no percibe otra cosa que palabrer铆a monocorde y refrito de ritmos en esta, la 煤ltima gran m煤sica negra.
No me consta un pasado como pandillero de Doillon, pero sin duda durante el rodaje del film obtuvo de estos chicos lo que s贸lo puede generar una clase de complicidad situada a la distancia justa para mirar con ellos.
As铆, no evita filmar robos, peleas, traiciones o (s贸lo sus consecuencias) abusos sexuales porque son elementos que condicionan la puesta en escena, pero debe ser "Petits fr猫res" la 煤nica pel铆cula de la historia del cine callejero donde nadie bebe ni fuma ni se droga, pienso que debido a que Doillon no necesita "ambientar" externamente las escenas ni tampoco hacer exhibici贸n alguna de las peligrosas derivas de la vida desordenada. Filmar lo necesario, necesitar filmar.
Por las mismas razones, los polic铆as que acechan a la pandilla son poco m谩s que sufridos persecutores de gamberros de barrio, resolviendo casos tan apasionantes como la denuncia de un repartidor de pizzas, hombres que resultan, al menor descuido, apalizados por una turba de ni帽os y que aunque pongan mil ojos en cada esquina, saben que no van a resolver nunca la falta de educaci贸n, las situaciones familiares y las expectativas masacradas de esta generaci贸n y las que vengan a empeorar el panorama.
L贸gicamente, cuando uno de los chicos, hace la broma de presentarse en una comisar铆a para preguntar c贸mo se hace uno polic铆a y vuelve chistosamente mareado por los tecnicismos que all铆 escucha, como ha sido equitativo mirando a un lado y a otro de la ley, le es sencillo a Doillon hacer notorio que ellos mismos se dan cuenta de la exigua distancia - unos papeles - que hay entre su zascandileo diario y el de los tipos que est谩n ah铆 para controlarlos. 
Por todo ello me parece "Petits fr猫res" el film de Doillon m谩s cercano a Kiarostami, el m谩s 茅pico y conmovedor, el m谩s concentrado y certero. Ni un plano "de director" para se帽alar que se rueda r谩pidamente y con cambios de luz fuertes, haciendo patente el "esfuerzo" de la c谩mara para captar todo, ni uno desviado de la infantil excusa que pone en marcha el film (un perro robado) para tratar de conducir los comentarios de los espectadores a otro nivel m谩s importante, el mismo tacto y afecto que demostr贸 en "La fille de 15 ans", "La dr么lesse", "La femme qui pleure", "La vie de famille", "La puritaine" y sus otras mejores pel铆culas, para abordar las relaciones afectivas por heterodoxas que fuesen.  
Image
 Image
 Image
 Image
 Image
A m铆 lo que me gustar铆a saber ahora son cosas de la en茅rgica Talia, como si a煤n viviese fuera del film.
C贸mo le fue en la casa de acogida con su hermana.
Si alguien le dio su merecido al cerdo de su padrastro.
Si volvi贸 a ver a Ili猫s.

