Como el maestro Sabina está haciendo en su última gira de despedida, hoy toca decir “Hola y adiós”, hasta el mes de octubre, cuando nos volvamos a leer, porque esta es mi primera y última intervención en Tres Tizas durante el curso 2024-25 por razones de disponibilidad y calendario en las publicaciones. Este curso ha sido un poco diferente respecto a lo que estoy acostumbrado desde hace muchos años ya. En lo personal, han pintado bastos en la salud, pero vamos capeando el temporal, gracias a la atenta atención médica -por cierto, pública y en tiempo y hora- y seguimos al mando del timón, mientras las fuerzas no nos abandonen. “Sin novedad en el frente” y seguimos navegando…
En lo profesional, la LOMLOE no deja de imprimir su impronta en cuantas tareas académicas y laborales debe hacer un profesor actual. “Cada maestrillo tiene su librillo”, dice el dicho popular. Pues cada reforma lleva su propia terminología y su glosario lingüístico que impregna cuanto toca. “Situaciones de aprendizaje”, “indicadores de logro”, “competencias específicas”, “coevaluación”, “autoevaluación”, “DUA”, “ABP”… llenan nuestras agendas, nuestras memorias, nuestras programaciones. Y el tiempo pasa, las promociones se suceden y los alumnos siguen atornillados a sus pupitres durante siete u ocho horas al día para su bien académico, personal y profesional. En mis casi 38 años de docencia, no he visto aún reformas de calado, mejoras educativas definitivas, ni cambios estructurales ni sistémicos dignos de reseñar. A punto de mi jubilación y con ocho reformas educativas desde la llegada de la democracia a mis espaldas, aun reconociendo algunos cambios metodológicos importantes, siguen faltando reformas necesarias e inaplazables para lograr una situación autonómica, nacional e internacional en Educación digna de elogio y aceptada por la mayoría de la comunidad educativa. No puede ser de otra manera: lo que es bueno para Jándula, debe serlo para Iberia y para Europa.
Y, claro, después de más de 20 años enredando con las TICs, las redes sociales, las programaciones por competencias, el aprendizaje basado en proyectos (ABP), en retos, en problemas; la consideración de las inteligencias múltiples, la neurociencia, la educación y la competencia emocional, el diseño universal de aprendizaje (DUA), las situaciones reales de aprendizaje (SA), uno se desayuna hace unos días con un titular tan frustrante como este: Los profesores vascos, los que menos se implican con los alumnos, según un estudio; con un subtítulo, no menos desalentador: Los estudiantes de Euskadi también son los que más interrumpen en clase, lo que afecta al clima del aula. (El Correo, 4-07-2025).
Apaga y vámonos… Es decir, “después de toda una vida viendo a la gente decente / burlarse de todos los que buscan amor a contracorriente”, ahora esto. Quien dice “amor”, dice “pedagogía” -que diría Unamuno-, dice “metodología”, dice “educación”… “Para este viaje, no hacían falta tantas alforjas”, decía mi abuela. Pero, cuidado, no es un tema local ni baladí; por detrás de Euskadi se sitúan Cataluña y Navarra. Desconozco la fiabilidad del estudio, pero detrás de los resultados está un investigador de la Universidad Rey Juan Carlos y director del área de Educación de Funcas, entidad que ha publicado el estudio. Decepción, frustración y enfado es lo único que puedo decir, si estos datos son fiables. Dejo de lado un melón que no me apetece abrir, pero que se apunta también en el estudio: qué sucede en las aulas de aquellos territorios que pertenecen a comunidades bilingües. En efecto, en otros medios de comunicación se afirma expresamente “la lengua cooficial, el modelo pedagogista y las pantallas son las posibles causas” (El Mundo, 04/07/2025).
No es, desde luego, un panorama muy halagüeño y desconozco cómo afectará al profesorado vasco, catalán y navarro este estudio y cómo lo interpretarán los departamentos de Educación de estas tres comunidades autónomas, pero no parece ni fácil ni cómodo de aceptar…
Dejando a un lado la nueva ley educativa y todas las novedades que ha conllevado en nuestro quehacer diario y, centrándonos en la asignatura de Lengua castellana y Literatura, estos últimos años el profesorado y el alumnado ha tenido que incorporar en su rutina académica la nueva gramática (NGLE) y el glosario de términos gramaticales (GTG), a pesar de las innumerables resistencias en muchos compañeros y compañeras a revisar algunos conceptos gramaticales e incluso a oponerse a una necesaria actualización. En el momento en que la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) incorporó y exigió en los exámenes de selectividad contemplar y aceptar solo respuestas actualizadas y que el profesorado de Lengua abandonase, definitivamente, la Gramática tradicional, solo entonces la NGLE se abrió paso, pero desde su publicación en 2009, ha llovido lo que no está escrito… Y siguen lloviendo locativos, argumentos y adjuntos a diestro y siniestro…
Tampoco las nubes se han despejado en el ámbito de la selectividad y aún seguimos esperando que los rectores de las universidades, los diferentes partidos políticos y los departamentos de educación se pongan de acuerdo para renovar la temida prueba pre-veraniega. Mientras tanto, en algunas comunidades como la vasca se van introduciendo cambios en las lecturas obligatorias para la PAU: el curso 2026-27 nos dejarán La casa de Bernarda Alba y Antonio Machado por Bodas de sangre y Miguel Hernández; y el curso 2027-28 nos dejará definitivamente Nada de Carmen Laforet por otra obra narrativa aún por determinar.
En fin, no son momentos precisamente tranquilos para el profesorado, pero nunca lo han sido. En toda mi trayectoria profesional he asistido a diferentes reformas educativas -como he dicho- y los profesores y profesoras nos hemos adaptado sin mayores problemas, así que no es temor a lo desconocido o abandonar la zona de confort, sino a cierto cansancio vital y laboral, lógico y natural después de casi cuarenta años con una tiza en la mano y un ratón en la otra. Probablemente muchos de nuestros lectores sabrán a lo que me refiero porque o lo han vivido o están a punto de vivirlo. Nada nuevo, nada grave, pero es bueno verbalizarlo, es bueno compartirlo…
Y hasta aquí todo lo que nos ha dado el curso 2024-25. Ahora toca descansar, disfrutar, leer, pasear, escuchar música y, como nunca lo hemos hecho, nos permitimos desde aquí recomendaros un libro, una serie, una película, una obra de teatro y una canción, por si los planetas se alinean y se da la oportunidad:
- libro: La península de las casas vacías de David Uclés, Siruela, 2024.
- serie: los 6 capítulos de la tercera entrega de El juego del calamar 3 (Squid Game3), del escritor y productor coreano Hwang Dong-hyuk, Neflix, 2025.
- película: Pobres criaturas (Poor Things), del director griego Yorgos Lánthimos, Film4 Productions y otras, 2023, (141 minutos).
- teatro: 1936, dirigida por Andrés Lima, Centro Dramático Nacional, 2024, (duración aproximada 4 horas y 15 minutos).
- canción: Un último vals, última publicación de Joaquín Sabina, incluida en su gira de despedida Hola y adiós, 2024.
¡FELIZ DESCANSO, FELIZ VERANO! ¡NOS VOLVEMOS A VER EL PRÓXIMO CURSO!
Marcos Cadenato, 2025














































