Yolanda Fernández Dice

miércoles, diciembre 17, 2025

¿Qué beneficios obtengo al leer el libro “Fray Nicolás de Ódena y Nosotros”?

El libro rescata la identidad de Santa Inés y la vida de su fraile fundador. Con un extraordinario valor histórico que une a España y Venezuela, la obra honra el quehacer de los pobladores ancestrales y de la estirpe fundadora del pueblo. La biografía de Fray Nicolás es el eje que une historias atemporales que se cruzan entre su Ódena natal y el Oriente venezolano. Gracias a su profusa documentación, este relato no solo enriquece el sentido de pertenencia, sino que se convierte en un legado vital que garantiza la permanencia de la historia del pueblo y de su fraile fundador.

lunes, diciembre 15, 2025

Fray Nicolás de Ódena: El héroe olvidado que fundó un legado Venezuela.

¿Sabías que un hombre nacido en Ódena dejó una huella profunda en la historia del Oriente venezolano? Fundó un pueblo y se ganó la admiración y respeto de las poblaciones de la zona. Mi libro “Fray Nicolás de Odena y Nosotros” es el rescate de su historia. Es una ventana a la vida de este fraile capuchino catalán que, desde 1842, demostró sus capacidades creadoras y su compromiso con el desarrollo de las poblaciones indígenas del oriente venezolano. Descubre la vida del fraile que conectó Cataluña con Santa Inés, la hija del fraile.

sábado, diciembre 13, 2025

 Nunca me fui...


He estado tanto tiempo, nunca me fui.

Y ahora quiero estar para compartir una historia extraordinaria que pude construir y que involucra a un personaje también extraordinario: fray Nicolás de Ódena.

He estado, nunca me fui.


jueves, julio 14, 2022

EN VIGO

Llegué a Vigo el 21 de abril de este año.

No ha sido una adaptación fácil, pero ahí voy poco a poco buscando un camino para esta nueva etapa de mi vida. 

Vigo es una ciudad muy hermosa, luce muy limpia y ordenada. En las calles y avenidas los conductores respetan los pasos peatonales y las luces de los semáforos, cosa que en mi amada Caracas era bastante rara. Hay mucho ornato vegetal en los espacios públicos, todo luce muy cuidado, cuidado con amorosas manos que siembran flores y las cuidan con atención. El paseo Castelao es un espacio muy verde que me gusta mucho y que transito con frecuencia.

La arquitectura del Casco Vello me parece muy hermosa y me gustaría conocer la historia de cada edificio, o por lo menos de aquellos que me han impresionado.

Las vistas de la ciudad que se pueden apreciar desde el "Castro" me han cautivado. También me ha cautivado mucho el paseo que existe al margen del río Lagares... son espacios de gran belleza.

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Seguiré y retomaré este abandonado blog para decir "Aquí estoy"... he vuelto.


domingo, julio 29, 2018

EN EL NOMBRE DEL PADRE...

En el nombre del Padre,
del Hijo
y del Espíritu Santo.
Ahora y siempre,
como era en un principio,
por los siglos de los siglos.
Amén...

jueves, diciembre 28, 2017

NAVIDAD

Siempre me gustó la Navidad, pero ahora siento mucho desencanto y desilusión en estas fechas.
Estos días han sido especialmente duros:
*Hay mucha escasez material de todo tipo.
*En la casa ya no está mi hijita porque la diáspora se la llevó fuera de Venezuela.
*Mis emociones han estado muy convulsas en los últimos días.
*Mis personas queridas la están pasando tan mal como nosotros por la escasez.
*Las enfermedades rondan a varias amigas y familiares y eso me da tristeza.
*Mi espacio laboral ha estado frustrante y pesado.
*La ciudad está extremadamente sucia e inhóspita.
*Siento un vacío enorme, un sinsentido que me agobia.



domingo, abril 30, 2017

Tanta gente...

Las últimas semanas han sido desquiciantes, aterradoras, confusas, inciertas...
Venezuela se ha convertido en un candelero donde la maldad se ha desbordado en contra de los ciudadanos que sólo queremos tener esperanza de un futuro mejor. El país se ha hecho imposible para la mayoría porque una minoría está aferrada al poder y lo usa para aniquilar.
No veo una solución a esta descomposición y el enfrentamiento ha dejado muchas muertes imperdonables, dolorosas, tristes, casi todos jóvenes. Muchachos y muchachas cuya vida ha sido truncada por la insensatez de unos pocos que manejan el poder para reprimir y hacer daño.
He ido a muchas marchas, he caminado por autopistas y calles, me han maltratado los gases lacrimógenos, he llorado de impotencia, me he sentido acorralada, me he sentido desesperada porque no veo una solución ni la voluntad necesaria para alcanzarla mediante la conciliación. Nos han mentido tanto que el tiempo de la conciliación parece que se agotó. 
Me siento desprotegida, abandonada, rota, desprendida...
El día 19 fui a marchar con MP y JF, nos acercamos hasta la plaza Estrella en San Bernardino. Había un buen grupo de personas con banderas y muy animadas. En esa pequeña plaza convergen seis calles. Realmente, la plaza Estrella no es una plaza, es un triángulo donde hay varios semáforos imposibles de entender que regulan la convergencia de esas seis calles. Allí estábamos, animados como todos. Cuando por una de las calles comenzó a aparecer la gente que venía de la zona de San José, todos aplaudimos. Era un buen grupo de participantes que venía a incorporarse al grupo que ya estaba en Plaza Estrella. A los pocos minutos de unirse las dos multitudes, sonaron varias detonaciones. Corrimos, gritamos, pedimos calma, nos asustamos: le dispararon en la cabeza a un joven que después murió en un centro asistencial.
Regresé a casa con MP y JF. Me sentí muy impotente, lloré, renuncié a la calma, lloré mucho, pensé en la familia de ese muchacho asesinado, me dolió el corazón de madre, me duele el alma de ciudadana venezolana. 
Todavía me duele esta herida tan grande que tengo en alguna parte de mi cuerpo, en el alma, en la sensibilidad.
Los acontecimientos no han parado, ha habido muchas manifestaciones: protestas justas para una ciudadanía a la que le han robado el futuro.
He vuelto a la calle, al asfalto, al sol...
He vuelto acompañada y sola a las calles con la certeza de lo que signfica ir sola a una manifestación en esta ciudad tan llena de miseria, descomposición y maldad.
En una de esas salidas conocí a Aura, una señora de más edad que la mía que también estaba sola en la manifestación. Con ella marché desde Altamira hasta Chacaíto, y con ella viví el terror de ser reprimidas con los asquerosos gases lacrimógenos que usan para silenciarnos. Los represores no tienen ningún tipo de piedad, disparan sus gases sin importar a quien maltratan.
Esto es una locura.
Que Dios nos mire con piedad... tanta gente que como yo sólo quiere un mejor futuro.