22 junio 2009

Blue B (& D)

A veces es justo inundarse, pero hay que saber hacerlo. No valen nada esas líneas duras justo al término de la noche. Ni extenderla con el agua o humedades de carbón y formas en el techo. Como colgar un vestido, ordenar todos esos libros y quemar estos papeles. The end. Pero tú ya lo sabías cuando aprendí, malamente, a silbar. Y me caía de los árboles. Todos los días estaban en suspenso. Y vivir y morir eran dos caras de algo que conocíamos muy bien... Impulsar la mano hacia el cielo y empezar a sonreír; contar las horas... De un reto humano e infantil, como los dioses pero sin rencores. Me falta reordenar los cajones y llenarlos poco a poco con agua. Volver a sonreír, un poco por ti, un poco por mí. Y poner tiritas; acariciar con nostalgia esta herida que, esta vez, sí, abrí yo...
Mientras, el mundo se abre como una manzana podrida. Los perros ladran todos los domingos y el gato ronronea cada vez que entro por la puerta. Y me mira, vigía, cuando se acerca una pequeña despedida o me muevo con una nueva duda. Casi siempre con los pies descalzos.

07 abril 2009

5-12-2008

Llueve... y hasta los ocasos a cubierto pueden mojarte.
Ya no sé si es toma o daca, dos o menos uno, tit for tat.
Sólo sé que los inviernos huelen a mojado
y no he puesto a salvo mis lágrimas.
Que este punto es una linea demasiado larga
que se arruga en mi frente.
Que quiero amor sin un manojo de buenas intenciones.
Como la sonrisa es un adorno que no se dibuja en un regalo.
También se rompe. Y no se cae con el papel.
Ni se dibujan a conciencia los momentos en que tiemblas,
o te explota el corazón, o levantarías mundos sólo con las ganas.
Porque de fe, que también se vive,
calenté y quemé todos mis panes.
Y hoy no me quedan ganas de comerlos fríos.

12 marzo 2009

Hoy

Toda mi vida se deshizo sobre el asfalto. Como fantasmas perdiendo color. Sentimientos diluyéndose en un oceáno maldito, lleno de petróleo y decepciones. El polvo me colmataba la memoria, y la vista sólo podía trazar giros inacabados, que se perdían otra vez en cualquier lugar, cualquier rostro fugaz en una esquina, cualquier infinito inabarcable que nunca terminaba demasiado rápido. Todos somos perversos, susurró. En cada escalón mal entendido, en un requiebro que te deje sin sangre, o sin respiración. Pero ¿quién eres? Siempre es al final, cuando el sol se pone para nosotros, o sólo para ti y quedas tú para hacer tus propias cuentas. Dibujando espirales de ceniza, tratando de mantenerte entero. Así que agárrate fuerte, no te sueltes, trata siempre de permanecer despierto.
Sólo los cadáveres se suicidan. Pierden color, y los sentimientos son cristales. Desmenuzados. Pulidos y aparentes y aferrados a una línea de deriva. Una cualquiera, porque no tienen otra. Sólo son fantasmas apegados al asfalto. Al gris y al rojo de la vida que se va. Y no te deja dolorido y exhausto. Sólo roto y sangrante y gris intenso en un momento y luego cambia. Y luego no eres tú. Y quedan los retales, la ansiedad, la rabia y la tristeza. El deseo y la furia. Pero atrás, como un latido en el que vuelves a oir tu sangre. Una melodía de ruidos inconexos que ya no te inquieta.
Sí. Agárrate fuerte, no te sueltes. Trata de permanecer despierto.

P. D.: "Banda sonora" de Coldaysun, estos chicos prometen, dadle volumen!



05 febrero 2009

To recover & to touch up

Image















Las formas que se curvan en el techo no son nuestro camino.
Quizá el mapa desdibujado de la mente
adivina el corazón cuando se miente
descubriendo su esperanza en el silencio.
Y tú, escúchame...

No sólo cuando mi voz de anémona daña en sus tentáculos de agua,
una piel escasa, ondas de diversa procedencia.
Repliego ya la boca, las tristes fauces.
Deberá ser hoy mañana.





(Foto: buraca das Choias, O Caurel)

04 febrero 2009

Volverás al oscuro agujero del que te saqué
y yo volveré a mis cabales
a las noches con relámpago
y sin luna.
...


Ódiame,
crees que me importa a estas alturas
que pergeñes cabezas de medusa
donde me quede sin sombra.
Tramar que el viento no pueda contestarnos
con un no, No, NO adornando ese vacío;
bailar con los espejos
en vulgares melodramas infestados de sonrisas.
De papel, como la palabra, muerden estos perros
cada noche, al amanecer, sin cerrarse las persianas
cerca de mi almohada.
...


(Hubo un ciento de poesías para ti,
mil al corazón).

Esos artificios de neón nunca detuvieron mi prisa.
Me hice nada en mis creencias
cien en mi dureza.
Una bandada de cuervos, negros como el petróleo
devorando besos y excrementos;
jugando al vacío con una gran sonrisa
hueca de ilusión y de valores.
Bailad,
esa ilusión del ser baldío me llena de aspereza y de distancia.
Reconstruiré los cimientos de la vida
desde este exilio de canciones.
Volverá la piel al agua
empapándose de lluvia en la ventana.
El óxido se posó en mi lengua como el sabor de una desaparición.
El olvido entró en mi lengua y no tuve otra conducta que el olvido,
y no acepté otro valor que la imposibilidad.

Como un barco calcificado en un país del que se ha retirado el mar,

escuché la rendición de mis huesos depositándose en el descanso;

escuché la huida de los insectos y la retracción de la sombra al ingresar en lo que quedaba de mí;

escuché hasta que la verdad dejó de existir en el espacio y en mi espíritu,

y no pude resistir la perfección del silencio.

No creo en invocaciones pero las invocaciones creen en mí:

han venido otra vez como líquenes inevitables.

La fermentación del verano se introduce en mi corazón y mis manos
se deslizan cansadas en la lentitud.

Vienen rostros sin proyectar sombra ni hacer crujir la sencillez del aire;

sin osamenta ni tránsito, como si consideraran únicamente en el
contenido de mis ojos,
en la humildad de mis palabras,
en el espesor de mis oídos.

Son obedientes y yo siento su reunión como una salud que se refugia en la oscuridad.

En una amistad dentro de mí mismo;

es un estambre urdido por manos que son suaves en el interior de los días…



Antonio Gamoneda (de “Descripción de la mentira”)

02 febrero 2009

ἱεροφάντης

Tengo la memoria apresada a la puntera de mis botas. En días como hoy no es un lastre entre mis pasos: camina por delante de mí. Se quedaron allí, también, los recuerdos. Para ellos ya es muy tarde y demasiado pronto. Como las cosas abocadas a morir, o el vaso abandonado a mi derecha: vacíos. Con una esperanza vaga, arrinconada en una realidad que desconocen. Ya nunca llegarán a tiempo para el último golpe, ese último eslabón de una cadena que nos une en un camino irremediable. Pérdida o decepción, quizá redención o tristeza, quizá fracaso, o una paz aciaga que nos conecta con la vida.

Nunca dejaré de luchar. Es una de las muchas maneras de combatir la nada.