jueves, 9 de marzo de 2017

VG

Con la publicaci贸n del manifiesto por un "free cinema", hace ahora 61 a帽os, un buen n煤mero de retr贸grados intolerables que gustaban del cine de g茅nero, como Val Guest, vieron coartada su evoluci贸n. Trece a帽os llevaba rodando pel铆culas Guest cuando, mientras rodaba el thriller internacional "The weapon", le fue comunicada su mala praxis.
Pel铆culas musicales, de aventuras, policiacas, comedias o de misterio a un ritmo de cuatro al a帽o 煤ltimamente... y ni una cumpl铆a con los dogmas de Reisz, Anderson, Richardson y compa帽铆a, que ya es mala suerte.
Si la c茅lebre misiva de Truffaut hab铆a relegado al desv谩n de los chismes viejos a Delannoy, Autant-Lara y compa帽铆a, de esta nueva proclama se extra铆a que gente como Guest eran hasta ¡antipatri贸ticos! por no reflejar la diversidad de la moderna Gran Breta帽a.
Lo cierto es que, como conviene desconfiar de cualquier generalizaci贸n y hacer caso omiso de dogmas de toda clase, muy especialmente en el caso de Val Guest conviene ver todas sus pel铆culas antes de que le afectara negativamente la moda, ya que luego no fue nunca tan libre, ni tan interesante cineasta, ni estuvo tan atinado en mirar cr铆ticamente a cuanto film贸, para terminar cayendo en varias trampas y comodidades de las que por supuesto no se libraron tampoco sus "antagonistas".
Y ya que hablamos de justicia, si estos 煤ltimos no se hubiesen autoproclamado muertos en el 59 con un segundo comunicado - que sonaba a truco -, los hubiese ahogado de todas formas cualquier nueva ola de las surgidas a partir de entonces o, mejor a煤n, hubiesen sucumbido al verdadero tsunami que, esta vez s铆, se levantaba en su pa铆s: basta mirar, hacia 1962 o 1963, por un lado a los entumecidos efectos del movimiento en los films que rodaba Joseph Losey all铆 y por otro c贸mo de alegre y excitantemente mezclaban m煤sicas americanas las canciones de The Beatles, The Kinks, Small Faces, The Zombies o The Who para cambiar para siempre la cara del rock y el pop. Poco m谩s habr谩 que decir si el mismo mes que la polvorienta "The servant" llega a las carteleras americanas, se graba en el Marquee de Londres "Five live Yardbirds", a煤n emblema de la modernidad dos a帽os despu茅s cuando Antonioni rueda "Blow up".
Image
No hay una gran distancia entre las mejores y las menos inspiradas de las pel铆culas iniciales de Val Guest que conozco, de modo que cualquiera servir铆a para mirar a sus virtudes, que nunca proclam贸 y hasta es probable que le sonara raro que alguien glosara. Por otra parte, hay varios puntos en com煤n en su trayectoria con la del venerable Terence Fisher, as铆 que quiz谩 sea buena idea asomarse a los films m谩s alejados de cuanto les une. Musicales y comedias.
Vale la pena ver "Penny princess" de 1952, la fantasiosa - divertida como un ata煤d de beb茅, en palabras de Dirk Bogarde, su muy desubicado protagonista -, y 煤nica pel铆cula en color que rod贸 Guest con su mujer, Yolande Donlan, un caso de colaboraci贸n digamos "simbi贸tica" parecido al de Paul Czinner con su primera actriz Elisabeth Bergner. Si se estrenase ahora, muy pocos dudar铆an que la imaginaria Lampidorra era en realidad un muy conocido para铆so fiscal.
Aunque mucho mejor ver la encantadora "Give us the moon", rodada en plena guerra y barajando una idea que parece ir贸nica pero no lo es: en la creencia de ganar el conflicto (y con la distancia f铆sica, claro, una vez cesaron los bombardeos), fue la 茅poca de mayor empleo, menor conflictividad y mejores posibilidades para los j贸venes, que hasta pod铆an pensar en un futuro sin tener que trabajar.
Es, como tantos de estos a帽os, un film nacido de seriales radiof贸nicos, donde prima la inventiva oral o la capacidad para ambientar con un sonido, un elemento visual o un detalle, precisamente de lo que iba a empezar a adolecer el cine ingl茅s en cuanto trat贸 de recuperar el 铆mpetu documental de otros tiempos... y cay贸 en la teatralidad.
Tampoco deja indiferente la muy astuta s谩tira "William comes to town" de 1947, a vueltas con un tema muy explotado por los "angry directors" que llegaban, el de la educaci贸n. Tres o cuatro gags del film, nada pol铆ticamente correctos, resultan m谩s ilustrativos de lo que ninguna denuncia de represi贸n podr铆a conseguir.
Queda la misma sensaci贸n al verla que la que asalta al ver un film (a ratos o no constantemente) asombroso como "Two thousand women" de otro cineasta damnificado por los nuevos tiempos, Frank Launder.
Y me refiero fundamentalmente a que quienes tratan de enterrar los usos cinematogr谩ficos del pasado, primero deben conocerlos.